Reflexiones y trascendencia de la formación filosófico-metodológica y epistemológica en el desempeño de los profesionales de la salud. Blanca Miriam Torres Mendoza. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Blanca Miriam Torres Mendoza
Издательство: Bookwire
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Жанр произведения: Философия
Год издания: 0
isbn: 9786077428473
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diferentes posturas respecto a lo que es el conocimiento, considerando que no es sólo el que hacen los científicos. Entre otros autores, Laín Entralgo señala que en “el proceso del humano conocimiento en forma natural no sólo incluye la historia, la observación y el experimento, sino también la especulación como parte de un conocimiento mundano y no sólo de los científicos”. Lo anterior abre una puerta para afirmar que el conocimiento es de todos.

      Contextos históricos de la epistemología

      Entre los grandes pensadores que surgieron en el avance histórico de la epistemología se destaca Descartes, considerado racionalista. En su libro Discurso del método sienta las bases del conocimiento con su método cartesiano y sustenta que el conocimiento se percibe a priori e independiente de la experiencia. Así, Descartes representa el punto de inicio de la ciencia moderna.

      Si nos transportamos a finales de la Edad Media, realizar experimentación no estaba tan alejado de la brujería castigada por Tomás de Torquemada y la Santa Inquisición, por lo que la postura de un personaje poco conocido como sir Francis Bacon (1561-1626), contrario a Aristóteles, queda opacada; él propone el demostrar los hechos a través de procesos utilizando pocos casos para evidenciar el conocimiento, lo que llamamos ahora la experimentación o inducción.

      Sin embargo, la Real Academia de Londres reconocerá la experimentación como relevante hasta el siglo XVII con el descubrimiento de las leyes de Newton. Esta combinación de realizar deducción e inducción en la ciencia no fue aceptada de inicio, pero los acontecimientos desde los experimentos de Newton hasta el avance en la modernidad llevaron a que este proceso fuera reconocido al menos en las ciencias factuales o experimentales, donde se enmarcan las ciencias de la salud.

      Por el impacto social que tuvieron, vale la pena mencionar el materialismo dialéctico, donde Karl Marx y Friedrich Engels —basándose en los grandes descubrimientos del siglo XIX como la célula, la ley de la conservación y la transformación de la energía de Newton, y la teoría de la evolución de Darwin— sostienen, entre otros aspectos no menos importantes, la existencia de leyes propias del mundo como las leyes del movimiento y de la materia misma, identifican a la materia como una “realidad objetiva que existe independiente de la conciencia humana” y consideran a las contradicciones como el núcleo dialéctico.

      Esta materia prima sirve para la producción, que es precedida por fuerzas de producción, y va creando históricamente una conexión de la humanidad. Marx presenta el estudio del materialismo histórico de los contextos socioeconómicos, resaltando las clases sociales y el modo de producción que finalmente condiciona el proceso de la vida social. Este ideario ha servido de abrevadero para las sociedades socialistas y se ha prestado a diferentes interpretaciones para la defensa de los derechos de las clases oprimidas, pero también para separar naciones.

      A partir de la postura marxista, se ha analizado la sociedad capitalista o consumista en que vivimos como una sociedad basada en el engaño, las apariencias y el encubrimiento, con claroscuros y ocultamientos de la realidad, llamado mundo de la pseudoconcreción por Kosik (1963), donde los individuos son tratados como cosas o, mejor dicho, son cosificados.

      Las instituciones de salud están desvinculadas del sentir de los individuos, el “usuario de la salud” pasa a ser un logro de ahorro o de gasto económico, en lugar de un enfermo que padece dolor y necesita ayuda (Ilich, 1963).

      A pesar de que las estrategias gubernamentales (Frenk, 1991) esperaban la transición epidemiológica descrita por Omran (1971) de un cambio en el tipo de frecuencia de enfermedades, transitando de un cambio de enfermedades infectocontagiosas al aumento de enfermedades crónicas no transmisibles, no se ha podido detener esta tendencia. El modelo curativo, que en fechas recientes se ha tratado de remplazar por otro preventivo, ha tenido poco eco debido a que los programas educativos de las carreras de salud están dirigidos a aprender los procesos fisiopatológicos, los diagnósticos, la terapéutica, la rehabilitación y la supervivencia, pero no ocurre lo mismo con los procesos preventivos y su forma de limitarlos. Apenas ahora empiezan a tener un auge, porque los males crónicos como diabetes, hipertensión, enfermedad cardiovascular, cáncer, insuficiencia renal, entre otros, consumen la mayor parte del gasto en salud e incapacita a buena parte de la población productiva.

      Pareciera que las ciencias, sobre todo las relacionadas con la salud como la medicina, la nutrición, la odontología, etcétera, tienen la base de su conocimiento sólo en el empirismo. Recordemos que según esta corriente de pensamiento el conocimiento se basa en la experiencia y la percepción de los sentidos son la parte esencial para el saber; el hombre es una hoja en blanco cuyos conocimientos sólo se pueden obtener a posteriori y dependen de la experiencia, como describen sus principales exponentes: John Locke, George Berkeley y David Hume.

      Por su parte, el rol de Immanuel Kant con el criticismo tiene una relevancia especial porque pone en evidencia la importancia de la razón y de la experiencia en la construcción del conocimiento científico, donde es la experiencia generalmente el punto de inicio del conocimiento, sin embargo, este no siempre procede de aquella. Actualmente esta postura, entre el racionalismo y empirismo en forma general, es la base del desarrollo del conocimiento científico en las ciencias de la salud, pero con algunas connotaciones que iremos delimitando.

      Positivismo

      Hoy por hoy, gran parte del conocimiento científico en ciencias de la salud se construye cobijado por el positivismo: hemos sido educados con esta fundamentación epistemológica. Por ejemplo, se puede analizar como conocimiento la publicación en los periódicos sobre el efecto del agua de tlacote sobre la curación del sida; el personal de salud considerará esta declaración poco seria y demandará la demostración científica positivista, esperando se ofrezcan evidencias de la observación, la experimentación y la comprobación de los hechos.

      Se han desarrollado corrientes posteriores al positivismo como el positivismo lógico. A inicios del siglo XX Moritz, Shlick, Ludwigh Wittgenstein, Rudolf Carnap y Hans Reichenbach, entre otros no menos importantes, conformaron el círculo de Viena como un grupo de reflexión epistemológica. Reconocían el empirismo como un principio esencial del conocimiento, con un rechazo total a la metafísica; identifican la importancia del análisis de la verificabilidad de la ciencia y determinan el papel de la lógica en el conocimiento científico.

      Falsacionismo: Karl R. Popper

      La definición de lo que es científico se ha descrito por muchos autores como “criterios de demarcación de la ciencia”. Karl R. Popper (1902-1994) no perteneció al círculo de Viena, pero sí tuvo una relación con ellos. Su propuesta ahora domina la forma en que obtenemos el conocimiento científico.

      Para definir la ciencia se postula que el conocimiento avanza basado en refutaciones o falsaciones, no en verificaciones, y las hipótesis deben ser refutadas, no verificadas. No se pretende comprobar verdades que pueden ser tendenciosamente verificadas.

      Una analogía con el sistema legal puede facilitar el entendimiento de la diferencia entre verificación y falseabilidad. De acuerdo con la ley, ante una denuncia, se es culpable y se buscan las evidencias para verificar que se es culpable. El ejemplo actual es el de Rafael Márquez, futbolista mexicano con un prestigio intachable, que es señalado como socio de narcotraficantes porque tuvo contacto con uno de ellos. Ahora la ley buscará todas las evidencias para declararlo culpable. Si existiera en la ley un sistema de falsación no se le podría acusar de culpable a menos que se demostrara o encontraran evidencias fehacientes de que no es inocente —cultivo o venta de drogas— y sólo entonces se aceptaría la posibilidad de culpabilidad.

      En la postura del falsacionismo, que predomina en nuestro modelo actual, no es posible verificar que un fármaco es efectivo, la ciencia no se puede atribuir condiciones a menos que tenga evidencias para refutar o rechazar la proposición de negación (hipótesis nula), y sólo entonces es posible aceptar como posibilidad la efectividad del fármaco