Esta breve alusión a nuestro derrotero viene al caso porque este libro sobre la restricción externa constituye otro hito en ese camino, ya que fue realizado por quienes podemos caracterizar como “una nueva generación” de integrantes del Área. Se realizó en el contexto del proyecto sobre los “Condicionamientos estructurales, macroeconómicos y sectoriales, y sus manifestaciones en el sector externo” (PICT-2016-3306) patrocinado por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica de la Secyt y se inscribe en nuestro programa institucional sobre deuda externa y fuga de capitales. Su antecedente inmediato es el libro Endeudar y fugar, que indaga las alternativas registradas por ambas variables en el largo plazo (1976-2018), publicado en esta misma colección.
Por cierto, la restricción externa es una problemática candente y de presencia continua en nuestra historia nacional pero que, al mismo tiempo, está enclavada en las preocupaciones de América Latina en su conjunto. Más aún, tanto el estructuralismo latinoamericano impulsado por la Cepal en tiempos de Raúl Prebisch como la teoría de la dependencia desarrollada, entre otros, por Celso Furtado, Ruy Mauro Marini, Enzo Faletto y Theotonio Dos Santos, hicieron aportes originales al respecto, que representaron avances en la teoría económica y fueron retomados fuera de la región (entre otros, por Krugman y Thirwall) a fines del siglo XX.
Si bien esos son los antecedentes de esta problemática, el principal objetivo de este libro es analizar la naturaleza que asume la restricción externa como un elemento central en la dramática situación actual de la Argentina. Esta caracterización no parece exagerada si se tiene en cuenta que durante 2020 convergieron los efectos de la última modalidad de la valorización financiera conducida por el gobierno de Cambiemos entre 2015 y 2019 con los deletéreos efectos de la pandemia de covid-19, para configurar una crisis política, social y económica sin precedentes.
En este contexto, este libro desarrolla un abordaje original y no exento de desafíos analíticos significativos que los autores resuelven con éxito. En efecto, el enfoque adoptado articula en un mismo cuerpo analítico la situación de la balanza de pagos, el papel de la deuda externa y la fuga de capitales locales al exterior, y la incidencia de los asalariados, con el comportamiento de los principales sectores de la economía real que influyen de manera notoria en su dinámica. Es decir, logra un equilibrio entre el análisis de espacios económicos como la deuda externa y la fuga de capitales, los sectores económicos e incluso el salario, con dinámicas propias pero profundamente interrelacionadas que no pueden sesgarse en un sentido u otro porque eso implicaría desconfigurar el objeto de análisis.
En cuanto al contenido del libro, en su primera parte presenta un panorama general de los factores que influyen en el comportamiento de la balanza de pagos del país y de la relevancia central de la deuda y la fuga de capitales locales al exterior. Esta primera parte finaliza indagando otra problemática igualmente trascendente y poco tratada desde esta perspectiva: la incidencia del salario en la restricción externa.
La segunda parte del libro encara el análisis de las principales actividades sectoriales que influyen, con distinto signo e intensidad, en las variables rectoras del comportamiento externo de la economía nacional. Se analiza su trayectoria durante la vigencia del patrón de acumulación de capital que puso en marcha la dictadura cívico-militar a partir de 1976, y con especial énfasis a partir del agotamiento de la primera modalidad de la valorización financiera en 2002. Desde esta óptica, se investigan la evolución del sector industrial, la producción de hidrocarburos y la trayectoria del agro pampeano.
La primera parte del libro se inicia con el capítulo de Andrés Wainer, que además de autor fue el promotor del libro. En este capítulo desarrolla una primera aproximación general a los factores que explican el deterioro de las cuentas externas del país y sus consecuencias negativas sobre el nivel de actividad económica. El texto comienza con un análisis del balance de pagos desde el abandono de la convertibilidad hasta el fin del gobierno de Mauricio Macri, y destaca que el alto crecimiento que registró la economía argentina durante los primeros dos gobiernos del kirchnerismo (con la excepción del año 2009) tuvo como condición de posibilidad la reversión de los términos del intercambio que históricamente habían sido adversos para los países latinoamericanos. Los principales factores que explican ese elevado crecimiento en esos gobiernos fueron la existencia de un tipo de cambio real elevado, una significativa reducción de los pagos correspondientes a la deuda pública externa logrados a partir de la negociación de una cuantiosa quita, y el mencionado ciclo alcista de los precios internacionales de los principales productos de exportación. En ese contexto, la aplicación de políticas expansivas y redistributivas no solo impulsó la actividad económica, sino que también posibilitó significativas mejoras sociales en especial, pero no únicamente, en los sectores populares.
Este sendero encontró crecientes dificultades en la medida en que no se logró un cambio estructural dirigido a ampliar los campos para la inversión e incrementar los niveles de productividad, que además estuvieron asociados a una nueva modificación de los términos del intercambio que retomaron su sendero histórico, todo lo cual impulsó el retorno de los problemas en el sector externo.
Sin embargo, como bien señala el autor, para definir esa escasez de divisas fue decisivo el conflicto con los fondos buitre que contó con la complicidad de la justicia norteamericana, epopeya que llevó a cabo el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner asistida por su entonces ministro de Economía Axel Kicillof, en defensa del patrimonio nacional. Las dificultades se pudieron paliar solo parcialmente con un préstamo bilateral de la República Popular China, aunque poco tiempo después el nuevo gobierno, encabezado por Macri, pagó a esos fondos buitre más de lo que reclamaban. A esa situación compleja se sumó la fuga de capitales y la crisis del modelo energético, dos aspectos analizados en otro capítulo de este libro, que contribuyeron de forma decisiva a que el período de “holgura externa” llegase a su fin.
El último gobierno de Cristina Fernández de Kirchner enfrentó el deterioro de la posición externa del país con un incremento de las regulaciones comerciales y cambiarias y recurriendo a las reservas internacionales acumuladas en los años previos, al tiempo que apeló a medidas para sostener el nivel de actividad y los ingresos de los sectores sociales más desfavorecidos. En cambio, la respuesta adoptada por el gobierno de Mauricio Macri se ubicó en las antípodas al restablecer una nueva modalidad de la valorización financiera, priorizando los intereses del capital financiero internacional y de los sectores dominantes en general. Como en otras etapas históricas en las que predominó la lógica financiera, esta nueva experiencia neoliberal agravó el déficit externo y generó un profundo colapso económico y social, junto con una inédita carga de compromisos externos.
En el segundo capítulo, Mariano Barrera y Leandro Bona, profundizando y aportando nuevos elementos a las ideas planteadas en el libro Endeudar y fugar, analizan el núcleo central de la actual restricción externa: el proceso de endeudamiento externo y la fuga de capitales al exterior.
En rigor, la preocupación de ambos está focalizada en mayor medida en la fuga de capitales, en tanto es un fenómeno estructural que, a diferencia de la deuda externa, recorre los distintos patrones de acumulación recientes. Al respecto, los autores atinadamente señalan que, a pesar de que durante las administraciones kirchneristas la deuda externa disminuyó de manera sustancial debido a la renegociación, la quita histórica en 2005 y el pago al FMI, lo que permitió independizar la política económica de sus condicionamientos, la fuga de capitales siguió su curso. No se alimentó ya de un endeudamiento externo que mermaba de manera constante, sino sobre todo del notable superávit obtenido en la balanza comercial. Se trató de un proceso sustentado en la estrategia de acumulación adoptada por las fracciones del capital que estructuralmente son centrales en la economía argentina, el capital extranjero y los grupos económicos locales. Esa fuga estuvo acompañada, como socia menor, por la que llevó a cabo la mediana burguesía nacional, de diferente naturaleza ya que estuvo orientada a proteger