La creación de los Consejos Campesinos (C.C.) permite a los trabajadores agrícolas transmitir sus propias opiniones al gobierno en materias que tienen que ver con los planes nacionales de desarrollo rural, producción agropecuaria y reforma agraria. El sistema de los C.C. permite que sean ellos los que aporten sus sugerencias ante el Ministro de Agricultura respecto de los programas y presupuesto de los organismos públicos, semi-fiscales y de administración autónoma del sector agrícola. Corresponderá a estos campesinos así organizados dar su opinión en relación a los problemas generales en materia social y económica del sector laboral campesino44 .
Estos Consejos Campesinos se constituirían a lo largo del país a partir de las comunas, donde estarían los Consejos Comunales Campesinos, desde los cuales se formarían los Consejos Provinciales Campesinos y de estos saldría el Consejo Nacional Campesino. «Los campesinos y sus organizaciones tendrán las mayores responsabilidades en la elaboración, discusión y ejecución del proceso de R.A.», por lo que el gobierno llamaba «a los campesinos a actuar en conjunto con el gobierno y no en forma aislada para favorecer la R.A.» hacia su total cumplimiento45.
A poco andar, las autoridades se dieron cuenta de que la representación campesina vista a través de las «organizaciones» señaladas se había quedado corta, quedando muchos campesinos fuera de dicha representación, principalmente «los afuerinos», que representaban «el 32% de los hombres activos de la agricultura (los que), por su movilidad… no pueden estar en un sindicato»; además de «los pequeños propietarios que, por no estar organizados ni legalmente reconocidos, quedan sin representación oficial en los Consejos Campesinos». En efecto, el gobierno estaba consciente del diagnóstico realizado por el ministro de Agricultura, Jacques Chonchol en 1969 –así como por parte de otros estudiosos de la realidad agraria de la hora–, de que las transformaciones profundas que necesitaba la agricultura chilena no pasaban solo por reformar parcialmente la tenencia de la tierra, sino que ello también exigía un proceso largo, progresivo y continuo, de articulación entre todos los sujetos campesinos, en sus distintos rostros, a nivel territorial, con el fin de realizar una alianza social campesina que tendiese a generar relaciones cooperativas y de amplia participación social en la toma de decisiones relativas al agro en proceso de transformación; esto, a través de instancias de organización para la toma de decisiones conjuntas y de socialización hacia formas de asociación cooperativa, tanto en el plano de la comercialización como de la producción. Planteamiento de Chonchol que surgía de un sólido conocimiento de la realidad agrícola y la histórica situación de pobreza, falta de capacidad productiva y de acceso al capital, así como de subordinación de los pequeños propietarios (que eran la mayoría de los propietarios agrícolas) respecto de hacendados y comerciantes locales y nacionales, poderosamente organizados a través del país y en centrales gremiales como la Sociedad Nacional de Agricultura. Con el fin de contrarrestar este poder hacendal, la R.A.-UP debía invitar a participar a los pequeños y medianos propietarios de un proceso profundo de reforma de la estructura agraria, que decía relación con el empoderamiento social amplio en cada territorio por parte del campesinado en sus distintos rostros, con el fin de propiciar la toma de decisiones conjuntas en vista de constituir un poder de influjo y demanda ante el Estado (especialmente crediticias y técnicas), así como para incentivar formas cooperativas de producción y comercialización de sus productos.
Ante este vacío, el Ministerio de Agricultura determina, en enero de 1971, la ampliación de la representación campesina en dichos C.C., generando un impacto progresivo y decisivo, tanto a nivel de la correlación de fuerzas sociales en los territorios agrarios como en el plano de la democratización de las estructuras de decisión sobre las políticas agrarias en el país.
La posibilidad de representación de estos grupos campesinos permitirá que el Consejo Comunal Campesino quede constituido realmente por la base, lo que implica una representación democrática. Serán los campesinos, entonces, quienes determinarán el ritmo y la profundidad que quieren imponerle a la revolución agraria. Salvaguardaremos, así, los intereses de la gran mayoría que no ha tenido respuesta a sus inquietudes. ¿Cuál será el beneficio de una mayor representatividad campesina en los Consejos Comunales? El más importante: constituir un Consejo generado por las bases integradas por campesinos que nunca antes tuvieron voz en las organizaciones. Evitaremos, así, los hechos del pasado cuando la R.A. se hizo un poco a nombre de los campesinos, pero realizada por los técnicos, sin que los campesinos tuvieran voz. Nosotros creemos que la participación campesina tiene que ser fundamental en la planificación de la R.A. y en que el campesino diga dónde, cómo y en qué forma la desea. Este cambio nos parece revolucionario e indispensable para el desarrollo campesino»46.
De este modo, la Unidad Popular no solo estaba realizando y llevando a su culminación la R.A., sino que estaba transformando, en el terreno mismo de su accionar histórico, el propio sistema político democrático, al propiciar una «democracia social» surgiendo desde el seno mismo del campesinado (en todas sus expresiones sociales), el segmento social históricamente más excluido y marginalizado de toda representación y participación en el ámbito de la toma de decisiones políticas. Esto, obviamente generaría un fenómeno de politización ampliada en los territorios agrarios y, especialmente, un proceso de empoderamiento y concienciación acerca de su ser-sujeto-colectivo-campesino: una cuestión sin duda trascendente, desde el punto de vista de la superación de la autoinferiorización de clase y del desarrollo social y político chileno como construcción de comunidad. Esto lo podemos apreciar, por ejemplo:
En la ceremonia realizada en Lautaro, la Asamblea Comunal Campesina acordó que las tierras nuevas que se consignan a través de las expropiaciones se pondrán bajo el control de la Asamblea Comunal y serán trabajadas por todos los compañeros sin tierra de la comuna en beneficio propio y de todos los trabajadores de nuestro país47.
Con la asistencia de más de 2.000 campesinos se constituyó en Carahue el C.C.C. de esa localidad. En el acto participaron representantes de los pequeños y medianos agricultores, de los mapuche, de los trabajadores agrícolas y autoridades de gobierno. (…) Adrián Vásquez, Vice-Presidente de INDAP, señaló la importancia que tiene para el campesinado chileno la constitución de estos C.C., ya que ellos aseguran la construcción de un verdadero poder campesino. (…) Expresó que es necesario crear una responsabilidad común para que las cosas salgan adelante con el esfuerzo de todos y no solamente con la participación del gobierno. Mora, del campamento A. Ríos, de Rucalán, señaló que la creación del nuevo C.C. permitirá a los campesinos defender sus derechos aún a costa de sus vidas. Agregó que él estaba dispuesto a luchar por sus demás compañeros, porque tenía una conciencia clara de las injusticias que han tenido que soportar hasta ahora los trabajadores de la tierra. Dijo que serán los campesinos quienes, con su apoyo al gobierno, hagan realidad la R.A. en Chile48.
«Ha llegado el día en que levantemos la voz como Caupolicán y Lautaro. Este Consejo se levanta para apoyar al mapuche pobre, pero que puede ser verdaderamente hombre y para que pueda elevar su condición de vida. (…) Nosotros, que hemos sido tan postergados, tenemos ahora la oportunidad de participar, con nuestras opiniones y experiencia, en la política agraria del gobierno (…) la voz de los campesinos nunca habría sido escuchada si no hubiera triunfado en Chile un gobierno popular». Así se expresó Francisco Llanquinao, representante de la Confederación Mapuche, al iniciar el acto de constitución del Consejo Comunal Campesino de Temuco, el nº 15 que se formaba en la provincia