2. La segunda etapa, desde el siglo XVIII o más precisamente desde la Revolución Industrial.
Como les dije al principio, divido la historia humana en dos etapas. Esta segunda etapa tiene su inicio en el siglo XVIII. Este capítulo es muy atrapante para mí más allá de la información histórica, ya que trata de marcar los lineamientos ideológicos básicos de los cuales nace lo que después llamo el “antiperonismo” culpable.
Las transformaciones ocurridas desde ese momento han sido tan vertiginosas, tan rápidas y violentas que provocaron que no se pudiesen medir en ese momento los alcances de semejante revolución.
Mucha literatura habla de un grandísimo problema en la humanidad por no estar preparada para semejantes cambios, por los hechos negativos que se vivieron o simplemente por intereses económicos propios de los escritores.
Lo concreto, señores, es que la Revolución Industrial fue uno de los eventos más brillantes vividos hasta el momento por los seres humanos después del nacimiento de Cristo. Se trata de una sumatoria de cambios tan veloces, tan luminosos y tan superadores para el hombre, que modificaron toda su estructura. El cambio fue el centro de esta revolución.
Los cambios suscitados fueron:
• Filosóficos.
• Religiosos.
• Políticos.
• Económicos.
• Sociales.
• Ecológicos.
Hasta el día de hoy han impactado en todas las actividades humanas.
Esta etapa de la historia que se inició en el siglo XVIII en Inglaterra tuvo como principal “big bang” el cambio del predominio de la producción agrícola por el predominio de la producción industrial. Esta revolución mejoró la calidad de vida de las personas y arrasó con la forma de vida de la nobleza, que debió adaptarse a los nuevos cambios para poder sobrevivir.
Inglaterra estaba mejor preparada que los demás países ya que era el mayor imperio de la época. En 1733 la aparición de la máquina tejedora de telas que duplicaba la producción humana cambió los estereotipos comerciales y productivos para siempre.
Pero no pasó mucho tiempo para que Europa despertara y adoptara estos cambios. Para finales del siglo XIX, la economía de toda Europa y gran parte del mundo estaba dominada por la Revolución Industrial. Para finales del siglo XX, no existía país en el mundo que no hubiera sido influenciado por los beneficios de la Revolución Industrial.
Primera Revolución Industrial
La Revolución Industrial tiene inicio en el año 1733 cuando John Kay, un inventor inglés, creó una herramienta de producción que permitía tejer el algodón a mayor escala y velocidad que a mano. La literatura es muy variada con respecto al inicio de esta Gran Revolución para la Humanidad.
Se expandió luego a Estados Unidos y Europa y finalizó en 1850. Durante este período se produjeron muchos de los mayores cambios en la historia del ser humano. Las sociedades fueron migrando de economías rurales basadas fundamentalmente en la agricultura a economías de carácter urbano e industrial. Este hecho generó una transformación profunda en la sociedad jamás experimentada en la historia hasta ese momento.
En el neolítico se aprendió a plantar y apareció la agricultura; se domesticó a los animales y apareció la ganadería; las sociedades ya no necesitaron ser nómades para subsistir, motivo por el cual el hombre se volvió sedentario y recolector, ya que podía almacenar el excedente de su producción rural. A partir de la revolución industrial surgió un nuevo modelo de organización social con la aparición de las ciudades. Se trató de un salto cualitativo en la forma de vivir, ya que se migró de un sistema rural de producción manual basado en la agricultura a un sistema de producción industrial concentrado en las ciudades.
Para desgranar cómo van apareciendo estos cambios tenemos que situarnos en la segunda mitad del siglo XVIII en Inglaterra, momento en que las trece colonias británicas en América acaban de independizarse.
La Revolución Industrial fue el ícono que tomé para dividir la historia del hombre como base de estudio de mi teoría. ¿Por qué marco la importancia de este hecho como divisor de la historia? Porque fue una revolución que modificó los parámetros sociales, religiosos, económicos y financieros del mundo entero.
Existe un plan sistemático de algunos escritores, en especial de inclinación marxista, que han influido en la mente de la población sosteniendo lo malvado de la riqueza y de la acumulación de capital, lo oscuro de esta fenomenal y luminosa Revolución Industrial. Y es que el punto de vista habitual del público pasa por considerar a la Revolución Industrial como un período negro en la historia del ser humano. Un tiempo de miseria, enfermedades, condiciones de trabajo infernales, alta mortalidad, esclavitud infantil y mucha suciedad. Un momento histórico, en definitiva, en el que los empresarios o patrones explotaban y se aprovechaban de los pobres obreros hasta la extenuación.
Lo relevante, sin embargo, es que antes de la revolución industrial las condiciones de vida eran aún peores. Lejos de la creencia popular, esta revolución representó un gran salto en términos de bienestar para la inmensa mayoría.
Frente a la leyenda negra planteada sobre la Revolución Industrial, puedo argumentar que este período fue un rayo de luz que iluminó la historia de la humanidad. Es necesario derribar mitos perversamente falsos.
Es verdad que las condiciones de los trabajadores de aquella época eran horribles si las comparamos con la de los trabajadores de hoy en día. Las jornadas laborales eran largas, el trabajo era duro y las condiciones sanitarias y de seguridad deplorables. Pero a partir de la Revolución Industrial, los cambios vividos desde entonces hasta hoy son el resultado lógico de un proceso que se sustenta en una progresiva y exponencial acumulación de capital que permite producir más y más.
En Inglaterra se había instaurado desde hacía cien años el sistema parlamentario definido ideológicamente por el liberalismo de John Locke, basado en la división de poderes, la economía de mercado y la libertad individual. Este modelo fue copiado después por Estados Unidos, Francia y España y es el modelo que se usa hoy en día en casi todos los países democráticos.
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