MADRE. Acércate. ¿Estás contenta?
NOVIA. Sí, señora.
PADRE. No debes estar seria. Al fin y al cabo ella va a ser tu madre.
NOVIA. Estoy contenta. Cuando he dado el sí es porque quiero darlo.
MADRE. Naturalmente. (Le coge la barbilla.) Mírame.
PADRE. Se parece en todo a mi mujer.
MADRE. ¿Sí? ¡Qué hermoso mirar! ¿Tú sabes lo que es casarse, criatura?
NOVIA (seria.) Lo sé.
MADRE. Un hombre, unos hijos y una pared de dos varas de ancha para todo lo demás.
NOVIO. ¿Es que hace falta otra cosa?
MADRE. No. Que vivan todos, ¡eso! ¡Que vivan!
NOVIA. Yo sabré cumplir.
MADRE. Aquí tienes unos regalos.
NOVIA. Gracias.
PADRE. ¿No tomamos algo?
MADRE. Yo no quiero. (Al NOVIO.) ¿Y tú?
NOVIO. Tomaré.
PADRE (al NOVIO). ¿Vino?
MADRE. No lo prueba.
PADRE. ¡Mejor!
NOVIO (a la NOVIA). Mañana vendré.
NOVIA. ¿A qué hora?
NOVIO. A las cinco.
NOVIA. Yo te espero.
NOVIO. Cuando me voy de tu lado siento un despego grande y así como un nudo en la garganta.
NOVIA. Cuando seas mi marido ya no lo tendrás.
NOVIO. Eso digo yo.
MADRE. Vamos. El sol no espera. (Al PADRE.) ¿Conformes en todo?
PADRE. Conformes.
MADRE (a la CRIADA). Adiós, mujer.
CRIADA. Vayan ustedes con Dios.
MADRE (en la puerta). Adiós, hija.
PADRE. Yo salgo con vosotros.
CRIADA. Que reviento por ver los regalos.
NOVIA (agria). Quita.
CRIADA. Ay, niña, enséñamelos.
NOVIA. No quiero.
CRIADA. Siquiera las medias. Dicen que son todas caladas. ¡Mujer!
NOVIA. ¡Ea, que no!
CRIADA. Por Dios. Está bien. Parece como si no tuvieras ganas de casarte.
NOVIA (mordiéndose la mano con rabia). ¡Ay!
CRIADA. Niña, hija, ¿qué te pasa? ¿Sientes dejar tu vida de reina? No pienses en cosas agrias. ¿Tienes motivo? Ninguno. Vamos a ver los regalos. (Coge la caja.)
NOVIA (cogiéndola de las muñecas). Suelta.
CRIADA. ¡Ay, mujer!
NOVIA. Suelta he dicho.
CRIADA. Tienes más fuerza que un hombre.
NOVIA. ¿No he hecho yo trabajos de hombre? ¡Ojalá fuera!
CRIADA. ¡No hables así!
NOVIA. Calla he dicho. Hablemos de otro asunto.
CRIADA. ¿Sentiste anoche un caballo?
NOVIA. ¿A qué hora?
CRIADA. A las tres.
NOVIA. Sería un caballo suelto de la manada.
CRIADA. No. Llevaba jinete.
NOVIA. ¿Por qué lo sabes?
CRIADA. Porque lo vi. Estuvo parado en tu ventana. Me chocó mucho.
NOVIA. ¿No sería mi novio? Algunas veces ha pasado a esas horas.
CRIADA. No.
NOVIA. ¿Tú le viste?
CRIADA. Sí.
NOVIA. ¿Quién era?
CRIADA. Era Leonardo.
NOVIA (fuerte). ¡Mentira! ¡Mentira! ¿A qué viene aquí?
CRIADA. Vino.
NOVIA. ¡Cállate! ¡Maldita sea tu lengua!
CRIADA (en la ventana). Mira, asómate. ¿Era?
NOVIA. ¡Era!
ACTO SEGUNDO
CUADRO PRIMERO
CRIADA. Aquí te acabaré de peinar.
NOVIA. No se puede estar ahí dentro del calor.
CRIADA. En estas tierras no refresca ni al amanecer.
NOVIA. Mi madre era de un sitio donde había muchos árboles. De tierra rica.
CRIADA. ¡Así era ella de alegre!
NOVIA. Pero se consumió aquí.
CRIADA. El sino.
NOVIA. Como nos consumimos todas. Echan fuego las paredes. ¡Ay!, no tires demasiado.
CRIADA. Es para arreglarte mejor esta onda. Quiero que te caiga sobre la frente.
Qué hermosa estás. ¡Ay! (La besa apasionadamente.)
NOVIA (seria). Sigue peinándome.
CRIADA (peinándola). ¡Dichosa tú que vas a abrazar a un hombre, que lo vas a besar, que vas a sentir su peso!
NOVIA. Calla.
CRIADA. Y lo mejor es, cuando te despiertes y lo sientas al lado y que él te roza los hombros con su aliento, como con una plumilla de ruiseñor.
NOVIA (fuerte). ¿Te quieres callar?
CRIADA. ¡Pero, niña! ¿Una boda, qué es? Una boda