Descripcion é historia del castillo de la aljafería sito extramuros de la ciudad de Zaragoza. Mariano Nougués Secall. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Mariano Nougués Secall
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 4057664187512
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grupos de ángeles, de escultura mediana, en un retablo antiguo. El pavimento de la Iglesia está embaldosado.[9]

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      PATIO DE SANTA ISABEL.

      La obra de este patio es moderna; las paredes exteriores de la galeria que forma su perímetro rectangular son de ladrillo sentado á cara vista, sus ventanas rectángulas de buena proporcion. En la parte del lado del sud aparecen restos de tres arcos que se conoce ser de los primitivos, que formaron el contorno de este patio, y corresponden á la misma época que la mezquita. Son de forma apuntada en ondas semicirculares, adornados de arabescos iguales á los de la mezquita, y á uno de ellos le sostienen dos columnas de once palmos de altura, que aunque maltratadas y ennegrecidas, manifiestan ser de mármol de Albalate: los restos de una de sus bases acreditan haber sido de alabastro de Escatron.

      Junto á estos arcos está el almacén de artillería designado con el número 4, que consiste en un salon de treinta varas de longitud con nueve de anchura, y según manifiesta debió tener en su orígen sesenta y seis palmos de elevacion, cubierto de bóvedas por arista de rosca de ladrillo, adornadas en los areos y aristas con fustes agrupados á tres: en el día está subdividida su elevacion total por un piso intermedio, á la altura de treinta y dos palmos del piso terreno, y á ocho palmos debajo del arranque de los arcos que rompen sobre ménsulas.

      Tambien hay restos de esta misma fábrica con el mismo adorno y elevación á la espalda del lado del este del mismo patio, divididos igualmente por un piso intermedio á la misma altura, los que en el día corresponden desde el piso intermedio para arriba, al distrito de la habitacion regia, con divisiones que dejan porcion de los arcos á un lado y porcion á otro.

      Una de las crugias de este patio de paso al tercero, y forma un entrepilastras de silleria delgadas y airosas. Al terminar ese tránsito se halla á la izquierda y contigua á la entrada del tercer patio la grande escalera, que en dos tramos componentes treinta y dos gradas, conduce á la galería y pabellón ó sala de Santa Isabel. La puerta de esta escalera concluye con un semicírculo cuyos rádios de madera forman una reja sencilla. El pasamano, barandilla y paredes en las mesetas, estan adornados con relieves arabescos, el techo presenta en sus bovedillas pintados haces de flechas, é intercalada la inscripcion de Tanto monta.

      Al desembarco de la escalera principian á correr las galerías destinadas en la actualidad para acuartelamiento de tropas, excepto la que corresponde á la entrada del salón de Santa Isabel: en el enmaderado de esta entrada se ve tambien pintada á trechos la inscripcion del Tanto monta, y en el ángulo al frente hay indicios de una antigua puerta de comunicacion con el interior de la servidumbre: existe todavía el remate de esta puerta con un adorno que manifiesta una grande antigüedad, y que es el de dos leones que sostienen un rollo de pergamino con unas letras antiquísimas en su centro. La estampa número 5.º figura 1.ª representa un residuo de la antigua decoracion de este palacio. En los cuartos inmediatos se advierte todavía la montea de grandes arcos, que tiene su arranque en la parte inferior.

      Sobre el dintel de la puerta de Santa Isabel se halla el escudo de las armas reales sostenido por otros dos leones: á los lados de esta puerta dos ojos circulares equidistantes dan una mediana luz al salon.[10] Este ofrece un aspecto magestuoso; recientemente blanqueado, y algun tanto limpios los adornos, aunque sin restauracion de los deterioros que han sufrido, ostenta su galeria ó tribuna pública sobre el suelo de la cornisa, arquitrabada con inscripciones góticas que corren por los cuatro lados del rectángulo. Las dimensiones de esta tribuna parecen poco capaces para su objeto, aunque llenan cuanto permite los límites en que está construida. El techo de este antiguo salon es de una decoracion hermosa y grave, que reune la circunstancia de la solidez. En un armado de maderas formando casetones octógonos perfectamente moldurados y en su centro una piña dorada, así como lo están todas las molduras del salon. En el friso se halla dos roces en relieve la inscripcion siguiente, que en uno de sus lados no se encuentra completa por los destrozos que ha sufrido aquel artesonado en las épocas aciagas de nuestras guerras.

      Ferdinandus Hispaniarum, Sicilæ, Sardiniæ, Corsicæ, Bx l earumque Rex, Principum Optimus, Prudeuns, Stramus, Pius, Constans, Justus, Felix: Elisabeth Regina Religione et animi magnitudine supra mulierum insigni, conjuges auxiliante Christo Victoriosissimi, postliberatam amauris Bœticam, pulso veteri feroque hoste, hoc opus constuendum curarunt anno salutis MCCCCXCII.

      La riqueza de estos artesonados tiene un recuerdo histórico que aumenta la gloria de los aragoneses, por hallarse dorados, segun pretenden nuestros historiadores, con el primer oro que se trajo de la América.[11] El Arcediano Dormer, en su obra titulada Reyes de Aragon, (pág. 397) al hablar de D. Fernando el Católico refiere: que solía decir este rey «que por el gran celo que tenia de que en su reino se conservase limpia la santa religion católica le habia dado Dios un nuevo mundo: así pasó, continúa, que en el año 1492, en que se ganó Granada, descubrió al fin de él Cristóbal Colon las Indias occidentales, en cuya conquista declara el rey D. Felipe I (se entiende de Aragon, pues de Castilla es II) en las córtes de Monzon de 1585, que concurrieron los Aragoneses, y que deben gozar todos los puestos eclesiásticos y seculares que se proveen en ellas: y es de notar, añade, que el primer dinero que se libró á Colon se sacó de la tesorería de Aragon, y así dispuso tambien el rey, que del primer oro que se trajo de las Indias, se diese una parte á este reino, con la cual se doráron los techos y artesones de la sala mayor del real palacio de la Aljafería.» Toda la parte correspondiente á la sala de Santa Isabel, galerías antesalas y gabinete real, está recientemente blanqueado y pintada su carpintería, lo cual se egecutó con motivo de la visita, que se suponía haría S. M. Doña Isabel II á este alcázar en 1844, y que por fin verificó la tarde del 27 de julio de 1845.

      No podemos al hacer esta relacion, dejar de copiar las elocuentes palabras, que al hablar de las bellezas artísticas de este monumento, se léen en una publicacion estimable.[12]

      «Del salon de Santa Isabel por ejemplo, de este magnífico resto de la grandeza del antiguo Reino de Aragon; de esa joya arqueológica, que la heróica Zaragoza ha conservado en medio de las ruinas de sus modernos edificios ¿qué podrémos decir que no hayamos va escrito al describir otros muchos monumentos de la misma época de los Reyes Católicos, esto es, del siglo XV?»

      «Verdad es que el tal salon recuerda la grandeza característica de la monarquia española, que lleva impreso el sello de la elevacion ostentosa, que es casi proverbial en la península, y que como todos los edificios de su tiempo parece que dá testimonio de la robustez moral que el trono iba adquiriendo, merced á sus continuos triunfos y á espensas del poder de una aristocracia, mas turbulenta acaso en Aragon que en otro ninguno de los estados españoles, pero las reflexiones á que considerado el edificio bajo ese punto de vista daria lugar, prescindiendo de que no son para tratadas ligera é incidentalmente, salen por otra parte de la artística esfera en que debemos encerrarnos.»

      «Indicar pues la belleza del artesonado, que es uno de los buenos de aquel buen tiempo para las artes españolas; llamar la atencion sobre la graciosa galería que circuye el tercio superior del salon, señalar la elegancia, y por último decir que aun en medio del abandono y desnudez actual del salon de Santa Isabel, transpira, por decirlo así, como en un varon eminente que sucumbe á los rigores de la fortuna, cierto aire de grandeza y magestad, que la miseria no acierta á desvanecer, y que el alma generosa contempla respetuosamente, es todo lo que en resúmen creemos oportuno en la ocasion presente. Es así mismo múy digno de notarse, pertenece por su estilo á lo mejor del renacimiento de las artes, cuando en el resto de España no habia en su tiempo sino muy pocos edificios de aquel género.» Para hacer ostensible, aunque en miniatura, esta obra tan preciosa encerrada ahora en el recinto de un cuartel, se acompaña la estampa que lleva el número 4.º

      Lam. 4.ª

       Salon de Santa Isabel Lil. de L. Jayma, Zaragoza SALON DE SANTA ISABEL

      Saliendo de este magnífico salon, que debia ser el del trono ó de embajadores, se encuentra á la izquierda el gabinete ó sala de Santa Isabel con una alcoba, en cuya estancia