Las células de los diferentes tejidos se pueden modificar mucho según sus funciones. Encontramos ejemplos en los glóbulos rojos, que han perdido su núcleo, las células nerviosas, con un axón extremadamente prolongado para transmitir estímulos, o las células musculares estriadas, que pueden contraerse.
Dejando de lado estas modificaciones, los componentes esenciales son reconocibles en cualquier caso.
División celular
Cada célula del cuerpo (excepto las células germinales) contiene dentro de su núcleo los cuarenta y seis cromosomas, en veintitrés pares, característicos del ser humano. Existen veintidós pares que no están implicados en la determinación del sexo –los autosomas– y un par de cromosomas sexuales. A pesar de esto, no son claramente visibles hasta la fase preliminar de la división celular. Cada molécula de ADN contenida en los cromosomas consiste en un par largo de filamentos enrollados en espiral: la doble hélice. Ésta consiste en un esqueleto de deso-xidorribosa (azúcar) y una molécula de fosfato, y una base púrica o pirimidíni-ca-adenina, timina, guanina y citosina. Las bases sobre cada uno de los filamentos se enfrentan de manera regular y precisa, siendo la disposición de estos pares de bases la que contiene la información o código genético que controla la síntesis de las proteínas, asegurando que los aminoácidos constituyentes se inserten en los lugares correctos de las cadenas polipeptídicas que se están sintetizando. La organización es compleja y se efectúa vía moléculas de ARN “mensajero” y de ARN “transmisor”. El ADN de la célula no está confinado únicamente al núcleo. Algo está en el citoplasma, relacionado con la síntesis de proteínas, pero el del núcleo está contenido en los cromosomas separados.
Figura 1.3 : Fibras de ADN de dos filamentos, enrollados alrededor de un centro imaginario de forma antiparalela; A, T, G y C representan las bases complementarias (de A Companion to Medical Studies, Vol. 1)
Figura 1.4: Cromosomas de una célula humana masculina normal de un cultivo de sangre periférica (adaptado de A Companion to Medical Studies, Vol. 1)
La división celular en el hombre se produce en el proceso de mitosis, que da lugar a la duplicación exacta de la célula original y a la transmisión del material genético, porque este material es el que contiene la información necesaria para la síntesis de nuevas células (Fig. 1.5).
En la interfase, los cromosomas no son visibles como estructuras separadas. En la profase comienzan a hacerse visibles en forma de fibras dentro del núcleo. Los centríolos se dividen y cada pareja se mueve hacia polos opuestos de la célula, apareciendo entre ellos unas fibras continuas que darán lugar al huso acromático. La membrana nuclear desaparece. Los cromosomas se ven ahora dobles y alineados unos con otros en el plano del huso entre los centríolos. Las dos mitades de cada cromosoma se separan y son empujadas por las fibras del huso hacia polos opuestos de la célula para formar los nuevos cromosomas de estas dos células hijas. El citoplasma de la célula se divide en dos y se forman nuevas membranas nucleares alrededor de cada haz separado de cromosomas, reconstituyendo dos células hijas y dos núcleos hijos genéticamente idénticos a los núcleos de los que proceden.
TEJIDOS
Sólo existen cuatro tejidos esenciales: epitelial, conectivo, muscular y nervioso. Pueden modificarse de varias formas, pero juntos componen la estructura del cuerpo. Se diferencian en la naturaleza de sus células componentes y de su sustancia intercelular o matriz.
Figura 1.5: Mitosis (a) Interfase (46 cromosomas), (b) profase inicial Centríolo dividido, los cromosomas se hacen visibles como fibras, (c) profase tardía Centríolos separados. Formas de áster y huso, cromosomas que se observan dobles, desaparición de la membrana nuclear, (d) metafase Los cromosomas se sitúan en el plano ecuatorial, (e) anafase inicial Centrómeros divididos, cromátides que comienzan a separarse, (f) anafase tardía La separación de cromátides continúa, se forma el surco de segmentación, (g) telofase Dos células hijas, cada una con 46 cromosomas (de A Companion to Medical Studies, Vol 1)
Tejido conectivo
Forma la estructura del cuerpo. Se caracteriza por una gran cantidad de substancia intercelular, dependiendo su naturaleza exacta de su matriz y de las células y fibras que contiene. Incluye una variedad de tejidos diferentes: hueso, cartílago, tejido fibroso, tejido elástico, sangre y linfa.
En el tejido areolar conjuntivo –que se dispone tanto en las fisuras y en los espacios, como en la capa subcutánea entre la piel y las estructuras más profundas– existe una matriz semilíquida que contiene mucopolisacáridos en los que se desarrollan filamentos de fibras proteicas –blancas (no flexibles) y amarillas (elásticas)– junto con algunas células bastante esparcidas, distribución que permite una unión libre. Este tejido contiene la mayoría del líquido extracelular del cuerpo. Un exceso de fibras blancas se encuentra en el tejido fibroso de los tendones y los ligamentos, así como en las vainas de las membranas (fascias).
Las fibras elásticas predominan donde es importante la elasticidad, como en las arterias. El tejido adiposo es un almacén de triglicéridos y una fuente de energía. Aísla contra el frío y protege de golpes a los órganos internos, estando más desarrollado en las mujeres. Puede desaparecer casi por completo como consecuencia de la inanición. Se divide en lóbulos mediante septos fibrosos y se rellena con células, cada una de las cuales posee un núcleo en un lado y se distiende gracias a glóbulos de grasa.
Figura 1.6: Tejido conectivo
En la sangre y en la linfa la matriz es líquida, mientras que las células se modifican para transportar gases disueltos o para tratar con microorganismos invasores. En el cartílago y el hueso la matriz se ha endurecido por una impregnación con sales minerales.
En general, las células del tejido conectivo se encuadran en tres categorías: fibroblastos, que fabrican fibras; melanocitos, relacionados con el metabolismo de los hidratos de carbono; y fagocitos, que limpian los desechos de los materiales extraños y los detritos de las células muertas, y pueden ser móviles.
Epitelio
Los epitelios son cubiertas de células que cubren la superficie del cuerpo: la cara externa de la piel y las superficies internas de las cavidades corporales. Además, surcan las venas, el sistema respiratorio, el sistema digestivo, las vías urinarias y las glándulas que se abren en ellos. Tanto las superficies internas como externas del cuerpo poseen esta envoltura epitelial, como una barrera entre el mundo externo (incluyendo, paradójicamente, el contenido del intestino y los órganos huecos) y las estructuras intermedias más profundas. Este revestimiento interno y externo se mezcla en los orificios de varias cavidades –en los labios, el ano, la nariz y los orificios de la uretra-, donde el revestimiento húmedo o membrana mucosa de los conductos digestivo, respiratorio y urinario llega a ser continuo en relación con la piel.
El epitelio tiene una disposición completamente celular y sencilla, sin sustancia intercelular. La forma más simple es de células planas, con una membrana basal. Puede ser escamoso, ordenado en forma de mosaico, como en la superficie de la piel, o estratificado, en forma de una hilera sobre otra hilera de células.
Glándulas
Están formadas por disposiciones simples