La teoría de campo. Holismo. Con la doctrina holística, Perls encamina su trabajo hacia lo transpersonal, entrando a través de la teoría del campo unificado y aplicada a lo físico y a lo mental. También en el tratamiento de los hechos, símbolos, sentimientos, roles, etc., teniendo en cuenta la relación organizativa con el medio ambiente. El campo es el todo donde las partes están interrelacionadas sensiblemente. El trabajo se encara desde una perspectiva existencial, método fenomenológico enfocado en la experiencia directa de las relaciones, juegos, sufrimientos… etc., para ir más allá de un club de relaciones donde nada ocurre, criticando Perls las dinámicas en que sólo se produce un intercambio de opiniones.
El diálogo existencial busca la atracción más que la manipulación hacia una meta.
La neurosis y sus mecanismos. El hombre integrado, para Perls, es el que puede vivir en un contexto significativo con su sociedad, sin ser devorado completamente por ella y sin retirarse completamente de ella. Las perturbaciones neuróticas surgen por no encontrar ni mantener un equilibrio adecuado entre el individuo y su mundo. Las actitudes, los modos de actuar, sentir y evaluar, no digeridos, dan lugar a los introyectos, y su reverso es la proyección. Así se pasa del hacerse a sí mismo responsable de lo que de hecho es parte del ambiente, a hacer responsable al ambiente de lo que sucede en el sí mismo. Si no hay límite entre el individuo y el ambiente, entonces aparece la confluencia, se supone que en sentido negativo. La retroflexión consistiría en volverse contra sí mismo. Éstos son los mecanismos del neurótico que describe Perls, mecanismos que se unen a la manipulación y a la confusión para seguir manteniendo su estatus, sin percatarse de los puntos ciegos.
Claudio Naranjo, discípulo de Perls, es uno de los principales embellecedores de la gestalt, reconoce la importancia de la autorregulación individual de Perls, paralela a la autorregulación de los grupos de Rogers, al mismo tiempo que, para él, gestalt es 50 % de atención y 50% de espontaneidad auténtica por parte del paciente. Por otra parte el profesional es aquél que puede producir acción real, capaz de detectar la actitud exacta, reforzarla, exigirla, enseñarla, pues la conoce –en sí mismo– y además es uno mismo.
Las ideas de la psicoterapia gestalt están arraigadas más en la experiencia y la intuición que en la especulación. En su filosofía se da un respeto por el paciente, aceptándolo como es, su naturaleza impulsiva y sus mecanismos de defensa, aceptando la vida como proceso. Es la paradójica teoría del cambio de Beisser, que no necesita más que de presencia, estar consciente y responsabilidad. En La sopa de pollo es venenosa, Resnik mantiene que muchos de nuestros deseos, más que necesidades, son ansias de sustitutos ambientales. Se desprecian las explicaciones, interpretaciones, justificaciones y la actividad conceptual en general, haciendo asumir la experiencia directa, consistiendo el proceso terapéutico en una transmisión de ésta, en un contexto de yo y tú. Sin la actitud adecuada, las técnicas son formas vacías. El centrarse en el presente como técnica es primordial en la psicoterapia gestalt, lo que no sólo se reduce al verbo, sino que se amplía con sensaciones, emociones y gestos, recalca Perls. Es sentir y experienciar, más que pensar e imaginar; es realmente la terapia del “aquí y ahora”, una puerta transpersonal que lleva factura zen. La presentificación va unida a un continuum de la atención que se corporeíza en una meditación verbalizada con una capacidad de expresión directamente proporcional a la claridad de percepción en el marco interpersonal terapéutico donde el paciente es reflejado a su sí mismo.
El “aquí y ahora” toma forma en el contacto con el flujo de la actividad involuntaria: gestos, respiración, emociones, reacciones espontáneas en el “ahora me doy cuenta de…”. Todo ello frente a un terapeuta vacío –en espejo. El contacto siempre ocurre en la superficie, en las capas externas de la cebolla que simboliza el proceso. Los finales de proceso se coronan con una experiencia sobrecogedora, ausente de verbalización e intelectualización: el vacío fértil, el ¡ajá! que descorre la cortina. Con lo que llama minisatori (satori), Perls entra en un mundo de cartografía zen que emite sabores transpersonales llenos de vitalidad, pues eso es lo que expresa su cara, poco intelectualismo y mucha experiencia, sello que imprimió a este tipo de terapia-consciencia.
Claudio Naranjo aglutina las técnicas de psicoterapia gestalt en supresivas, expresivas y de integración. En realidad son muchas y no exclusivas de la ges-talt; serían verbales y no verbales, e igualmente con las estructuradas, las simbólicas, introspectivas, hacia dentro y hacia fuera. Las supresivas están basadas en las evitaciones de especulaciones y fantasías que impiden el presente, los “acercadeísmos” que llevan a la trampa de una introvisión intelectual de tipo interpretativo. El “debeísmo”, o lo que debiera ser, autoevaluación mental con el resultado de culpa, angustia, vergüenza, dentro de lo emocional, es una manifestación por el control, fabricante de expectativas catastróficas. Y por último, la manipulación en la esfera de la acción bajo la fobia a la vivencia y la compulsión por representar.
En las técnicas expresivas se pretende exagerar la expresión de un impulso para poder percatarse de él en vez de suprimirlo. Entre éstas estaría la iniciación a la acción, maximizando la iniciativa, suministrando situaciones no estructuradas, expresándose en galimatías, inversiones; distinción de figura-fondo, situando en la figura lo que consideramos virtuoso y en el fondo lo contrario; y prescripciones individuales en las que la intuición del terapeuta juega un papel importante. El completar la expresión sería otra técnica, mediante la repetición simple, la exageración, la explicitación, identificación y actuación en los sueños, anticipaciones de futuro, representación del pasado y de las partes en conflicto. El ser directo es otra técnica con la minimización y la retroflexión. Todo parece tender hacia la paradoja del cambio, polaridad contra dicotomía, polaridad de ajuste creativo que trata los opuestos como partes de un todo, y con la que se reconocería la expresividad directa de la buena gestalt.
En la técnica de integración estaría un encuentro intrapersonal con los subsí mismos, implicando sus sentimientos, utilizando cambios de sillas para materializar las partes en conflicto. La asimilación de proyecciones forma parte de estas integraciones. Todo ello lleva un “aquí y ahora”, un ser consciente y una responsabilidad. Fantasías guiadas y técnicas corporales, forman parte también del repertorio.
Resumiendo, tenemos pues, en la teoría de la psicoterapia gestalt, una interdependencia ecológica entre el organismo y el medio-ambiente, un metabolismo mental usado como una metáfora para el funcionamiento psicológico, autorregulación de los límites entre el sí mismo y ese medio-ambiente con los posibles disturbios, la autoorrealización organísmica y la consciencia. Sobre esto Laura Perls viene a decir que el propósito de la psicoterapia gestalt es la consciencia continua, la formación de una gestalt libre y continua, donde lo que más concierne e interesa al organismo, sus relaciones grupales o sociales, viene a ser una gestalt que tiende hacia un primer plano donde ello pueda ser totalmente experimentado….. hasta la resolución. La responsabilidad (capacidad de responder) determina la conducta.
Apuntes.