Conquistando a Jeremy. Darlis Stefany. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Darlis Stefany
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Книги для детей: прочее
Год издания: 0
isbn: 9788418013638
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eso cuelga, sacudo mi cabeza sonriendo antes de escribirle la dirección. Guardo mi celular y entonces recuerdo a Danny que sigue frente a mí.

      —Supongo que hoy no será el café.

      —Lo siento, pero tengo una reunión importante.

      —Algún día tomaremos ese café, Naomi, he esperado cinco meses, un tiempo más no va a hacerme daño.

      —No te sugiero esperar. —Soy sincera—. Nos vemos en la próxima clase.

      ◌◌◌◌

      Me dejo caer sobre la acera esperando a Jeremy. Saco una goma de mascar de mi bolso mientras observo a las personas transitar. Cuando era pequeña me gustaba inventarles una historia a todas las personas que no conocía, era divertido y es algo que aún hago.

      Cuando veo a la chica con uniforme escolar escuchando a lo que parece un alterado veinteañero, invento y asumo que la discusión es porque el condón se rompió y ella ahora está embarazada. Trágico, pero se adapta a lo que mis ojos captan.

      La chica que compra una revista no sabe que el que será el amor de su vida la está observando a su lado maravillado por su presencia. Claro, también está la opción de que él solo esté embobado por la revista, pero me gusta más mi historia.

      Rio y hago esa cosa tan infantil de inflar un globo de chicle como siempre he hecho. Observo las uñas de mis manos y sonrío debido a todos los colores de esmalte que hay en ellas. Además, el toque de pintura agregado por mi trabajo hace contraste con ellas. Me gusta lo colorido, me parece que transmite alegría y mejora mi ánimo. Creo que esta será una buena semana. Me siento optimista y lo que empezó como un lunes opaco, desde que hice yoga, se ha vuelto mucho mejor.

      —¿Necesitas un paseo?

      Alzo la vista encontrándome con un bonito auto y la sonrisa de Jeremy. Él luce muy bien, demasiado, y por unos pocos segundos, no sé qué decir. Masco mi chicle.

      —Escuché esa línea en una película donde el chico se la dice a la fácil de la escuela —informo antes de tomar mi bolsa junto a mi alfombra.

      —¿Haces yoga?

      —Solo salgo a la calle con una alfombra acolchada por si me provoca acostarme.

      No sé de dónde viene mi buen humor, pero se siente bien y cuando él sonríe, se siente todavía mejor.

      —Parece que alguien está teniendo un buen lunes. Ni siquiera estás temblando como un chihuahua.

      —¿Disculpa?

      —Estoy bromeando. —Ríe—. Ahora si me das el privilegio de subir al auto. Dijiste que solo podías darme dos horas y el tiempo corre.

      Abro la puerta y subo. En silencio me encargo del cinturón de seguridad y luego hago otra bomba de chicle que no tarda en estallar rodeando todo el contorno de mi boca. Parpadeo sorprendida hacia Jeremy.

      —¡Lo siento! La costumbre nunca muere. Cuando éramos pequeños Doug y yo nos hacíamos eso. Hace mucho no veía a alguien hacer una bomba de chicle y no pude evitar explotarla.

      —¿Tienes alguna idea de lo fastidioso que es quitarse todo el chicle?

      —Lo sé, eso era lo divertido de explotarle primero la bomba de chicle a Doug. Cuando él tenía cinco años lloraba molesto, luego aprendió a ser igual de rápido y hacérmelo a mí.

      —Haces que tener un hermano suene como algo genial.

      —Es genial. Seguro que cuando éramos pequeños, mamá algunas veces pensó que íbamos a matarnos y nos juramos no volvernos a hablar, pero Doug es el mejor hermano que pude tener, incluso si a veces es solo un rubio raro.

      Pienso en mi hermano mayor, Alan, hijo del primer matrimonio de papá, tiene treinta y un años. No somos cercanos y no solemos pasar mucho tiempo juntos, pero de alguna forma se preocupa por mí y tratamos de hablar de vez en cuando. No es la relación tradicional de hermanos, pero no somos unos desconocidos al menos.

      La conversación es escasa durante el camino a nuestro destino, pero no me siento fuera de lugar o atrapada al estar en el auto con él. Se detiene en una pintoresca cafetería y tras ordenar y recibir nuestras órdenes procede a hablarme de unos documentos que ha solicitado.

      No entiendo mucho sobre asuntos legales, pero logro seguir el hilo de sus ideas y noto cuán optimista está sobre esto. No deja de asegurarme que seré una mujer divorciada y eso me da tanta esperanza y alegría. Me hace sentir como si las cadenas poco a poco estuvieran siendo aflojadas.

      —Solo tomará unos meses, Kanet, pero cuando menos lo esperes, serás una mujer de vuelta al mundo de la soltería.

      —Una mujer libre.

      —Eres una mujer libre. Él no tiene por qué hacerte sentir que no tienes libertad. ¿Le pides permiso para salir?

      Su pregunta me desconcierta y eso debe notarse en mi rostro.

      —Ahora no.

      —¿Paga tu apartamento y comida?

      —No.

      —¿Dependes de él económicamente?

      —Para nada.

      —¿Compartes cama?

      —¡Claro que no!

      —¿Entonces por qué sientes que tu libertad está en sus manos?

      —Porque le tengo miedo. ¿Es tan difícil creer que me da miedo un día abrir la puerta de mi apartamento y encontrarlo? ¿Que siento miedo cada vez que entro a mi hogar y espero encontrarlo? No puedo salir sin ver a los lados porque... ¡Demonios! Me aterra que salga de cualquier lugar y me lastime.

      »¿Sabes qué descubrí la última vez que me golpeó? —Niega con su cabeza, mi voz suena firme. Segura —. Que no quiero morir. Que quiero hacer muchas cosas en mi vida y que merezco mucho más que ser el saco de boxeo de un poco hombre que se sintió con el poder de ponerme un dedo encima cuando me prometió tratarme como una princesa.

      —Mereces mucho más.

      —Lo merezco —repito con convicción y alzo mi barbilla.

      Él sonríe mucho. La sonrisa más grande que le he visto esbozar.

      —Y eso es hermoso —anuncia captando toda mi atención—. Que una mujer reconozca su valor y se atreva a enfrentar, y aceptar que ser maltratada no es su culpa ni que nada está mal en ella, es hermoso.

      »Detrás de los maltratos siempre hay un alma herida, una criatura lastimada que lleva un proceso de cura que no llega de la noche a la mañana. Te ha tomado casi dos años, eso si mis cálculos no están fallando. Pero hoy, desde que te conocí, por fin, veo determinación de acabar con esto. Veo a una mujer dándose su valor y reconociendo que merece mucho más de lo que ha obtenido. ¡Y, joder! Eso es tan hermoso.

      No sé qué hacer con las palabras. No quiero verlo con distintos ojos. Pero ni siquiera Ronald alguna vez dijo algo como eso. Algo que reconociera cómo me ve por dentro, algo que destacara mi valor, mi importancia, mi fuerza.

      No sé si dos años es mucho o poco tiempo, pero no me siento cómoda ante la idea de ver diferente a Jeremy. Sin embargo, sonrío, el que me asuste no quiere decir que no reconozca que eso ha sido más que lindo de escuchar.

      —Eso ha sido muy bonito de escuchar, Jeremy.

      —Soy sincero, Naomi. No sabes lo increíble que ha sido escucharte hablar así. —Lleva las manos a su rostro fingiendo asombro, eso me hace reír—. ¡Y mírate! Estabas con una bella sonrisa amplia y ahora estás riendo ¡Riendo conmigo! ¡Este es un momento tan histórico!

      —No seas payaso. —Pero no puedo dejar de reír.

      —Me siento como un niño que obtiene un regalo.

      —¡Basta!

      —Y no dejas de reír