La doctrina (y recuerde que toda Escritura es útil para la doctrina) debe convertirse en vida. Los cristianos deben traducirla a un cambio de vida, por medio del Espíritu de Dios (vea Rom. 8:14). Mire como Pablo oró por los Colosenses (1:9-10):
“Por eso, desde el día en que lo supimos no hemos dejado de orar por ustedes. Pedimos que Dios les haga conocer plenamente su voluntad con toda sabiduría y comprensión espiritual…”
¿Por qué él oro dicha oración? ¿Fue porque quería que se envanecieran con tal conocimiento? ¡Ciertamente no! Pablo quería que todos sus discípulos conocieran las Escrituras tan bien que sus corazones fuesen un almacén que estuviera lleno a reventar de datos bíblicos necesarios para determinar la voluntad de Dios para sus vidas. Pero no se detuvo allí. El propósito final de este conocimiento era vivir (caminar) de tal manera (produciendo fruto) que complaciera y glorificara a Dios.
“…para que vivan de manera digna del Señor, agradándole en todo. Esto implica dar fruto en toda buena obra, crecer en el conocimiento de Dios.”
El enseñar en el entorno le da la oportunidad de ayudar a sus hijos a trasladar los hechos que le está dando desde su mente hacia su boca y hacia sus labios y hacia sus manos. Le ayuda a ser “hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores.” Es trabajo suyo el aclarar como la verdad que le enseña ha de ser practicada en la experiencia. Debe enseñar a su hijo a cómo aplicar las Escrituras que usted le enseña en las diferentes situaciones y circunstancias de la vida.
La enseñanza en el entorno provee el conducto entre las Escrituras que está aprendiendo y la vida que está viviendo. ¿Usted recuerda la historia de Helen Keller? Cuando era niña tuvo momentos muy difíciles al tratar de aprender de la nada. No fue hasta que Anne Sullivan empleó un dispositivo de enseñanza en el entorno cuando toda su actitud y deseo de aprender cambió radicalmente.
Un día, después de que Helen hizo un berrinche por causa de su incapacidad de aprender una lección, ella y Anne fueron a caminar por el campo y llegaron a un pozo. En su autobiografía, Helen registró lo que sucedido en este transcendental día de su vida.14
“Caminamos por el camino hacia un pozo, atraídas por la fragancia de la madreselva con la que estaba cubierta. Alguien estaba sacando agua y mi maestra puso mi mano debajo del caño. A medida la fría corriente brotaba en una mano ella deletreó en la otra la palabra agua, primero lentamente, luego rápidamente. Me quedé quieta, toda mi atención se fijo en los movimientos de sus dedos. De repente sentí una conciencia brumosa como de algo olvidado—una emoción de un pensamiento que regresaba a mi; y de algún modo el misterio del lenguaje me fue revelado. Aprendí entonces que “a-g-u-a” significaba ese algo maravilloso y fresco que corría por mi mano. ¡Esa palabra viva despertó mi alma y la liberó, me dio luz, esperanza, alegría! Salí de ese pozo con ganas de aprender.”
¿Por qué Helen salió de ese pozo cubierto de flores con una actitud completamente nueva acerca de la vida en general y del aprendizaje en particular? Es porque ella entendió por primera vez que lo que su mentora intentaba enseñarle tenía que ver con la vida. Cuando ella entendió que la verdad que aprendía en una mano tenía que ver con lo que experimentaba en la otra, se emocionó. La vida de la joven Helen Keller cambió cuando vio la importancia de lo que estaba aprendiendo en aquello que experimentaba.
Si un pequeño momento en la vida de Helen Keller tuvo tal profundo impacto, ¿Puede usted imaginar el impacto que una enseñanza continua en el entorno puede lograr en su hijo cuando esta es hecha con el poder del Espíritu Santo?
Consideraciones prácticas para la enseñanza de la Biblia a sus hijos
1. Las oportunidades de la enseñanza en el entorno pueden extenderse más allá de los momentos de incidencia. Si su hijo le hace una pregunta, o tiene una experiencia en la cual usted no pueda ser capaz inmediatamente de relacionarla con la Escritura, haga una pequeña búsqueda y enseñe el pasaje mas adelante con carácter retroactivo o tal vez en el próximo día. Dependiendo de la edad de su hijo, ese momento por lo general permanece fresco por unos días. Por supuesto, mientras más cerca del momento usted utilice las Escrituras, más duradera será la impresión de su enseñanza en el corazón de su hijo.
2. Asegúrese de usar un vocabulario acorde con la capacidad de entendimiento de su hijo (evite la ofuscación.) Divida los conceptos complejos y abstractos para que sean más apropiados para la edad de su hijo y fácilmente entendibles y concretos. (por ejemplo, la justificación significa que Dios cuando mira a un cristiano, lo ve como si nunca hubiera pecado, la santificación significa llegar a ser más como Jesús cada día.)
3. Mantener las sesiones de enseñanza relativamente cortas de acuerdo a la capacidad de atención de su hijo. Si se necesita más tiempo, incluya un horario de clases adicionales más tarde ese día o el siguiente.
4. Considere el uso de juegos de rol para aplicar el pasaje que estamos enseñando. Pídale a su niño que tome el papel de algún amigo (o el maestro o un hermano) y usted tome el papel de su hijo. Anímelo a hacer de abogado contrario a medida usted responde a sus palabras a fin de que aplique el pasaje que le está enseñando.
5. Anímelo a que haga preguntas sobre el pasaje. Si usted no las puede contestar dígale que usted realizará una pequeña búsqueda y que le tendrá la respuesta en poco tiempo. (¡Haga su asignación y cumpla su promesa!)
6. Pídale crear (imaginar) su propio entorno donde el podría aplicar el pasaje.
7. Enseñe en el contexto de una relación amorosa con su hijo. Uno de los elementos más importantes de la crianza de los hijos es tener el tipo de relación correcta con su hijo. Un buen maestro estará involucrado personalmente con sus discípulos. Un buen padre tendrá una relación amorosa con su hijo la cual incluirá tiempo de sobra comunicándose el uno con el otro. Por supuesto, ambos padres deben estar personalmente relacionados con su hijo y trabajar duro para cultivar tan cálida relación. Sabiendo sin embargo, que esto no siempre es así, y ya que las mujeres suelen tener más tiempo con sus hijos que los hombres, he incluido el Apéndice F: Una Palabra a las Esposas, en el que espero dar un poco de ayuda adicional y esperanza para las damas.
8. Para enseñar a memorizar los versículos de la Biblia a niños pequeños que no saben leer, puede intentar esto. Antes de dormir comience a leer (o cite) un versículo de la Escritura por varias noches (de 7 a 12). “El Señor es mi Pastor, nada me falta.” Luego deje algunas palabras en blanco y pida a su hijo que “vaya completando” la frase que usted ha omitido. “El Señor es mi ___________, nada me ___________.” Continúe este ejercicio por repetidas noches permitiendo a su hijo que “complete” más y más palabras. “El Señor es mi ________, nada ___ ________.” El Señor ___ ____ _________, nada __ ______.” Eventualmente, su hijo debe ser capaz de recitar la frase entera de nuevo a usted sin ningún tipo de halagos de su parte.
“Se consideraría indigno del nombre “amigo” a aquel que conoce a un ladrón o un incendiario que este al acecho de su familia con intención de matar, o robar, o quemar su casa, y que lo ocultare de usted, y no se lo dé a conocer. No hay mayor ladrón, asesino e incendiario, como el pecado. El silencio y encubrimiento en esta situación es traición. Es el amigo más fiel, y digno de la mayor estima y afecto aquel que se ocupa más claramente de nosotros en referencia al descubrimiento de nuestro pecado. El que guarda silencio en este caso no es más que un falso amigo, un mero pretendiente al amor, mientras que, en realidad, odia a su hermano en su corazón.” David Clarkson |
“Es un médico que tonto, y un amigo más que infiel, aquel que permite a un hombre enfermo morir por temor a preocuparle; y crueles y miserables somos con nuestros
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