Dios siempre habla y los que estén más cerca de Él serán los que mejor lo escuchen.
El Señor llama por nombre a sus ovejas y las saca del redil. Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas lo siguen porque conocen su voz.
« ¡Habla, que tu siervo escucha!», es una respuesta directa al trono de Aquel que sabe cómo hablarnos.
Es la necesidad del alma del creyente que necesita escuchar esa voz que le guía cada día.
Es el clamor de un pueblo cansado de escuchar otras voces que los desvían, los engañan y los perturban. Sí, Señor, háblanos hoy. Danos la seguridad de tu divina presencia, aliéntanos en este caminar porque nuestras fuerzas se agotan y podemos caer.
Háblanos y enséñanos el siguiente paso que debemos dar para que no nos apartemos del camino que tu deseas para nuestras vidas.
Háblanos con esa poderosa voz que creó los cielos y la tierra. Con esa voz que echó fuera demonios, sanó a los enfermos, abrió la vista a los ciegos y consoló a los afligidos.
Necesitamos escuchar tu voz: Habla Señor, tus siervos escuchamos hoy.
Oración:
Amado Señor: sé que tú me hablas en este día. Quiero ser obediente a tu llamado, caminar en tu voluntad, entender tu voz entre miles de voces que hoy escucharé. Sé que como una oveja de tu redil puedo escuchar tu voz y seguirte y también sé que al seguirte no habrá nada ni nadie que me pueda arrebatar de tu camino perfecto. Te agradezco por darme en este día una nueva oportunidad para vivir en obediencia a tu Palabra. Amén.
Febrero 10
Dime con quién andas……
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado” (Salmo 1:1)
Cada día es en realidad un precioso tesoro para disfrutarlo y vivirlo de la mejor manera.
Es un regalo divino para acercarnos a nuestros sueños, para regocijarnos con el esplendor de la creación de Dios, para dar una palabra al necesitado, alentar al que sufre, consolar al que llora, alimentar al hambriento, calmar la sed del sediento y llenar nuestras alforjas de preciosas perlas divinas a través de la Palabra de Dios.
Sin embargo hay tantos seres humanos que pierden su tiempo con personas que no los edifican, ni les ayudan, sino más bien los conducen por caminos equivocados que destruyen sus vidas.
También hay otros que escuchan las voces equivocadas que los invitan a hacer el mal, a sumergirse en vicios, a murmurar y criticar a otros, a quejarse por todo lo que pasa alrededor.
Pero cuando hacen eso están pisoteando el regalo de cada día que Dios les ha obsequiado para hacer cosas provechosas y crecer como seres humanos.
¿Para qué seguir el camino de los insensatos?
¿Por qué obedecer a aquellos que nos destruyen?
¿Qué beneficio tendremos si seguimos los consejos de quienes desperdician su tiempo en cosas vacías y equivocadas?
En realidad este es un día para deleitarte en El Señor y esperar que te conceda las peticiones de tu corazón.
Un día de bendición, de nuevos frutos, de alegrías y nuevas esperanzas.
Un día que irás más seguro/a escuchando el consejo de los que aman a Dios, caminarás por los lugares de los bendecidos y te sentarás con los sabios y entendidos en las cosas del Reino.
Y entonces sobre ti, será pronunciada una palabra divina: El Señor dirá de ti hoy: Eres bienaventurado/a y serás como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.
Oración:
Dios mío, quiero caminar contigo y escucharte hablar. Tú eres la fuente de la sabiduría de donde vienen mis propósitos, mi libertad frente al pecado y al temor, mis alegrías, mis bendiciones y mi gozo. En tu Palabra está mi delicia, en ella medito de día y de noche y es por eso que sé que contigo voy por el camino perfecto hacia la eternidad, aquella que solo podemos tomar quienes hemos recibido a Cristo en nuestro corazón. Este es un día que me acerca más a tu presencia eterna, tú eres mi lugar seguro. Amén.
Febrero 11
Pedid y se os dará
“pídeme y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra”
(Salmo 2:8)
Sin duda que existe una clave para acceder al trono de la gracia y hallar la respuesta deseada.
El Señor lo dijo y esto nos asegura tener contestación desde los cielos.
Esa clave que abre las puertas de los cielos para nosotros, es pedir de acuerdo a la voluntad divina.
No hay límites a lo que tú puedes pedir y recibir si lo haces de acuerdo a los deseos de Dios.
Todo se origina en los cielos y se realiza en la tierra.
Por eso cuando tienes una necesidad, una tristeza o tu corazón se aflige por el dolor o la soledad, no buscas alrededor por tu respuesta, sino que elevas tu mirada hacia los cielos y sabes que hay alguien que te escucha y que desea darte lo mejor porque te ama.
Pide hoy. Hazlo con confianza.
Hay ríos de agua viva que fluyen en el interior de los creyentes, hay torrentes de bendición listos para ser entregados.
Las manos del Señor están prestas para poner en las tuyas inmensos tesoros que deben ser usados. Confía en Aquel que todo lo tiene pero desea dártelo.
Cree, pide, confía, descansa hoy en las manos dadivosas del Creador de todo el universo.
Al respirar el aire puro del nuevo día, piensa que es un regalo divino y entonces llénate de seguridad para enfrentar este día.
Pide y recibirás herencia celestial. Serás poseedor del favor de Dios.
No hay límites para los que piden de acuerdo a la voluntad divina.
Bienaventurados todos los que en Él confían.
Oración:
Dios amado: es grandioso saber que podemos acercarnos con confianza hasta tu trono y elevar nuestras oraciones con confianza, sabiendo que si lo hacemos de acuerdo a tu voluntad, tú nos oyes. Te pido entonces, que a través del Espíritu Santo, en este día sea guiado/a a entender cómo deben ser mis oraciones para que lleguen a tu presencia. De una cosa estoy seguro/a que aunque no sé como pedir, el Espíritu intercede por mí con gemidos indecibles. Amén.
Febrero 12
Vivir con pasión
“Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres” Mateo 4:19.
Matthew Henry dijo lo siguiente: “Para mí sería mayor felicidad ganar un alma para Cristo, que granjear montañas de oro para mí mismo”.
David Brainerd, padre de las misiones, escribió: “No me importaba dónde y cómo vivía o cuáles eran los sacrificios que tenía que afrontar con tal de ganar almas para Cristo. Esto era el objeto de mis sueños mientras dormía y el primero de mis pensamientos al despertar”.
Dwight L Moody dijo: Si Jesús llevó la cruz y murió por mí, ¿no debería estar dispuesto a tomarla por Él y salvar vidas?
En este día habrá miles de hombres y mujeres que Dios usará para traer a alguien a los pies de Cristo. Caminarán sin importar cuánto tengan que hacerlo.
Orarán como si el mundo dependiera de ellos, pero confiarán en Dios como el que sabe que nada puede hacer