En la anatomía radiológica, los rayos -X muestran el esqueleto, así como órganos huecos cuando éstos se llenan con sustancias opacas a los rayos. La cinerradiografía muestra los movimientos en vivo de las articulaciones, el corazón, los pulmones y las vísceras. La anatomía radiológica es valiosa porque la posición de los órganos, como por ejemplo el estómago, varía considerablemente con los cambios de postura y las alteraciones emocionales.
Variación
Los seres humanos son, en esencia, similares, pero existe una variación continua desde un patrón estándar en detalles no esenciales. Variamos en el exterior en estatura y color, y en el interior existen pequeñas diferencias en la ordenación de los nervios y los vasos sanguíneos, las vías biliares o los bronquios. Pero, así como el catálogo general -ítem, dos labios rojo indiferente; ítem, dos ojos con párpados; ítem, un cuello, un mentón y así sucesivamente-siempre es correcto, también la arteria femoral o el músculo bíceps están siempre donde esperamos encontrarlos. Existen también grandes errores ocasionales que representan un fallo en los procesos normales de desarrollo, como podrían ser la ausencia de una parte de un miembro o la transposición del corazón o alguna víscera.
FISIOLOGÍA
El estudio de la estructura de los sistemas corporales puede separarse sólo de forma artificial de su comportamiento durante la vida, es decir, fisiología. Si las funciones no se tienen en cuenta, el estudio de la forma es estéril, y por esto la fisiología se erige en complemento de la anatomía. La anatomía es una disciplina descriptiva; la fisiología, experimental. Debemos describir qué estructuras aparecen para estudiarlas.
La observación y la experimentación pueden realizarse sobre hombres y animales. Sin la experimentación animal, la fisiología moderna -y, de igual forma, la medicina modernanunca habría evolucionado. Afortunadamente, el comportamiento básico de la materia viva es el mismo tanto para las criaturas unicelulares microscópicas como para las células del cuerpo humano, y los órganos y sistemas de otros mamíferos también son similares a los que encontramos en los hombres.
El cuerpo humano mantiene su funcionamiento en un entorno externo cambiante. Los hombres viven en los polos o en los desiertos, sobre montañas o en valles, en la Tierra y en el espacio exterior; luchan contra fuerzas físicas y enemigos vivientes, existen realizando dietas variadas y resistiendo a los efectos de las drogas. Esto es posible sólo si el entorno interno (por ejemplo, la composición de los líquidos corporales, la oxigenación de la sangre) se mantiene constante, con independencia de los cambios externos. Esta regulación del estado interno tiene una importancia significativa dentro de la fisiología, y se conoce como homeostasis (ver página 23). Sólo puede lograrse porque los procesos físicos y químicos de la vida son reversibles en su mayor parte. El cuerpo mantiene su equilibrio interno como lo hace un giroscopio, hasta que se detiene.
CAPÍTULO 1
CÉLULAS Y TEJIDOS
CÉLULAS
La unidad del tejido vivo es la célula microscópica. Hasta el óvulo fertilizado, la mayor de las células, apenas es visible a simple vista. El cuerpo se compone de diferentes tejidos, siendo cada uno de ellos un conglomerado de células similares y sustancia intercelular. Además, gracias a la actividad celular se producen diferentes materiales, materiales que poseen una vida efímera, como, por ejemplo, el contenido mineral de los huesos, cabello y uñas. Todas las células del cuerpo nacen de la división de células germinales femeninas (óvulos) tras la fertilización realizada por células germinales masculinas (espermatozoides).
En los adultos existen células especializadas que no pueden dividirse y que son irreemplazables (por ejemplo, las células nerviosas y musculares), células que se dividen lentamente cuando el individuo está sano y que pueden ser estimuladas para crecer con rapidez en caso de necesidad (por ejemplo, el tejido conectivo reparador tras una lesión) y células que se reproducen a gran velocidad para reemplazar a las que poseen una vida muy corta (por ejemplo, los precursores de los glóbulos rojos de la sangre y el epitelio de la piel). Muchas células tienen formas extrañas. Algunas células nerviosas, aunque diminutas, envían sus axones a lo largo de todo el cuerpo. Los músculos están formados por elementos a menudo tan largos como el propio músculo. El glóbulo rojo (hematíe) se convierte en un disco bicóncavo aplanado para concentrar el pigmento sanguíneo (hemoglobina) en la periferia.
Las partes características de una célula son la membrana, la sustancia protoplasmática, o citoplasma, y el núcleo. La membrana es permeable a iones simples. La superficie celular posee características del tejido, la especie y el individuo y, al mismo tiempo, también contiene proteínas que rechazan el material extraño de otras personas o animales, es decir, cumplen una función inmunológica. El citoplasma está formado por todo el material que rodea al núcleo. Es una masa de proteínas coloidales, hidratos de carbono y soluciones de moléculas más pequeñas, y contiene una gran parte del ácido ribonucleico (ARN) de la célula. También contiene cierto número de ordenaciones discretas, u organelas, de varios tipos:
Figura 1.1: Diversos tipos de célula
1.El aparato de Golgi, cerca del núcleo y cuya función parece ser la de acumular y “embalar” en vesículas los productos que llegan por los canales del retículo endoplasmático y que después serán secretados al exterior de la célula o utilizados en el interior.
2.Las mitocondrias, o cuerpos como hebras, se cuentan como miles en una célula que contenga enzimas para la oxidación de hidratos de carbono. Son las zonas principales para la conversión de energía y son importantes en muchos tejidos activos, como, por ejemplo, en los músculos del corazón y en los túbulos del riñón.
3.Los lisosomas contienen enzimas relacionadas con la digestión y “recogida de basuras” del material absorbido.
4.Los ribosomas, o densas partículas de complejas proteínas de ARN, son puntos de producción de moléculas proteicas.
5.Los centríolos, una pareja de cuerpos con formas cilíndricas en los ángulos derechos cerca del núcleo, que tienen una función importante en la división celular.
El núcleo está claramente definido y puede estar separado de la célula. Contiene los cromosomas (ver página 16) con ARN y grandes moléculas de ADN (ácido desoxirribonucleico). También se encuentran pequeños nucléolos, que son agregados de ARN. Algunas células muy grandes son multinucleares, como, por ejemplo, los osteoclastos del hueso o las fibras musculoesqueléticas. El núcleo de los glóbulos blancos (leucocitos) polimorfos es lobulado.
Las células se mantienen unidas, lo que facilita su disposición en los tejidos. Las células cancerígenas pierden esta adhesión y, en consecuencia, invaden el cuerpo. Algunas células tienen la función de la fagocitosis, es decir, pueden envolver e ingerir materia extraña, bacterias y células muertas. Este hecho es especialmente notable en los polimorfonucleares de la sangre y en las células del tejido conectivo. Los constituyentes químicos de las células consisten en proteínas –algunas, en una solución coloidal en el citoplasma; otras, en las organelas-, pequeñas gotas de grasa o lípidos, e hidratos de carbono, como componentes solubles simples o gránulos de complejos polisacáridos. Existen también pigmentos: la hemoglobina roja de la sangre; su derivado rosáceo en el músculo; los productos verdes y marrones de degradación en la bilis y las heces, y la púrpura visual fotosensitiva de la retina.