Antes de la Revolución Industrial a todo el mundo le parecía natural vivir en la mayor miseria y, además, esperaban un destino similar para sus descendientes. Pero, a partir de la Revolución Industrial, el sufrimiento dejó de justificarse.
Cuando hay riqueza, la pobreza deja de comprenderse. Por otro lado, a los aristócratas y gobernantes de la época no les hacían precisamente mucha gracia todos estos cambios y contribuyeron, sin duda, a extender la “leyenda negra”.
Así por ejemplo, Francisco I -el Emperador Austrohúngaro- llegó a prohibir la construcción de fábricas en Viena e impidió el desarrollo del ferrocarril con la siguiente excusa: “No, no. No tendré nada que ver con esto, no vaya a ser que la revolución llegue al país”.
Lo mismo ocurrió con el zar Nicolás I de Rusia, quien promulgó leyes que limitaban la construcción de fábricas con la misma intención.
Por todo ello, la Revolución Industrial nos ayuda a recordar que el estado natural del hombre es la pobreza y que la generación de riqueza y bienestar nunca se produce, desgraciadamente, de forma automática.
Hoy nos escandalizamos, con razón, de las condiciones de vida que tienen muchos trabajadores agrarios, por ejemplo en Camboya. Pero olvidamos que su esperanza de vida ha pasado de 41 años en 1960 a 69 años en 2016 y en Nepal pasó de 35 años en 1960 a 70 años en 2016.
En definitiva, dejemos de pensar que la Revolución Industrial fue un problema para la humanidad. Por el contrario, es lo mejor que pudo haberle pasado.
¿Debemos encontrar otros lugares para vivir en el Universo? Creo que sí. Pero este tema corresponde a otro estudio en otro libro.
Segunda Revolución Industrial
Lo relatado hasta ahora es solo el principio, porque entre 1850 y1870 –dependiendo del autor- entramos en la segunda fase de la revolución, conocida como la Segunda Revolución Industrial. Normalmente los historiadores sitúan esta segunda revolución industrial desde 1850 hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914.
Se trata simplemente de un fortalecimiento de la primera y de su expansión a otros países. En esta segunda etapa, los avances no serán sólo tecnológicos sino también científicos.
Durante esta segunda revolución industrial se produjo el surgimiento de Alemania y Estados Unidos como grandes potencias mundiales junto al Reino Unido. Sin embargo hay que prestar especial atención a Estados Unidos pues esta Segunda Revolución Industrial está asociada con la electrificación de las ciudades y de los medios de producción.
Las características de esta Segunda Revolución Industrial son, en primer lugar, la sustitución en la industria del hierro por el acero y, en segundo lugar, el reemplazo del vapor por la electricidad; además, los derivados del petróleo se convirtieron en una fuente de energía muy importante.
En este período aparece la maquinaria automática que fabrica piezas para otras máquinas. También se da un gran desarrollo en los sistemas de transporte y de comunicación. Finalmente hay un creciente dominio y aplicación de la ciencia y la tecnología a la industria.
Los derivados del petróleo como fuente de energía darían lugar a los siguientes inventos como el motor de explosión o motor de combustión interna. El ferrocarril se convirtió en el transporte terrestre hegemónico insustituible, supliendo a los grandes caminos y superando la precariedad de los vehículos. Estados Unidos, con 108.000 kilómetros de vías, fue el precursor de esta supremacía.
También apareció en este período el barco con motor de caldera que disminuyó el costo de mantenimiento y aumentó el espacio para mercancías. Estos dos factores propulsaron el comercio fluvial y marítimo a nivel internacional.
Continuando con los avances en los sistemas de transporte, en 1903 los hermanos Wright efectuaron el primer vuelo con aeroplano, que marcó el inicio de la historia aeronáutica y espacial mundial.
Otra industria que gozó de gran expansión fue la química, que se dedicó mayormente al desarrollo de explosivos y fertilizantes.
En el campo científico fue una época de grandes descubrimientos como la Teoría de la Evolución de las Especies de Charles Darwin que revolucionó el mundo entero. En el área de la medicina, el cirujano inglés Joseph Lister propagó por el mundo la aplicación de sus métodos de higiene y Robert Koch descubrió la bacteria que producía la tuberculosis, una de las principales causas de muerte entre la población mundial. Otro gran descubrimiento ocurrió en 1864 gracias a Louis Pasteur: el proceso de conservación de alimentos, que hoy llamamos pasteurización. En 1897 Bayer inventaba en su laboratorio la aspirina, la cual mejoró la vida de las personas.
En 1876 se realizó la primera llamada de teléfono inventado por Graham Bell. En 1885 Carl Benz fabricó el primer automóvil con motor.
Para Rifkin, “la tecnología de Internet y las energías renovables están a punto de fundirse para crear una potente nueva infraestructura para una Tercera Revolución Industrial que cambiará el mundo en el siglo XXI”. (Conferencia sobre la Tercera Revolución Industrial; Rosario, Argentina 2018).
Tercera Revolución Industrial
La llamada Tercera Revolución Industrial, revolución científico-técnica o revolución de la inteligencia, se inició al terminar la Segunda Guerra Mundial y cobró fuerza a causa de la crisis que experimentó el capitalismo de la época.
A finales de la década del 60, el anterior Capitalismo Liberal Monopólico y Financiero -que parecía tan sólidamente establecido desde hacía casi un siglo- entró en crisis. Entre las causas de esta crisis encontramos las siguientes:
• Se encarecieron los recursos energéticos y las materias primas.
• Se redujo el crecimiento económico.
• Aumentó considerablemente la desocupación, hecho nunca visto hasta ese momento en los procesos revolucionarios de la industria.
• Aumentaron las protestas sociales.
La industria redujo su participación en el conjunto de la economía y las empresas desarrollaron una clara estrategia de transnacionalización que logró alterar las relaciones internacionales, abriendo las fronteras desde el punto de vista económico.
Al mismo tiempo se multiplicaron las innovaciones, se redujo el consumo de productos naturales y nacieron nuevos sectores motrices como la microelectrónica, la biotecnología, la robótica, etc. Por este motivo se redujo el trabajo directo de fabricación y aumentó el de gestión, con un mayor control de investigación y desarrollo (I+D) que dio flexibilidad a la producción en diversas fases o en empresas distintas, gracias a las nuevas tecnologías. De esta manera se descentralizó la productividad y aumentó la cantidad de PYMES.
Actualmente, el 86% de todos los científicos que han trabajado en investigación están activos, hecho que ha conducido a que el conocimiento científico se duplique, aproximadamente, cada cinco años, aunque