Al develar el texto, lo interpreto y al interpretarlo... lo construyo. |
Pienso que el saber que despliegan estas obras escritos solo se vuelve sabiduría cuando se convierte en experiencia, es decir, cuando se llevan a la práctica. La sabiduría es esencialmente práctica y esta práctica, a su vez, se vuelve transformadora de nuestra experiencia vital.
En esta era de información, sobran eruditos e individuos de gran conocimiento, pero faltan sabios. Por eso, no alcanza con leer y reflexionar, es necesario llevar estas enseñanzas al plano cotidiano para vivirlas y compartirlas. Sólo de esta forma, podremos saborear el manjar que nos ofrecen estos maravillosos textos.
Sabiduría y compromiso
Uno de las características del sabio es su compromiso con los que no han alcanzado (aun) la sabiduría. Dicho compromiso, establece un vínculo con el otro, que se convierte entonces en discípulo. Este supremo compromiso del sabio es el de compartir. Pues sólo cuando el sabio comparte, existe un discípulo y existe entonces un maestro. Si ningún sabio compartiera su sabiduría no existiría nadie para reconocerlo como tal. Sólo existen sabios cuando la sabiduría es compartida. Es más, podríamos decir que sin el acto de compartir, no existe sabiduría. Una persona sola no puede ser sabia, debe descender y compartir con otros aquello que ha develado.
La sabiduría es un encuentro entre alguien que busca y alguien que amablemente accede a compartir lo que ha encontrado. Se trata, claro esta, de algo compartido. Y este acto de compartir es un acto de amor.
Sería maravilloso y provechoso que todos compartiéramos lo que sabemos y buscáramos con dedicación lo que ignoramos. Pienso que todos somos discípulos y también maestros, sin duda lo sabemos, pero nos falta dialogo e interés por lo que el otro tiene para decirnos.
Cara a cara con la sabiduría
Cada libro surge como respuesta a una pregunta que el autor se ha planteado. Estos libros que presentamos, soportan un sin número de preguntas y respuestas.
Es este acto de preguntar y preguntarnos desde la reflexión lo que nos permite actualizar la sabiduría contenida en una obra. Solemos leer un texto y quedarnos con una lectura que sentimos parcial o previamente acotada a un determinado ámbito. Debemos saber que la sabiduría es como un comodín, no puede ser limitada pues, por definición, es omniabarcadora, es metáfora viva, apertura permanente. Podemos tomar como ejemplo al primer libro de la Biblia: el génesis. La sabiduría de este texto bíblico es tan grande que seguimos interpretando y preguntando por él. Cada vez que lo leemos nos encontramos con más cuestiones y también con más respuestas.
A continuación presentamos una serie de obras conceptuales que se han enriqueciendo con el devenir del tiempo, nuestro desafío es continuar interpretándolas para encontrar y contemplar entre líneas esos destellos de sabiduría.
Esta será una lectura de muchas posibles, pero intenta ser aquella que nos acerque al aspecto más existencial del texto.
Para el lenguaje de la fotografía, “velarse” significa borrarse. Esa fue la suerte de estos textos, muchos han desaparecido simplemente por que no se revelaban como prácticos, útiles o aplicables. Al no revelarse, quedaban velados. Hoy nos animamos a retomarlos para interpretarlos y hacer uso de nuestra libertad de leer; también nos permitimos escuchar y opinar sobre lo que otros han pensado sobre ellos. Es así como intentamos aportar algo a este diálogo interminable con la sabiduría...
Javier Cruz
Prefacio
El proyecto: Tao como desafío vivencial
“Lao Tzu es un portavoz de la vida, simplemente la refleja.”
Osho
Solamente con ojear esta pequeña obra milenaria, podremos comenzar a observar nuestra vida con una visión renovada.
Leer este libro con detenimiento implicará ya un riesgo: el de tener que reformular y quizá cambiar totalmente nuestra manera de pensar y de relacionarnos con nosotros y con nuestro entorno. Seguramente es un desafío que pocos emprenderán y que aun menos cantidad llevará a cabo. Sabemos esto, pero también creemos que esa situación debe revertirse. Esta obra merece llegar a más gente para que pueda contagiar también en ellos el gusto por la sabiduría, la libertad y el entusiasmo de vivir.
Luego de haber ojeado y leído el Tao Te Ching queda solo una cosa: desprenderse de él. Su autor, Lao Tzu, nunca se propuso escribirlo ya que lo vivía a diario. Lao Tzu predicaba con su acción, no con sus palabras ¿qué necesidad tenía de escribir?
Ocurrió un día que alguien le pidió al gran maestro que redactara una síntesis de su doctrina para las generaciones futuras, él accedió y dictó el Tao Te Ching a un discípulo que luego se ocupó de transmitir las enseñanzas. Dictada su obra e impartido el mensaje, partió hacia el bosque y nunca más se supo nada de él. El Tao Te Ching dice “el hombre sabio no se queda en la obra cumplida”. |
La idea de esta pequeña historia es clara: el escrito es sólo un punto de partida, este pequeño libro es nada más que una muleta, un apoyo para caminar que debe ser dejado de lado cuando el caminar se realice en forma fluida. Una vez ojeada y leída la obra no debemos quedarnos en ella, debemos salir a vivirla plenamente.
Este es el mensaje que Lao Tzu nos deja con su obra y con su vida.
El Tao Te Ching es una obra atemporal, siempre vigente. Debido a la forma en que está pensada, soporta una infinidad de lecturas que la enriquecen y la dotan cada vez de más profundidad y belleza.
La finalidad de esta edición será proponer una interpretación contemporánea y vivencial del texto tradicional. Esta lectura, en forma de comentarios a pie de página, intentará desarrollar una perspectiva útil para el lector. Se buscará re-pensar la obra para que nos transmita toda su fuerza y sabiduría. Los comentarios serán apertura y no conclusión. Disparadores de preguntas y enigmas que buscarán proponer una ayuda para aquel que desee construir su propia vida.
La fortaleza del texto del Tao Te Ching radica en movilizar al lector, la del comentario en canalizar esa fuerza activa a la vida cotidiana. Ambas perspectivas serán solo dos caras de una misma moneda, una moneda valiosa para cada lector que nos animaremos a llamar proyecto propio de vida.
Lao Tzu nos presenta en su escrito un modelo de individuo que a mi juicio representa un paradigma de plenitud vivencial. La idea es profundizar en esta propuesta y adoptar, según nuestro criterio, aquellos aspectos que aporten al proyecto individual.
Para llevar a cabo semejante obra debemos disponer de ciertas herramientas y de un plano. Estos utensilios son imprescindibles si el proyecto es nuestra propia vida. Propongo entonces que consideremos al Tao Te Ching como a una especie de “caja de herramientas” que pueden ser utilizadas para construir y trabajar sobre nosotros mismos.
Una salvedad importante: siempre que hablemos de proyecto lo haremos pensando en presente. Para el taoísta éste es el único tiempo capaz de ser vivido, el resto es sólo ilusión. Comúnmente hablamos de nuestros proyectos futuros, de lo que vamos a hacer más adelante. Lao Tzu habla sólo en presente, se compromete hoy en vistas al futuro. Podemos poner algo “delante” como fin, pero debemos tener presente que siempre nos comprometemos con lo único sujeto a ser vivido: lo actual.
Ahora bien, considerando que aún no vivimos en forma plena (el presente), podemos decir que momentáneamente somos un proyecto latente. “Latente” significa que late, que está vivo. Pero también significa que aún no hemos asimilado dicha condición, es decir, no hemos creado un espacio para que ese proyecto propio se desarrolle, no hemos permitido que la vida aflore en nuestra cotidianidad.
Para el taoísta, encarar la vida como proyecto es comprometerse con la individualidad. La individualidad es un estadio al cual llega la persona viviendo intensamente. No sabremos nada acerca de ese estadio hasta que no permitamos que la sabiduría de oriente nos comience a hablar sobre el arte de vivir...
El ciclo de vida - La gestación del proyecto