COVA DE SILVA: Conocí a Luis cuando estudiaba en Oviedo. Una amiga que estudiaba en la Escuela de Minas me habló de él. «Hay un chico al que le gusta tanto la música como a ti.» Quedé con él en la estación de autobuses. Me dio la impresión de que la carrera le importaba un pimiento. Ya vendía casetes con el nombre de La Pera Records.
LUIS CALVO: El detonante de La Pera Records fue escuchar un grupo, Los Vigilantes, y querer sacarlo en casete. Ese fue el germen. Estábamos en el mundillo de Oviedo, recibí la maqueta, me gustó, les llamé, hablamos y la saqué. A lo mejor hice cuatro o cinco copias y las cambié con amigos por otras cosas. No creo que vendiese ninguna.
Montse dibujó una pera y se convirtió en el logo. Me mandó una carta con la pera y yo dije, «lo llamaré La Pera Records y utilizaré este dibujo como logo». Pero luego nos sonaba a La Polla Records y a un poco de coña, a «esto es la pera». Con ese nombre solo salió la casete de Los Vigilantes.
MONTSE SANTALLA: Esa pera la dibujaba desde niña. Pero nos sonaba un poco a pijo, porque entonces a los pijos se les llamaba «peras».
LUIS CALVO: En Oviedo empecé el fanzine La línea del arco. Lo primero que aparecía eran las direcciones. Si hablaba de un fanzine inglés, daba la dirección para que la gente les escribiese y comprase sus discos. El objetivo de un fanzine era poner en contacto a la gente con cosas que te gustaban. Si no dabas direcciones, ¿cómo iban a contactar con ellos? Todos nos ayudábamos. Aquí no había dinero, sino un afán de hacer cosas chulas, de hacer tu fanzine e intercambiarlo con otro, de intercambiar cintas, de aumentar tu cultura musical con gente de Inglaterra, Alemania, Japón o cualquier sitio.
En el primer casete recopilatorio de grupos indies que hice, Hacia la luz, daba la dirección de todos los grupos: de los Pale Saints, de Field Mice… Si te gusta la música y tu ilusión es darla a conocer y ser un vehículo de transmisión, lo más lógico era explicar cómo sonaba el grupo y dar su dirección para que pudieran comprarles un single.
Me escribía con gente de todo el mundo. E igual que sacaba maquetas de grupos japoneses, estaba en contacto con fanzines japoneses, alemanes, americanos, ingleses… Yo sabía poco inglés. Mi madre estudió en un colegio inglés y nos enseñó de pequeños. Ella me ayudó alguna vez a escribir cartas. Yo escribía un poco en plan indio.
En el mundo indie estaba a la orden del día contactar con tus grupos favoritos. Llegó un momento, con diecinueve o veinte años, que, cuando compraba un disco y me gustaba el grupo, lo primero que hacía era escribirles para decirles que me gustaban mogollón. Me parecía lo normal. Años después, cuando saqué el single de los Posies en Elefant, Ken Stringfellow me dijo, «tú fuiste el primer tío de España que nos escribió».
No era tan caro mandar una carta. Nos movíamos mucho con tarjetas postales, que eran más baratas que una carta. Y existía el cupón internacional: si alguien te pedía información sobre tu fanzine, te enviaba un cupón que canjeabas en la oficina de correos por un sello del valor del país al que lo mandabas. Así, tú ya no pagabas el sello.
Con el fanzine saqué muchas casetes: de los Haywains, de Home and Abroad… Estaban grabadas a mano y con las portadas fotocopiadas en color: las cortaba con el cúter, las pegaba… Todas muy bonitas, todo muy indie. Como se hacía en Inglaterra o en Alemania. Mi hermana Virginia me ayudaba a diseñar las portadas. Le pedía dibujitos.
Cuando tenía dinero para sacar una casete, hablaba con el grupo y me mandaban el máster. Sabía cómo se hacía porque había comprado la casete de los Desechables. Estaba acostumbrado a ese tipo de casetes caseras hechas sobre cintas TDK a las que ponías una pegatina. Incluso tengo un montón de casetes grabadas por una cara y con la otra en blanco para que te grabases tú mismo lo que quisieras.
Surtido de casetes de diseño casero de los primeros tiempos de Elefant. (Cedida por Luis Calvo.)
Con el dinero que gané trabajando un verano en un pub de Bembibre, me compré una doble pletina para copiar casetes. No tenía amplificador ni plato. ¡Solo doble pletina! ¡Y unos cascos! No tenía dinero para más.
Llegué a sacar unas treinta referencias en casete. Hablaba con los grupos y me mandaban los másters, porque la mayoría de estas canciones eran exclusivas. Sacaba cincuenta o cien, hacía una portada, las duplicaba en casa y las vendían por correo o en conciertos.
En esa época ya vendía casetes en Japón. De repente, me llegaba un pedido: ¡Quince casetes! Y, venga, ¡a hacer casetes para Japón! Del que más vendí pude vender unos cien. Quizá de las últimas recopilaciones, un poco más. Una se llamaba Around the World, otra Positively Dolphin Friendly, otra Hacia la luz…
MONTSE SANTALLA: Como se iban haciendo copias sobre la marcha, según las pedía la gente, ni las contábamos.
IBON ERRAZKIN: Yo distribuía en Donosti las casetes que publicaba Luis Calvo. Las llevaba a la tienda Xaribari y las dejaba en depósito. Cada poco tiempo me pasaba a ver si se había vendido algo y le mandaba el dinero. No se vendían mucho. Eran grupos muy underground. Ni hablar de Talulah Gosh; eran grupos de C86 de quinta generación.
MONTSE SANTALLA: Yo estudiaba Psicología en Santiago de Compostela, pero estábamos juntos todo el día.
LUIS CALVO: Nos tirábamos un mes en Oviedo y otro en Santiago porque no podíamos separarnos. Yo ya estaba haciendo fanzines, montando fiestas… Estaba muy agobiado, solo había aprobado dos o tres asignaturas, y una noche, hablando con Montse en Santiago, decidí dejar la carrera. Era una carrera muy jodida. No era lo mío. Hablé con mis padres, les dije que quería estudiar cine, me apoyaron y me vine a Madrid.
SAN SEBASTIÁN
CON IBON ERRAZKIN Y TERESA ITURRIOZ (AVENTURAS DE KIRLIAN / LE MANS), IRANTZU VALENCIA, JAVIER SÁNCHEZ Y MIKEL AGUIRRE (LA BUENA VIDA), RICARDO ALDARONDO (LA INSIDIA / RADIO CADENA / ROCKDELUX), ALEJO ALBERDI (DERRIBOS ARIAS), MIGUEL «STAMP» (STAMP), MATEO GUISCAFRÉ Y MANUEL TORRESANO (SIESTA), LUIS CALVO (ELEFANT), JOAQUÍN FELIPE SPADA (LOS FRESONES REBELDES), TITO PINTADO, COVA DE SILVA (PENELOPE TRIP) Y LUIS LANDEIRA (MONDO BRUTTO).
El Colegio San Ignacio de Loyola y los institutos públicos del barrio de Amara fueron el vivero de una escena local de bandas efímeras como Aventuras de Kirlian, La Insidia y 23 Ojos de Pez que pronto cedieron el testigo a los primeros grupos que ficharon por sellos indies estatales: La Buena Vida, Le Mans y Family. Esta generación fue bautizada equívocamente como «Donosti Sound», puesto que el verdadero Donosti Sound ya había existido varios años antes.
De izquierda a derecha: Jone Gabarain, Peru Izeta, Teresa Iturrioz e Ibon Errazkin. De pie, Javi Pez, en calidad de músico invitado para el primer concierto de Aventuras de Kirlian en Madrid. (Foto Ernesto Ferrer. Cedida por Ibon Errazkin.)
NUEVAS FACTORÍAS Y EL DONOSTI SOUND ORIGINAL
IBON ERRAZKIN: Nací en Donosti en 1968. Mi único antecedente musical es un hermano de mi bisabuelo, Txirrita, un bertsolari famoso. A mi padre le gustaban las orquestas cubanas, pero en mi casa no había ambiente musical. En casa había discos de Santana, de Creedence Clearwater Revival…
Con cinco años me empezaron a gustar los Beatles y los Jackson Five porque había dibujos animados en la tele de estos dos grupos. Adoraba a los Beatles. Estaba trastornado con ellos. En los 70 ya tenía los discos de Bowie. Sacaba uno nuevo y yo me lo compraba. ¡Con diez años! Recuerdo vivir el punk cuando apareció. Bueno, vivirlo… Verlo llegar desde las revistas. Con la paga me compraba el Vibraciones y el Popular 1.