Por desgracia, conforme avanza la edad, también empeoran las consecuencias de una caída. En personas jóvenes, el acontecimiento suele limitarse a un “morado” o a una leve contusión, mientras que al menos un 10% de los mayores se lesionan gravemente. Muchas caídas tienen secuelas importantes: más de 120.000 personas mayores sufren una fractura de cuello femoral o se fracturan el fémur justo por debajo del nivel del cuello femoral. Estas lesiones se denominan fracturas de cadera. A menudo, estas fracturas cicatrizan mal. Más de la mitad de las personas presentan una notable limitación de la movilidad después de este tipo de fracturas y un 20% incluso precisan de cuidados continuados en una residencia. Los resultados de las investigaciones científicas son contundentes. Mientras que, antes de caerse, el 75% de las personas mayores estudiadas todavía podían caminar, este porcentaje se redujo al 15% después de la caída. Incluso hasta el 10% mueren en el año siguiente por las consecuencias de caídas. Además de las consecuencias físicas que puede tener una caída también pueden producirse importantes repercusiones psíquicas. Muchas veces, la persona que ha sufrido una caída tiene miedo a que vuelva a ocurrirle. En consecuencia, se siente insegura, se retira y todavía se mueve menos. Disminuye la autoconfianza al no poderse fiar ya de su propio cuerpo. Entra en un círculo vicioso que es muy complicado de romper. La persona que apenas se mueve y no se atreve a salir de casa va perdiendo fuerza muscular y capacidad de equilibrio. De este modo, aumenta el riesgo de volverse a caer. Otras consecuencias de caídas en personas mayores pueden ser miedos, depresión, retirada y aislamiento.
Las caídas conllevan un enorme coste económico. La operación de una fractura de cuello femoral tiene un coste de alrededor de 7.500 F. Las posteriores medidas de rehabilitación llegan frecuentemente a otros 5.000 F. Considerando únicamente a quienes viven en residencias, el importe desembolsado anualmente en Alemania por las caídas se cifra en 300 millones de euros. En total, los costes ascienden a más de 1.000 millones de euros.
Las causas de las caídas se han investigado científicamente en amplios estudios.
A continuación se indicarán los principales factores de riesgo que se han constatado en diferentes estudios alemanes e internacionales, entre ellos la investigación de Ulm (Alemania) sobre caídas.
Tabla 1. Indicadores del riesgo de caídas en personas mayores
Características | Odds ratio* |
Déficits musculares | 4,4 |
Caída en el año anterior | 3,0 |
Trastornos de la marcha | 2,9 |
Debilidad del equilibrio | 2,9 |
Utilización de muletas, andadores, etc. | 2,6 |
Limitación de la vista | 2,5 |
Artritis | 2,4 |
Incontinencia urinaria | 2,3 |
Limitación de la capacidad de realizar las tareas cotidianas | 2,3 |
Depresión | 2,2 |
Limitaciones cognitivas | 1,8 |
Miedo | 1,8 |
Edad superior a 80 años | 1,7 |
* Se considera odds ratio (razón de probabilidades) el aumento del riesgo de un habitante de sufrir una caída en el año siguiente. Una odds ratio de 2,0 significa el doble de riesgo. Una odds ratio de 1,0 significa que no hay aumento del riesgo. Las cifras por debajo de 1,0 indican un riesgo disminuido. Si existen varios factores de riesgo, ¡la probabilidad de sufrir una caída en el siguiente año es hasta del 80%!
En las investigaciones científicas se ha visto que cuando una persona mayor se cae la causa principal es la falta de fuerza muscular y la disminución del sentido del equilibrio. Toda persona que envejece sabe que, cuanto más avanzada sea la edad, más ha de hacer para mantener la capacidad funcional de su organismo. La persona que a medida que envejece se mueve menos perderá antes la fuerza muscular y el sentido del equilibrio, por lo que también tendrá un mayor riesgo de caer. Por el contrario, quien se mantiene activo hasta edad avanzada está ejercitando la capacidad funcional y de rendimiento del organismo, y con ello, la resistencia, la movilidad y la seguridad del movimiento. De este modo, también disminuye la probabilidad de caer.
La disminución de la capacidad de fuerza y resistencia en las personas mayores se cifra en un 10% por década; a nivel de la rapidez, la pérdida es incluso superior. Esto puede llevar a que nunca se alcancen los valores umbral en las actividades de la vida cotidiana, sobre todo si la persona mayor es inactiva. Cuando cede la capacidad de rendimiento, las personas mayores ya no pueden compensar resbalones o tropiezos al caminar, con las consiguientes caídas y lesiones. El déficit de fuerza muscular es el factor de riesgo de caídas mejor estudiado; otro factor ampliamente investigado es el de los trastornos de la marcha. Asimismo, se dispone de suficientes datos sobre el déficit del equilibrio en la bipedestación o en la utilización de muletas o andadores. La inactividad es uno de los mayores riesgos de caída. Sin embargo, con frecuencia, la inactividad aumenta a causa de la caída, porque la persona reduce su actividad por el propio miedo o porque su entorno la desanima a hacer cosas. El miedo a caídas se observa en hasta un 70% de las personas que han sufrido una caída, pero también en un 40% de aquellos que nunca se han caído de mayores. Por este motivo, alrededor de la mitad de estas personas reducen de forma patente sus actividades sociales y físicas. A su vez, el miedo lleva a que las personas anden más lentamente, valoren peor su calidad de vida y vayan perdiendo fuerza.
Un problema especial es la falta de vitamina D, que no sólo se asocia a osteoporosis, sino también directamente a déficits de fuerza.
Otro importante factor de riesgo para que se produzcan caídas es la limitación cognitiva. Incluso déficits cognitivos menores se asocian a un mayor riesgo de accidente. Todavía no se ha investigado suficientemente cuáles son los componentes de las funciones mentales más importantes. Es muy probable que sobre todo los déficits al realizar simultáneamente diferentes tareas desempeñen un papel importante.
Las limitaciones de la visión también aumentan el riesgo de caídas. Por ejemplo, la disminución del campo y de la agudeza visual, las cataratas no tratadas, la degeneración macular y las alteraciones de la sensibilidad a contrastes son factores de riesgo conocidos para las caídas. Asimismo, las ayudas visuales mal ajustadas pueden acarrear la tendencia a caerse. Por ejemplo, llevar gafas bifocales o progresivas da lugar a una alteración de la percepción de la profundidad, con lo que puede reducirse la capacidad de ver claramente los escalones de una escalera. El riesgo de caídas también puede aumentar por deformidades en los dedos de los pies, puntos de presión, insuficiente cuidado de las uñas de los pies o dolores.
Causas ambientales de las caídas
Los factores ambientales siempre han de considerarse en relación con los factores de riesgo individuales. En el 30-50% de las caídas de personas que viven en su casa, los factores ambientales desempeñan un importante papel como cofactores. Entre los principales factores de riesgo se encuentran aquellos peligros ambientales como la falta de luz, las superficies lisas o irregulares o los escalones. También influyen la ropa inadecuada y un calzado inapropiado con tacones demasiado altos y poco soporte del talón. Otro factor de riesgo importante es la utilización inadecuada de muletas o andadores.
¿Cómo pueden evitarse las caídas?
Si se resumen los resultados de numerosos estudios sobre las causas de las caídas, podemos decir que únicamente alrededor del 10% de todas las caídas de personas mayores están causadas por fuerzas o circunstancias externas. Menos del 10% son a consecuencia de una pérdida de conciencia (síncope, ictus, epilepsia). La inmensa mayoría de las caídas se deben a la incapacidad funcional del cuerpo de mantener la posición erguida en el espacio (control postural).
Esto significa:
El principal motivo de que personas mayores se caigan con