La actualidad del padre Juan de Mariana. Francisco Javier Gómez Díez. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Francisco Javier Gómez Díez
Издательство: Bookwire
Серия: Actas UFV
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788418360176
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Juan de Mariana: poder político y tiranicidio

       Jacinto Rivera de Rosales

       Influencia de Juan de Mariana en los Estados Unidos de América: John Adams

       Ángel Manuel Fernández Álvarez

       Mariana: de la teología política a la política teológica

       Luis Carlos Martín Jiménez

       ¿Quién fue Juan de Mariana? En busca de un pensador político europeo

       Harald E. Braun

       Juan de Mariana, ¿memorialista?

       Francisco Javier Gómez Díez

       La cuestión del tiranicidio en Mariana y los reyes franceses del momento

       Fernando Centenera Sánchez-Seco

       Gobierno jesuita y territorio en tiempos de Juan de Mariana

       David Martín López

       Dos visiones sobre la relación Iglesia-rey san Isidoro y Juan de Mariana

       Francisco José Delgado Martín

       «El rey no nace, se hace»

       Atilana Guerrero Sánchez

       Poder y terror: las convergencias de Mariana y Espinosa

       Fernando López Laso

       Juan de Mariana y la expresión del conflicto entre católicos y protestantes en su época y tras 500 años de la Reforma (confirmación del sintagma «actualidad del pensamiento de Mariana» que aparece en el rótulo del congreso)

       José Luis Pozo Fajarnés

       La teoría monetaria del padre Juan de Mariana

       José Carlos Rodríguez

       El padre Mariana y el mito de Bernardo del Carpio

       Iván Vélez Cipriano

       Los autores

      PRESENTACIÓN

      Menos por ajustarse a las enseñanzas evangélicas que por el escaso interés de estas primeras líneas, me toca escribirlas, como representante de una institución, la Universidad Francisco de Vitoria, que fue la última en incorporarse a este proyecto.

      La organización del congreso «La actualidad del padre Juan de Mariana» fue iniciativa de un grupo de profesores del instituto talaverano que lleva su nombre. De ellos es sin duda el mérito. Ellos lo idean, lo proponen y lo organizan. Como secretario del Foro Hispanoamericano Francisco de Vitoria, me hacen llegar sus intenciones y, con relativa facilidad, consiguen mi colaboración y la de mi universidad. Una colaboración reducida en la organización del congreso —reducida, no nos atribuyamos méritos ajenos—, una colaboración económica y, muy especialmente, el compromiso de editar las actas. Al hacerlo, creemos estar respondiendo a nuestra misión como Universidad, tanto por el tema del congreso como por sus pretensiones y características.

      La Universidad Francisco de Vitoria tiene —y su nombre así lo manifiesta— un compromiso y un interés en la recuperación del riquísimo patrimonio intelectual representado por el pensamiento universitario que se desarrolla en los dominios de la Monarquía hispánica en los siglos XVI y XVII; un grupo de pensadores, principalmente dominicos y jesuitas, que, dando respuesta a importantes retos históricos, procedieron a renovar la escolástica.

      Con independencia de que el término Escuela de Salamanca fuera acuñado recientemente y sea muy controvertido, ya en el siglo XVI se tenía clara conciencia de la existencia de una escuela, y así lo manifiestan los dos discípulos más directos de Francisco de Vitoria: Domingo de Soto y Melchor Cano.

      Iniciando su actividad en el ámbito propiamente universitario (Salamanca, Alcalá, Coímbra y las nuevas universidades americanas), tuvo una clara influencia en la actividad misionera, jurídica, administrativa y política a ambos lados del Atlántico, en una época marcada por la apertura a la Modernidad: nacimiento de los nuevos estados monárquicos; cuestionamiento de las autoridades universales del Imperio y el papado; reformas y Reforma eclesiales; confesionalización creciente de las monarquías; descubrimientos geográficos y, muy especialmente, el de América; proyección evangelizadora; desarrollo de nuevas formas de economía mercantil y acelerados ritmos de crecimiento económico; imprenta; tensiones con el islam; etc.

      Si bien el núcleo central de su pensamiento podemos situarlo en la teología, por la misma concepción que tiene de esta disciplina, esta pléyade de intelectuales abarcó la práctica totalidad de lo que hoy denominaríamos ciencias humanas. Analizó los problemas teológicos, económicos, políticos y sociales para guiar la toma de decisiones en los distintos ámbitos del actuar humano. De esta forma, sin pretenderlo, sentó las bases del pensamiento económico moderno: es responsable de avances teóricos en la relación entre valor de uso, valor de cambio y precio, la ecuación cuantitativa, la formación competitiva de los precios y el precio justo, la naturaleza y licitud condicionada del interés y la ganancia empresarial, entre otras. Manifestó una clara preocupación en torno a la convivencia, la política y los límites del poder político: pactismo y consensualismo; poder limitado y Estado de derecho; separación de los poderes temporal y espiritual. Por último, no fue ajena a las implicaciones de la globalización y las relaciones con otras tradiciones culturales, con las minorías y con los no cristianos, que le llevó a preguntarse, utilizando terminología actual, sobre los derechos humanos, la tolerancia y la libertad religiosas, el derecho internacional, la guerra justa, el colonialismo, etc. Como consecuencia, nos legó un riquísimo patrimonio intelectual de gran riqueza y actualidad.

      Este patrimonio tiene en Francisco de Vitoria a su primer referente y en Juan de Mariana a uno de sus destacados representantes, y, por eso, buena parte de estos problemas han interesado al presente congreso. Al mismo tiempo, la integración de los ámbitos de estudio propios de la llamada Escuela de Salamanca es coherente con la integración natural de los saberes sobre el hombre, que ha estado presente desde sus comienzos en el pensamiento filosófico, y con los objetivos explícitos de la Universidad Francisco de Vitoria.

      Por todo esto, el congreso nos resultaba atractivo y sus características nos imponían, por otras razones, la obligación de colaborar.

      Este congreso, junto a lo que ha tenido de original y científico, de reflexión profunda sobre un hombre, su tiempo y su obra, tuvo también, desde el principio, otra dimensión. No pretendía encerrarse sobre sí mismo, no era solo una reunión