Incorrupto
El hombre que arrancaba
demonios y confesiones
Pedro Mozas Rello
Incorrupto
El hombre que arrancaba
demonios y confesiones
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© Pedro Mozas Rello (2016)
© Bunker Books S.L.
Cardenal Cisneros, 39 - 2º
15007 A Coruña
www.distrito93.com
ISBN 978-84-17895-84-6
Depósito legal: CO 1980-2019
Diseño de cubierta: © Distrito93
Ilustración de cubierta: © Cecilia G.F.
Diseño y maquetación: © Distrito93
Imprime: Podiprint
A Dante, Milton, Blake y Goethe,
por sus inspiradores universos narrativos.
A todos los que, en un mundo de sombras,
han hecho posible que esta novela vea la luz.
«Cada uno somos nuestro propio demonio
y hacemos de este mundo nuestro infierno.»
Oscar Wilde
«El Infierno está lleno de buenas voluntades.»
Bernardo de Claraval
«Hágase el milagro. Y hágalo el Diablo.»
Refrán popular
Dramatis Personae
Hombres de fe
Benedicto Santibáñez. Protagonista principal de la novela. Sacerdote, exorcista, criptólogo, blogger. Español.
Paolo Abbati. Personaje clave en la narración. Sacerdote, demonólogo. Miembro de la Congregación de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios. Amigo y enlace de Benedicto Santibáñez en el Vaticano. Italiano.
Maurizzio Bertini. Secretario de Estado del Vaticano. Cardenal camarlengo durante el período de sucesión del Papa. Italiano.
Samuel Shalom. Rabino. Miembro directivo de la Federación de Comunidades Judías de España. Amigo de Benedicto Santibáñez. Sefardí.
Abdul Farûq. Imán. Miembro directivo de la Unión de Comunidades Islámicas de España. Amigo de Benedicto Santibáñez. Árabe.
Periodistas y hackers
Ángela Rubio. Co-protagonista. Ex stripper. Periodista de investigación. Hacker informático. Colaboradora del grupo Anonymous y miembro de los Hacker Tracker. Amiga y confidente de Benedicto Santibáñez. Española.
Custodios. Grupo de hackers colaboradores del CNI. Cristianos, judíos y musulmanes. Varias nacionalidades.
The Hacker Tracker. Grupo de piratas informáticos al que pertenece Ángela Rubio. Varias nacionalidades.
Civiles
Elisabetta. Personaje doble y puntal clave en la narración. Joven romana poseída por el Maligno. Este habla siempre por boca de ella. Italiana.
Julia Ramos. Paleóloga. Investigadora en la Escuela Arqueológica de Jerusalén. Unida sentimentalmente hace tiempo a Benedicto Santibáñez. Española.
Amina. Joven melillense captada por los takfiríes para unirse a la causa yihadista. Estudiante. Española de origen magrebí.
Máximo. Ex novio de Elisabetta. Jefe de la secta satánica «El Clan de la Bestia». Italiano.
Militares
Hans Rudolf Hoffman. Capitán de la Guardia Suiza Vaticana. Suizo-Alemán.
John O’Ffender. Ex coronel del Ejército de los EE.UU. Líder de la organización ultraconservadora El Triángulo. Estadounidense.
Jason O’Connor. Ex militar del Ejército de los EE.UU. Lugarteniente de John O’Ffender. Estadounidense.
Timothy O’Bey. Ex miembro de las Fuerzas Especiales del Ejército de los EE.UU. Francotirador. Lobo solitario. Estadounidense.
Terroristas
Ahmed. Uno de los cinco puntales clave en la narración. Lobo solitario. Simpatizante de la causa yihadista. Ciudadano español. Ceutí.
Asad el Reclutador. Ojeador y reclutador de futuros combatientes yihadistas. Traficante de mujeres como esclavas sexuales. Sirio.
Tarik. Ojeador y militante yihadista. Marroquí.
Said. Novio de Amina. Militante yihadista desertor de la secta de los takfiríes. Ciudadano español de origen magrebí.
Prólogo
El sol se colaba por la ventana más famosa del mundo. De hecho, era lo único que podía colarse por allí. Un vidrio antiproyectiles, colocado en el vano de la misma, protegía al Papa de posibles francotiradores cuando se asomaba cada domingo a rezar el Ángelus. El apartamento pontificio ocupaba los dos últimos pisos del Palacio Apostólico. En un despacho contiguo el Secretario de Estado, Maurizzio Bertini, era informado de los últimos acontecimientos.
—¿Ha dicho algo más esa posesa? —dijo Bertini.
—No, Monseñor. Esto no es precisamente un interrogatorio.
—En cambio, ese sacerdote español ha vuelto a pronunciarse.
—Le recuerdo que él sería el más indicado para «hacerla hablar».
—Sí, ya lo sé. ¿Y qué es lo que dice ahora?
—Ha vuelto a escribir otra reflexión en su blog. Y con lo que escribe, cada día tiene más adeptos. En resumen, viene a decir que prácticamente apenas hay reliquias auténticas. Y eso no es todo. Ha titulado lo que ha escrito como «LA MULTIPLICACIÓN DE LAS CARNES Y LOS HUESOS», parodiando la parábola de los panes y los peces. Estas son sus palabras —dijo el asistente, mostrándoselas.
«En la Baja Edad Media, las reliquias sagradas atraían fieles a los mercados como las abejas a la miel. Con ellas, una simple aldea podía convertirse en poco tiempo en una próspera y floreciente ciudad. Pero esos “recuerdos” traídos de Tierra Santa por los Cruzados no bastaban para satisfacer la enorme demanda. Con un merchandising tan insuficiente, la falta de existencias empezó a originar la venta de reliquias falsas. En una época tan convulsa, poco importaba a la gente que dichos objetos fuesen o no auténticos. Los devotos, desesperados, buscaban remedio a sus males en iglesias y santuarios. Los peregrinos acudían a rezar en masa ante los hipotéticos huesos de un mártir a los que se atribuían supuestos poderes milagrosos.
Quizá en aquella época resultaba comprensible todo esto, pero... ¿Cómo no mostrarse escéptico ante la cantidad de objetos expuestos actualmente en todo el mundo? El surtido de reliquias es hoy tan amplio y variado como surrealista. Más de ochocientas espinas de la corona que llevó Jesucristo, quinientos