En el falsacionismo si se rechaza la hipótesis nula, sólo entonces se considera la posibilidad de la hipótesis alterna. Y viceversa, si se acepta la hipótesis nula entonces la hipótesis alterna tiene posibilidades de ser verdad.
Lo anterior se sustentará en otros capítulos con más detalle, pero permite comprender que los datos que se obtienen de las investigaciones donde para aceptar que existe una diferencia, cambio o mejoría expuesta en la hipótesis alterna, se deben aceptar o rechazar con un entendimiento epistemológico que sustentará el modelo estadístico en términos de la probabilidad de que ocurra. Lo anterior se logra a partir del entendimiento de la falsación, al menos de los datos que cuantifican el efecto de drogas, la supervivencia, la calidad de vida y los cambios en los signos y síntomas de las enfermedades, entre otras. Todas las publicaciones científicas de prestigio o arbitradas identifican lo científico a partir de esta fundamentación, de aquí parte la comprensión del nivel de significancia y su entendimiento se ve reflejado en la mayoría de las investigaciones en ciencias de la salud.
Contra el método
Ha habido diferentes discusiones contra el método hipotético deductivo, pero se destaca la desarrollada por Paul Feyerabend, quien se autoproclama “anarquista de la ciencia”. Él discute la posibilidad del conocimiento basándose en los errores científicos y los contextos históricos, los cuales, desde mi punto de vista, son debatibles, pero rebasan la concepción de este manuscrito.
Los paradigmas, otra visión
Thomas S. Kuhn, en su libro La estructura de las revoluciones científicas, propone el término paradigma como “modelos universales para soluciones, que en un momento dado son reconocidos por la comunidad científica”.
A través del tiempo han existido muchos modelos para obtener conocimiento, y en ellos se basa el hombre para construir y fundamentar su conocimiento, por ejemplo que la tierra es plana y centro del universo, o que el DNA y el RNA son las moléculas indispensables para la vida, o que para aceptar un conocimiento debe realizarse primero por la experimentación y comprobación del positivismo y ser analizada por la falsación.
Sin embargo, a partir del desarrollo de las ciencias de la conducta como la psicología e incluso con el advenimiento de la sociología, se han propuesto otras formas de obtener conocimiento, por ejemplo, estudios de casos únicos, de poblaciones o de grupos, que están dirigidos a interpretar más que a conocer. Estas formas nuevas vienen a identificar problemas no aceptados por el paradigma del positivismo.
¿Un solo método o varios métodos científicos?
A los cuestionamientos de cómo se obtiene el conocimiento científico, a qué se le considera conocimiento científico, cuáles son las características o la demarcación de la ciencia y si la comprobación de los hechos es relevante en el proceso del conocimiento, se abre paso la discusión sobre cuál es el método que se aplica para hacer ciencia. A continuación resumimos el fundamento epistémico de esos métodos.
Fenomenología, estructuralismo y existencialismo
En ciencias de la salud, excepto en psicología, la aplicación de los métodos cualitativos permite identificar y estudiar procesos que antes y todavía ahora no se habían considerado. Un ejemplo es la vivencia de tener dolor, de padecer un padecimiento incurable o el significado de sufrir un padecimiento, entre muchos otros.
De entre un gran número de exponentes importantes, para los fines de esta obra y conscientes de la injusticia, mencionaremos en relación con la fenomenología sólo a Edmund Husserl, destacando que su concepción general refleja el entendimiento de las experiencias y de las cosas mismas. Esto en salud ofrece un acercamiento a un análisis del proceso de la enfermedad más íntimo y más cercano al paciente a través de diferentes perspectivas. En el estructuralismo, Claude Lévi-Strauss se dirige dentro del análisis de textos al análisis de su estructura, y podrá dar sustento a los estudios fenomenológicos.
Asimismo, la corriente del existencialismo dará un reconocimiento al significado de la vida, la libertad y la obtención del conocimiento a través de la comprensión de la condición humana y de la experiencia sobre la existencia misma del individuo. Con el desarrollo de diferentes corrientes existencialistas se destacan Sören Kierkegaard y Jean-Paul Sartre.
Asimismo, la hermenéutica sustenta el análisis de discursos a través de la interpretación de textos, cuyos principales exponentes son Friedrich Schleiermacher y Wilhelm Dilthey. En la época actual abren una puerta a otra perspectiva metodológica para obtener, estudiar y acercarse a la ciencia. Entre otros exponentes importantes, Martin Heidegger se destaca en el estudio de la hermenéutica pero también en la fenomenología.
Teoría crítica y educación
La fundamentación teórica del quehacer del personal de salud parte de una diversidad de teorías relacionadas con las ciencias de la salud y la reflexión del individuo, pero por su impacto social no debemos dejar a un lado la teoría crítica. Diferentes autores como Jürgen Habermas se proponen una teoría crítica de la sociedad, donde se parte de un contexto histórico y de su posición en la sociedad, pero con un carácter crítico-reflexivo, que lleva a que el individuo identifique los “ideales del hombre” a través del entendimiento para conocer, basado en la comunicación, la experiencia y la reflexión de la teoría, que permiten generar la ciencia.
Esta teoría crítica ha tenido un impacto en la educación, donde se evita la teoría y la práctica desvinculadas y se propone una relación dialéctica. Rechaza la enseñanza dogmáticas donde el maestro participa en una comunicación sin dominación ni imposición de ideas; al contrario, fomenta la reflexión desde perspectivas globalizadoras hasta el conocimiento oculto, considerando la historia y el desarrollo curricular del individuo, con preguntas que implican los por qué y los para qué de las cosas. La posibilidad de no sólo observar la realidad pasivamente sino “individuos que estén en condiciones de observar el mundo en que vivimos y contextualizarlo en el marco social de vida que determinan el camino que se debe seguir” (McLaren, 1992).
Acorde a la educación dirigida a desarrollar un pensamiento crítico, cada vez se extiende más la automatización y función pasiva de los individuos. Lluís Duch, antropólogo de la comunicación, propone que se debe identificar las imposiciones de las sociedades y que a través del empoderamiento de la palabra es posible gestionar y dirigir los esfuerzos hacia una transformación social: “Actualmente la salud se ve también reflejada por la crisis actual bien definida como la crisis de ‘estructuras de acogida’ que implica el deterioro de la transmisión, la falta de testimonio y la incapacidad de ‘empalabramiento’” (Lluís Duch, 2010).
Es aquí donde el profesional de la salud no puede quedar excluido: la gestión de lo que le pasa y vive la sociedad le corresponde, no se puede evadir. Se debe hacer conciencia de una transformación social justa que le abra paso a la reflexión y la acción del individuo. En particular, el personal de salud tiene acción directa sobre el sufrimiento humano, pues la carencia en el acceso a la salud lleva a tener una población cada vez más dispuesta a violar los códigos morales y éticos para sobrevivir. ¿Estaremos regresando a la barbarie?
Usemos el ejemplo de la obesidad: no es el obeso culpable directamente de su condición, él quiere dejar de ser obeso, pero los profesionales de la salud, ¿qué hemos hecho para trabajar en forma transdisciplinaria para atender este detonador de enfermedades más complejas, crónicas, mortales y de alto costo económico y social? Se ha logrado gestionar y educar para reducir el alto consumo de azúcares