[5] Según los cálculos realizados por Basualdo (2006), las exportaciones de manufacturas de origen industrial se expandieron entre 1962 y 1975 a una tasa del 16,7% anual. De esta manera, pasaron de explicar el 7% en 1962 al 21% en 1975.
[6] Durante el gobierno de Duhalde se produjo una maxidevaluación del peso (del orden del 67%), la pesificación y el congelamiento de las tarifas de los servicios públicos, la pesificación de las deudas contraídas en el sistema financiero nacional y la reimplantación de retenciones a las exportaciones, medidas que generaron un cambio en los precios relativos favorable a las actividades transables. El gobierno de Néstor Kirchner procuró mantener este esquema de precios relativos tratando de evitar una pronunciada apreciación del tipo de cambio real, incrementó las retenciones a las exportaciones de los principales productos agropecuarios (en especial a la soja) y propició una sustancial reducción de la tasa de interés (que incluso llegó a ser negativa en términos reales). Al respecto, véase, entre otros trabajos, Cantamutto y Wainer (2013).
[7] En seis de los diez años el incremento de los precios superó proporcionalmente al de las cantidades, en tanto la contracción que sufrieron las exportaciones en 2009 (en torno al 20%) se explica en partes iguales por la evolución de los precios y las cantidades.
[8] Hay elementos que permiten pensar que el 6% de caída del producto bruto en 2009 podría estar sobreestimado, ya que tanto la versión anterior de la serie del PIB 2004 como la iniciada en 1993 mostraban un estancamiento y no una contracción en dicho año. Por otro lado, el valor negativo registrado en la última revisión de la serie –realizada en 2016– resulta muy elevado si se la compara con otras estimaciones alternativas, en tanto el crecimiento registrado en 2010 (10,4%) muestra una recuperación excepcional.
[9] Sobre las diversas medidas de regulación del comercio exterior implementadas durante el segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, véase el capítulo 4.
[10] El único año entre 2011 y 2015 en el cual no se registró pérdida de reservas fue 2014 (aumentaron en algo más de 1000 millones de dólares). Ello se debió principalmente a la activación de distintos tramos de un acuerdo financiero con China (swap), al que se sumaron otros factores como la mejora en el saldo comercial y la licitación de nuevas bandas de telefonía móvil. El excedente comercial de 2014 estuvo muy influido por una caída cercana al 20% de las importaciones de bienes, por el cuadro recesivo imperante en la economía doméstica a partir de la devaluación de la moneda a comienzos de ese año y la aplicación de una política monetaria más restrictiva.
[11] El déficit conjunto entre viajes y transporte aumentó constantemente desde 2011 –con la sola excepción de 2014, año de una fuerte devaluación–, y pasó de 2663 millones de dólares a 4210 millones en 2015 y 9261 millones en 2017, el año con el registro más elevado. En particular, el déficit que más creció fue en el rubro viajes, ya que se multiplicó por 25 entre 2011 y 2017 –pasó de 236 millones de dólares a 6009 millones–, mientras que el resultado negativo en transporte se incrementó en un 30% en el mismo período.
[12] A fines de octubre de 2011 se implementó una autorización especial ante la autoridad fiscal (AFIP) para todos aquellos individuos que quisieran adquirir divisas sin una finalidad productiva específica, control que se amplió en febrero de 2012 cuando se implementaron regulaciones para la compra de dólares por parte de empresas para todo tipo de operaciones (debían contar con el aval del Banco Central). A mediados de dicho año directamente se eliminó la opción ahorro del formulario de AFIP, y quedó inhabilitada la compra de dólares para este fin en el mercado oficial (Rua y Zeolla, 2018).
[13] Con los pocos datos oficiales existentes resulta difícil estimar la magnitud de este tipo de transferencias que realizan las filiales de las empresas transnacionales a sus casas matrices y a otras firmas vinculadas en el exterior. En otros trabajos hemos estimado que los pagos de intereses intracorporación entre 2002 y 2015 no debieronn ser inferiores a los 861 millones de dólares anuales (Schorr y Wainer, 2017). Asimismo, las remesas al exterior en concepto de pago de regalías y honorarios profesionales pasaron de 960 millones de dólares en 2002 a 4973 millones en 2015, de los cuales una parte significativa correspondió a erogaciones realizadas por capitales extranjeros. Por otra parte, las transferencias realizadas por empresas transnacionales bajo diversas maniobras, como la subfacturación de exportaciones y la sobrefacturación de importaciones, son de difícil estimación, pero suelen ser relevantes (Arelovich, 2011; Grondona, 2014; Grondona y Burgos, 2015).
[14] Sobre el cambio en los instrumentos de regulación comercial, véase el capítulo 4.
[15] En este aspecto se destaca la “guerra comercial” entre los Estados Unidos y China que, además de ser las economías más grandes del mundo, ocupan el segundo y tercer lugar respectivamente como principales destinos de exportaciones argentinas.
[16] En Brasil, el PIB registró fuertes caídas en 2015 y 2016 (-3,5% y -3,3% respectivamente) y un muy leve crecimiento en 2017 y 2018 (1,1% en ambos casos), según datos del Instituto Brasileiro de Geografia e Estatistica (IBGE).
[17] Tras una devaluación del peso del 40% que se produjo luego de la eliminación de las restricciones cambiarias en diciembre de 2015, el tipo de cambio nominal se mantuvo relativamente estable hasta el primer trimestre de 2018. Para garantizar la estabilidad cambiaria el gobierno recurrió al endeudamiento externo y al sostenimiento de instrumentos financieros oficiales que otorgaban una elevada tasa de interés (con un papel destacado de las letras emitidas por el Banco Central). Esta conjunción de alta tasa de interés con estabilidad en el tipo de cambio permitió la generación de una nueva bicicleta financiera (carry trade), que otorgó a la inversión externa la posibilidad de obtener altos rendimientos en dólares.
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