2.En el contexto del secuestro de Aldo Moro por las Brigadas Rojas (BR), comentando la carta redactada por el político en su cautiverio el 27 de abril de 1978, escribiría después Leonardo Sciascia: «Y, en fin, aquí está la palabra que por vez primera escribe en su más atroz desnudez; la palabra que finalmente se le ha revelado en su verdadero, profundo y pútrido significado: la palabra ‘poder’. […] En la carta anterior había hablado de ‘autoridad del Estado’ y de ‘hombres de partido’: es solo ahora cuando ha llegado a la justa denominación, a la espantosa palabra» (en L’affaire Moro, Sellerio, Palermo, 1978, p. 110).
3.Incluso a juicio de un crítico tan acervo como Pier Paolo Pasolini, de los políticos democristianos de primera fila, el «menos implicado de todos en las cosas horribles» organizadas a partir de 1969, «en el intento, […] formalmente exitoso, de conservar el poder a toda costa» («El artículo de las luciérnagas», publicado en Corriere della Sera, de 1 de febrero de 1975, ahora en Escritos corsarios, trad. cast. de J. Vivanco Gefaell, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, Madrid, 2009, p. 162).
4.Algo tan poco grato a Estados Unidos, generoso financiador de la causa anticomunista, como al bloque soviético, respecto del que el PCI de Berlinguer se había constituido en una especie de «verso suelto».
5.En efecto, pues la Democracia Cristiana, tras la caída del fascismo, durante las dos primeras legislaturas republicanas, gobernó con esas leyes, en particular, con la liberticida de Seguridad Pública, por algo objeto de la primera declaración de inconstitucionalidad de la Corte Constitucional italiana. Tribunal este, a su vez, víctima de un deliberado retraso en su institución, por parte de aquella, intensamente empeñada en congelar el texto fundamental y su desarrollo. Sobre el particular, cf. Piero Calamandrei, La constitución inactuada, prólogo y traducción de P. Andrés Ibáñez, Tecnos, Madrid, 2013, pp. 23 ss. El mismo Calamandrei describió la gestión política democristiana de ese periodo como «un régimen de sordo e insidioso golpe de Estado» (en «La festa dell’Incompiuta», editorial de Il Ponte, junio 1951, ahora en Il Ponte di Piero Calamandrei 1945-1956, con presentación de G. Mussari e introducción de E. Collotti, J. Mrázková y M. Rossi, 2 vols., Il Ponte, Florencia, 2005, II, p. 38).
6.Precisamente, el más significado de estos (no por casualidad, también en su actitud anti-Moro), Giulio Andreotti, se vio implicado, por la existencia de abrumadores indicios en su contra, en varias causas (de las que este libro habla con pormenor). Y es revelador que hubiera llegado incluso a ser declarado responsable de complicidad con la mafia (aun cuando el delito ya hubiera prescrito), con todo lo que esto significa. También hay constancia cierta de sus estrechas relaciones con Sindona, el banquero asesino. Por no hablar de lo que sugiere su comentario —«se lo estaba buscando»— a propósito del homicidio de Giorgio Ambrosoli, el ejemplar liquidador que desentrañó los embrollos financieros de aquel, frenando sus planes. Leonardo Sciascia abre su libro (cf. la nota 2) con una estremecedora cita de Elias Canetti, que se diría pensada para el turbio líder democristiano: «La frase más monstruosa de todas: que alguien ha muerto en el momento justo» (La provincia del hombre).
7.Publicado inicialmente en Il Mondo, 28 de agosto de 1975. Ahora en Cartas luteranas, trad. cast. de J. Torrell, A. Giménez Merino y J. R. Capella, Trotta, Madrid, 32017, p. 88.
8.La trayectoria de Giuliano Turone como magistrado ha contado también con el inestimable complemento de una relevante obra científica, estrechamente asociada a su peripecia profesional. De ella dan fe libros como Il delitto di associazione mafiosa, Giuffrè, Milán, 3.a ed. actualizada, 2008; La associazione di tipo mafioso, Giuffrè, Milán, 1984; Il caffè di Sindona. Un finanziere d’avventura tra politica, Vaticano e mafia (con Gianni Simoni), Garzanti, Milán, 2009; y Il caso Battisti. Un terrorista omicida o un perseguitato politico?, Garzanti, Milán, 2011. Y, entre otros, trabajos como: «L’associazione mafiosa, dimensione nazionale del problema», en G. Borrè y L. Pepino (eds.), Mafia, ‘ndrangheta e camorra. Analisi politica e intervento giudiziario, Franco Angeli, Milán, 1983, pp. 116 ss.; «Tecniche di indagine» (con Giovanni Falcone), en Riflessioni ed esperienze sul fenómeno mafioso, Consiglio Superiore della Magistratura, Roma, 1983, pp. 38 ss.; «Indagini collegate, procure distrettuali e procura nazionale antimafia», en V. Grevi (ed.), Processo penale e criminalità organizzata, Laterza, Roma-Bari, 1993, pp. 141 ss.; «Indagini patrimoniali in materia di criminalità organizzata», en Corso di aggiornamento sulle tecniche di indagine «Giovanni Falcone», vol. IV. Indagini bancarie e patrimoniali, Consiglio Superiore della Magistratura, Roma, 1993, pp. 22 ss.; «Le strategie di contrasto dell’economia criminale (dall’indagine patrimoniale alla confisca dei valori ingiustificati)»: Questione giustizia, 1 (1994); «La investigación de los casos de corrupción a través de las técnicas de seguimiento de la pista de los papeles (following the paper trait)», trad. cast. de J. Fernández Entralgo, en Jueces para la democracia. Información y debate, 26 (1996); «La Europa de los capitales y las fronteras de la acción penal», en P. Andrés Ibáñez (ed.), Corrupción y Estado de derecho. El papel de la jurisdicción, Trotta, Madrid, 1996, pp. 110 ss.
9.Sobre la evolución y el entonces nuevo perfil de la mafia, sigue siendo una obra de referencia la de Pino Arlacchi, La mafia imprenditrice. L’etica mafiosa e lo spirito del capitalismo, Il Mulino, Bolonia, 1983.
10.Es el resultado de una investigación iniciada en su momento por el instructor Rocco Chinnici (asesinado por la mafia en 1983) y continuada por los magistrados Giovanni Falcone, Paolo Borsellino, Leonardo Guarnotta y Giuseppe di Lello. Un extracto de lo fundamental del texto (de 40 volúmenes y 8607 páginas en el original) puede verse en Corrado Stajano (ed.), Mafia. L’atto di accusa dei giudici di Palermo, Riuniti, Roma, 1986.
11.Casos: P2, Sindona, Luciano Liggio. Por eso, Matteo Tonelli, entrevistador de Giuliano Turone, con motivo de la aparición de la edición original, pudo titular algo más que metafóricamente: «Il giudice dei misteri ha riaperto le indagini» («Il venerdì», suplemento de la Repubblica, de 4 de enero de 2019).
12.En efecto, pues la obra de Turone tiene además esta interesante particularidad. Me refiero al uso, singularmente experto, de una abundantísima documentación judicial, en este caso no orientada a la determinación de la «verdad procesal», sino al desvelamiento de la «verdad histórica». Una tarea intelectual en la que bien puede concurrir la circunstancia de que datos de aquella procedencia que, en el marco de la causa seguida por algún delito, no sirvieron para dar sustento bastante a la hipótesis acusatoria, trasladados a un nuevo contexto e integrados con otros de fuente extrajudicial, puedan servir, sin embargo, para abonar una conclusión contraria, plausible y dotada de un riguroso fundamento historiográfico. Con este modo de operar ha puesto en ejercicio una práctica, sin duda, impensable para el Calamandrei de «El juez y el historiador» (trad. cast. de S. Sentís Melendo, incluido en Estudios sobre el proceso civil, Editorial Bibliográfica Argentina, Buenos