Cumplen esencialmente una función de protección o sirven como superficie de inserción para tendones musculares o ligamentos.
Los huesos irregulares presentan diferentes formas adaptadas a distintas funciones.
Ejemplos: isquion, pubis, maxilar y cuerpos vertebrales.
Estructura de un hueso largo
El hueso largo se puede dividir en diáfisis y epífisis. La diáfisis constituye la porción larga del hueso –un tubo de sustancia ósea compacta– que contiene la médula ósea en su interior.
Las epífisis constituyen los dos extremos articulares del hueso largo y están recubiertas de cartílago hialino. En su interior están formadas por una estructura esponjosa de trabéculas óseas (sustancia esponjosa).
En el hueso que todavía está en proceso de crecimiento existe una capa de tejido de cartílago hialino entre la diáfisis y la epífisis que es denominada cartílago de crecimiento. Hasta su osificación al finalizar la edad de crecimiento, es aquí donde tendrá lugar el crecimiento longitudinal endocondral del hueso (ver pág. 46).
De externo a interno, el hueso está compuesto de periostio, sustancia ósea y médula ósea.
Periostio
El periostio envuelve la totalidad del hueso con excepción de las superficies articulares y los puntos de inserción de tendones y ligamentos. Está compuesto de una capa de regeneración interna (estrato osteogénico) y una capa fibrosa externa (estrato fibroso).
Las fibras de colágeno del periostio penetran en el hueso (son denominadas fibras de Sharpey) y fijan el periostio al hueso. El periostio está provisto de numerosos vasos sanguíneos y nervios. De ello se derivan las siguientes funciones:
■Nutrición del hueso a través de los vasos sanguíneos.
■Protección del hueso, al que envuelve con una membrana resistente y elástica a la vez; gracias a su rica inervación, avisa cuando se produce una sobrecarga mecánica (sensación de dolor). Ejemplo: “periostitis” cuando se produce una carga no habitual o demasiado importante.
■Regeneración: con sus células osteogénicas participa en la fabricación de tejido óseo y en la formación de hueso nuevo (callo) tras una fractura.
■Ante una sobrecarga mecánica se puede producir la denominada “periostitis”.
Apéndice: periostitis
Entre el 6% y el 16% de todas las lesiones por accidentes o sobrecargas en corredores y atletas de salto son atribuibles a una periostitis (Thacker et al., 2002, 32).
Entre las causas de esta periostitis encontramos diferentes factores endógenos y exógenos (Maibaum et al., 2001, 82; bibliografía de Thacker et al., 2002, 34).
Los factores endógenos más importantes son:
■La edad: especialmente afectados son los grupos más jóvenes.
■Sexo: las chicas/mujeres sufren más frecuentemente periostitis que los chicos/hombres.
■Desviaciones de los ejes: la existencia de piernas en X, de pies planos o cavos o en excesiva pronación o supinación aumentan el riesgo.
■Mal estado de entrenamiento.
■Cansancio.
Los factores exógenos más importantes son:
■Un aumento demasiado importante del volumen de entrenamiento semanal.
■Entrenamiento demasiado intensivo.
■Calentamiento inadecuado.
■Entrenamiento en un terreno duro.
■Permanente entrenamiento en curvas.
■Mal calzado o calzado nuevo.
■Lesiones previas.
De forma preventiva, se debería intentar eliminar el máximo de factores desencadenantes posibles. Se aconsejan además (Thacker et al., 2002, 36):
■La utilización de plantillas amortiguadoras.
■Una correcta preparación para la carga y una forma física adecuada.
De forma terapéutica, se aconseja efectuar una pausa en las cargas con un restablecimiento progresivo de las mismas (Bull, 1989, 216).
Sustancia ósea
Los huesos están compuestos de sustancia compacta y sustancia esponjosa (ver pág. 45). Están construidos siguiendo el principio de economía de peso, motivo por el que son más o menos huecos en su interior. Solamente la capa externa (capa cortical) está compuesta de hueso compacto. La distribución de sustancias compacta y esponjosa es específica de cada tipo de hueso (ver anteriormente) y está orientada a cada funcionalidad.
Los huesos de la pelvis y de la columna vertebral son extremadamente duros y resistentes a la carga, puesto que, debido a la posición bípeda, deben soportar la mayor parte del peso corporal. La sustancia ósea externa está formada por una capa más o menos resistente –variará dependiendo de la carga funcional–, la sustancia compacta, y la interna está formada por una estructura esponjosa de finas trabéculas óseas, la sustancia esponjosa.
Sustancia compacta
(cortical) (ver fig. 17)
La sustancia ósea externa está compuesta de laminillas generales (laminillas básicas externas e internas), osteones con sus laminillas especiales y laminillas intermedias (laminillas entre osteones).
Figura 17. a) Corte transversal de un hueso laminar. b) Representación espacial de las laminillas básicas y de las laminillas especiales.
La unidad estructural del hueso laminar es la laminilla (grosor de 3-7µm). En una laminilla ósea, todas las fibras de colágeno presentan una disposición paralela. La dirección de las fibras varía entre las laminillas, quedando normalmente dispuestas en ángulo recto. Las células óseas (osteocitos) –todas tienen largas apófisis dispuestas en finos canalillos óseos y conectadas entre ellas– están situadas mayoritariamente en el límite de la laminilla (ver fig. 18).
Laminillas generales
Las laminillas generales envuelven el conjunto del hueso en varias capas en las superficies externa e interna. Las laminillas generales externas están situadas debajo del periostio, y las internas, hacia la cavidad ósea.
Osteones
Los osteones están formados por un canal central (canal de Havers) y por laminillas óseas que forman capas concéntricas.
En el canal central encontramos vasos sanguíneos, a través de los cuales se nutre el hueso por difusión. Además de los canalillos de Havers, dispuestos longitudinalmente, también existen canales transversales, los denominados canalillos de Volkmann (ver fig. 18).
Laminillas intermedias
Las laminillas intermedias son fragmentos de laminillas que llenan los espacios existentes entre osteones en la sustancia compacta de la diáfisis de un hueso largo. La estructura de las laminillas intermedias se corresponde con la de las laminillas especiales.
Figura 18. Estructura