al costo marginal; la que aparece por debajo, a los costos medios.
-¿Cuál regla práctica aplicar?
Se ha visto que la regla práctica subestima el margen de ganancias que obtendrían las empresas cuando estas operan con curvas de costo medio con pendiente positiva. Por otra parte, no es de mucha utilidad para las empresas que deban conocer la elasticidad de la demanda para establecer su margen de ganancias, elasticidad que es, como se sabe, variable, objeción que se aplica también al cálculo del margen óptimo anteriormente obtenido.
Por lo tanto, una regla práctica más operativa, simple y rigurosa sugiere que las empresas probablemente establecerán el margen directamente como la diferencia que surge de la brecha entre el precio y el costo medio:
Esta expresión deviene directamente de la ecuación de la equivalencia del valor del producto con los costos y beneficios y de la definición propuesta para el margen de ganancias.
Claramente, si las empresas eligen el precio que cobrarán por su producto, el costo medio queda igualmente establecido, si este no se modifica excesivamente para alteraciones no muy grandes de las cantidades vendidas, por lo que, consecuentemente, no se hace necesario conocer o atribuirle valores a la elasticidad.
Por supuesto, como se ha señalado ya, lo que a las empresas les interesa son sus beneficios totales y no los unitarios que pueden conducir a beneficios inexistentes, con lo que, si observan que estos no aumentan e incluso disminuyen al subir los precios, aun cuando el margen alcanzado sea el máximo posible, sabrán que no conviene volver a aumentarlos y procurarán por lo tanto de un modo u otro (bajas directas de precios, combos, primeros premios para todos, etc.) regresar al escenario en que las ganancias eran mayores.
-Principales reflexiones
Los resultados obtenidos permiten las siguientes reflexiones, válidas cuando las empresas operan en condiciones monopólicas y sobre el tramo creciente de sus curvas de costos medios:
La regla práctica indica solamente que la brecha entre P y CMg, respecto al precio, es igual a la inversa de la elasticidad de la demanda, esta última cambiada de signo.
Sin embargo, este resultado no es en absoluto equivalente al margen de ganancias que aplican las empresas para formar sus precios.
El margen, como se ha deducido, es simplemente 1 menos el costo medio por unidad del precio y, claramente, no se requiere la elasticidad para establecerlo, lo que tiene sentido porque las empresas pueden conjeturar la elasticidad de la demanda, pero no la conocen, y no pueden conocerla porque esta cambia, en general, cuando lo hacen los precios y las cantidades ( no es constante, en general).
Por otra parte, la regla práctica subestima el verdadero margen, porque ignora los beneficios que provienen del hecho de que los rendimientos son decrecientes.
Nótese que no es posible ignorar tales rendimientos decrecientes, porque de no existir, tampoco tendrían lugar los costos crecientes, la diferencia entre el costo medio y el marginal ni la forma que se atribuye a las curvas de costo medio y marginal.
Lo anterior es así porque si los rendimientos son constantes, los precios asimismo lo son y las curvas de costo medio y marginal también deben serlo.
El margen óptimo en unidades de precios, entendido como vP, se encuentra, como es intuitivamente evidente, en el punto en que la curva de CMe es paralela a la curva de demanda, lo que se verifica en el tramo de costos medios decrecientes.
Esta situación, no obstante, sería muy poco frecuente, por lo que la brecha máxima se dará, en general, cuando el CMe es mínimo, lo que también es intuitivamente evidente.
Sin perjuicio de lo anterior, es claro que la búsqueda de un máximo para vP no es muy operativa porque las empresas prefieren operar con el propio margen que se expresa en forma adimensional, lo que no se verifica para el margen expresado en unidades del precio.
Debe ser claro, a todo esto, que las empresas no resignan obtener beneficios totales máximos, que son los que les importan, por lo que aun cuando v o vP logren ser lo más altos posibles, si los beneficios totales no aumentan o incluso se reducen cuando se alcanza dicho margen, las empresas no estarán en equilibrio y el movimiento de los precios (en este caso, verosímilmente, en forma descendente) continuará.
Abundando en el comentario anterior, nótese que, si los costos medios y marginales no pudieran sino ser crecientes y son positivos para un nivel de producto cero, la mayor brecha para vP se daría justamente cuando Q es igual a cero, lo que indicaría que serían también nulos los beneficios totales, lo que claramente no tiene sentido.
El concepto de beneficios, especialmente en el caso de empresas formadoras de precios, no puede acotarse a los así llamados “ordinarios”, que son los correspondientes a los costos alternativos del capital; la existencia de solamente este tipo de beneficios se asocia con la homogeneidad lineal de la función de producción, lo que proporciona costos medios y marginales constantes, pero esto contradice la evidencia que muestra que, en general, los costos unitarios son crecientes.
Por supuesto, la idea de costos medios y marginales constantes es incompatible con la forma habitual de tratamiento de la teoría de los costos, a la vez que, en escenarios macroeconómicos, la idea de costos medios decrecientes no es muy razonable porque contradice la intuición de la curva OA de pendiente positiva.
Debe destacarse que, aun en formaciones competitivas de precios, los así llamados beneficios “normales” (la retribución del capital a través de sus costos alternativos solamente) no agotan los beneficios totales.
Esto es así debido a que existen cuasi rentas al ser los costos marginales crecientes.
La maximización de ρ cuando no hay homogeneidad lineal
Cuando Q(N,K) no es HL, que es el caso que tiene validez y pertinencia ya que la propia definición de ρ excluye la posibilidad de que Q(N,K) lo sea, al no poder obtenerse beneficios extraordinarios, como ya se ha visto, la tasa de ganancias se define ahora de la forma siguiente, donde la función de producción no está expresada esta vez en términos per capita, mostrando