Conductismo y reduccionismo. Con John B. Watson se centra la psicología como ciencia de la conducta, su sistema sebasa en el determinismo, empirismo, reduccionismo y ambientalismo. Maquinismo absoluto en el que, dado un estímulo, la psicología predecirá la respuesta. No habrá subjetividad ni influencias desconocidas. Watson defiende que «la conducta del hombre y la conducta del animal deben ser consideradas en el mismo plano». Estudia la conducta manifiesta y observable del organismo, sus músculos, glándulas y tejidos. La psicología descarta aquí toda referencia a la consciencia. En el llamado neoconductismo, el empirismo radical, la conducta puede establecerse en fórmulas mediante postulados que miden el potencial de reacción, el inhibitorio, la oscilación de la conducta, etc. Con B.F. Skinner, uno de los promotores más conocidos, llegamos al conductismo inductivo, donde el reflejo es la unidad simple de conducta. Se oponía a la tendencia tradicional de buscar la marca de la conducta dentro del organismo, estaba en contra de lo que el llama el animismo, proceso que inventaría un espíritu, un demonio, una personalidad, etc., capaz de cambiar el curso o el origen de la acción. Para Skinner, como para muchos otros científicos, el organismo solo reacciona al ambiente. Con él se llega al conductismo radical.
Apuntes. Dentro de lo conocido como conductismo se han desarrollado diversas tendencias que aún siguen su curso, sus bases teóricas siguen difundiéndose y se supone que renovándose y entrando en contacto y en identificaciones con otros tipos de psicología. Aunque sus investigaciones han sido con sujetos levemente afectados en laboratorios o en investigaciones semejantes, no existen estudios controlados de población con desórdenes complejos. Su tratamiento terapéutico se demanda en instituciones oficiales, compañías de seguros, organizaciones de consumidores, entrenamientos que ponen de manifiesto su eficacia empírica en determinados aspectos del aprendizaje. Sus investigaciones con animales hacen difícil que sus conclusiones se apliquen al sistema humano, lo que las convierte en una psicología animal. Sólo toca parcialmente al hombre, su cientifismo hace que el objeto de estudio se aleje del sujeto investigador, con una no implicación de éste como resultado.
Cognitivismo
La terapia cognitiva está basada en una teoría de la personalidad que establece que así como uno piensa, en gran parte determina cómo uno se siente y se comporta. La terapia es un proceso de colaboración de investigaciones empíricas, probando realidades y solucionando los problemas entre paciente y terapeuta. Con experimentos de conducta y procesos verbales se examinan interpretaciones alternativas que evidencien las contradiciones, hasta llegar a creencias más adaptadas que se dirijan al cambio terapéutico. Las modificaciones se producirán si el terapeuta considera que las creencias son irreales o irracionales. Las representaciones imaginarias son usadas para el reconocimiento y la evaluación de la distorsión y su reemplazamiento, hasta encontrar las más acertadas y funcionales. Se usan técnicas verbales para descubrir pensamientos automáticos, para que el paciente los reconozca y los identifique en el momento en que surjan.
Sin embargo, sería interesante puntualizar lo que son las ciencias cognitivas y el cognitivismo en general, según el enfoque de Francisco Varela, pues abre nuevas perspectivas muy en la línea de este libro. El enfoque de este autor se extenderá a otros capítulos. En primer lugar, Varela enfatiza dos puntos: el primero está en que el cognitivismo postula procesos mentales o cognitivos de los cuales no somos conscientes y, más aún, que no podemos serlo. El segundo punto está en que el cognitivismo abraza la idea de que el yo o sujeto cognitivo está fundamentalmente fragmentado o no unificado. Analizando elementos importantes, Varela afirma que en el cognitivismo las imágenes mentales, como cualquier otro fenómeno cognitivo, no pueden ser más que la manipulación de símbolos mediante reglas computacionales. Es decir que hasta ahora existe algo que Varela va a considerar como positivo en el proceso cognitivo: la falta de fundamento de un yo, es decir el encuentro con un vacío a la hora de buscar un soporte que no existe; y la existencia de representaciones que se interpondrían ante la experiencia, según se puede deducir de sus obras. Por ello, en cuanto a la utilidad de las ciencias cognitivas, Varela es tajante: «las ciencias cognitivas carecen de un método disciplinado para examinar e incluir la experiencia humana… las ciencias cognitivas nos ofrecen un descubrimiento puramente teórico de la mente sin yo, el cual permanece alejado de la experiencia humana real».
Y aquí hay que añadir lo que Varela recuerda desde una neocognición plena y abierta quizás discutible, tal vez por un problema de terminología o visión de la experiencia, que los factores mentales perniciosos que refuerzan el apego y el afán son los que generan tendencias a la creencia (de un yo). A partir de todo ello, Varela apela al término de enacción para entrar en una nueva perspectiva de la cognición, en la que incluye la perspectiva budista, en el caso de que en el cognitivismo se acepte la experiencia personal anclada en lo cotidiano. Desde este punto de vista la cognición ya no se plantearía, según Varela, como resolución de problemas según las representaciones, sino que en su sentido abarcador consistiría en la enactuación de un mundo – en hacer emerger un mundo– mediante una historia viable de acoplamiento estructural. Aquí podemos entrever un punto crucial en este autor: “la acción corporizada”. Es lógico establecer que el cuerpo como estructura es el que acoge el proceso. ¿No es así a lo largo de la evolución simio-humana, e incluso antes? La enacción se situaría como la base de la acción cognitiva mediante el acoplamiento corporal, generando un mundo compartido de significación, ya que las representaciones pierden el papel central. Entiendo que todo este proceso conlleva una desintelectualización, de tal modo que la investigación se descarga de procesos intermedios para dirigirse rectamente al mundo: la vivencia personal cobra relevancia y produce un conexionismo con esperanza. Las ciencias cognitivas enactivas y el madhyamika se encuentran en la falta de fundamento de un yo monolítico.
Apuntes. Como teoría relativamente reciente, el cognitivismo ha alcanzado un notable crecimiento y popularidad. Ello se debe en gran parte a su soporte empírico, su marco teórico y a su gran número de estudios sobre la población clínica. De formación rápida, hace que se preparen terapeutas con un año de entrenamiento. Los cambios terapéuticos también se producen cuando el paciente está comprometido emocionalmente con sus problemas, por lo tanto la experiencia emocional durante la terapia es un hecho importante. Las reacciones entre terapeuta y paciente son importantes. La terapia cognitiva puede ofrecer una oportunidad para un acercamiento entre la terapia psicodinámica y la terapia conductual, y hay quien piensa que existe un común asiento prometedor para estas dos discisciplinas. Hoy, muchos terapeutas conductistas se definen como cognitivistas. La investigación continua en la relación entre la cognición y el afecto abre un campo interesante.
Conclusiones generales sobre estas dos teorías
No cabe duda, como hemos afirmado ya, de que la psicología moderna va unida al desarrollo simultáneo de las otras ciencias. La psicología abandona unos devaneos filosóficos manidos y se precipita hacia el hombre de carne y hueso, apurando su encauzamiento hasta llegar al hombre máquina, susceptible de ser controlado y determinado, como sucede en el conductismo radical. La soberbia del científico –según algunas críticas– toma cuerpo dramático cuando se refiere al hombre y lo reduce a un exclusivo producto fisiológico en el que los organismos sólo reciben pasivamente lo que les hacen. Tal vez ello inspiró a Orwell su 1984. Watson ya decía : dadme dos niños y haré de ellos lo que quiera. Maslow criticaba que los voluminosos libros conductistas no tienen importancia, al menos para el núcleo humano, el alma y la esencia humana. Realmente sabemos que