Sin siquiera saberlo, el Principio de proximidad comenzaba a funcionar en mi propio viaje. Paso a paso, comencé a ponerme en contacto con las personas adecuadas en los lugares indicados. Y a cada paso del camino, me acercaba más al trabajo de mis sueños.
Sí, esa pequeña cabina de sonido fue un comienzo humilde. No siempre pude ver la importancia de lo que estaba haciendo y, definitivamente, no lo estaba haciendo bien. Pero allí era donde necesitaba estar. Estaba aprendiendo de personas que sabían lo que yo necesitaba saber. Estaba trabajando en pos de mi objetivo y dando cada paso que me llevaría hacia la cumbre de la montaña.
Estaba practicando el Principio de proximidad.
Lo hermoso de el principio de proximidad es que funciona.
El poder del Principio de proximidad
Lo hermoso del Principio de proximidad es que funciona y sigue funcionando en la medida en que lo practicas. Si quieres un nuevo trabajo, funciona. Si quieres cambiar de carrera, funciona. Incluso si ya estás trabajando en el campo de acción correcto y solo deseas pasar al siguiente nivel, el Principio de proximidad también funciona. Por lo tanto, para ponerlo en práctica, comienza haciéndote dos preguntas:
1. ¿A quién necesito conocer?
2. ¿Dónde necesito estar?
Cada vez que me hacía esas preguntas durante mi viaje hacia construir una carrera en el campo de la radiodifusión, comenzaba a ver resultados rápidos.
Este mismo principio te funcionará también a ti.
Tus respuestas a esas dos preguntas determinarán tu próximo paso. Te ayudarán a obtener la educación, la experiencia y las relaciones que necesitas para escalar tu monte Everest. Con este principio en acción, nunca dejarás de crecer y mejorar.
¿Listo? ¡Empecemos a escalar!
PARTE 1
La gente
“Me siento realmente agradecido con las personas que me
alentaron y me ayudaron a desarrollarme y crecer.
Nadie puede triunfar solo”.
—Sheryl Sandberg
¡El Principio de proximidad funciona a-to-da-ho-ra! No es magia. Más bien, es una disciplina que produce resultados.
Las personas adecuadas + Los lugares indicados = Oportunidades
Si te enfocas en poner en práctica este principio, te acercarás al trabajo de tus sueños. Tenlo por seguro. Así que ¿por dónde empezamos? Comencemos con la primera parte de la ecuación: la gente. Es un hecho que, para triunfar, no solo se trata de lo que sabes, sino que también es igualmente importante a quien conoces.
Proximidad con la gente adecuada
La gente que te ayudará a conseguir el trabajo de tus sueños está trabajando duro en este mismo momento. Pero está trabajando para sí misma, no para ti. De hecho, ni siquiera piensa en ti. Está viviendo su propia vida y enfocándose en su propio trabajo.
Por lo tanto, tu trabajo es ser estratégico y encontrar a esa gente.
Encontrar gente con la capacidad de hacer que las oportunidades salgan a tu encuentro es la parte fácil. La parte difícil es obtener algo de su tiempo y convencerla para que te ayude en tu viaje. No es imposible, pero requerirá de perseverancia y paciencia de tu parte. Prepárate para esta realidad. Habrá momentos en los que no recibirás una respuesta, en que te pasen por alto y seas rechazado. Así que disponte a eso. Toma cada rechazo y conviértelo en una guía para redireccionarte. No dejes que los “no” te detengan. Más bien, permíteles que te lleven al siguiente “sí”.
Obteniendo un “sí”
El trato es el siguiente: no te conviertas en un despreciable oportunista con tal de obtener un “sí”. Si te acercas a los demás con la mano extendida para obtener favores, como un niño en busca de truco o trato, ellos te verán venir a una milla de distancia y te cerrarán la puerta en la cara. Si quieres que la gente te ayude, debes ser el tipo de persona a la que la gente quiera ayudar. Las personas están más dispuestas a dedicarte un tiempo en algún lugar de sus agendas para enseñarte cuando estás entusiasmado con lo que estás aprendiendo. Mi amiga Joy me habló sobre esto.
Joy trabaja en el mundo de la publicación de libros y me dijo: “Me encanta mi trabajo, pero a veces, parece que todos quieren algo de mí: agentes literarios, autores, miembros del equipo. Cada vez que se me acerca alguien con ganas de aprender más sobre el negocio editorial, por lo general, me detengo, pues esa actitud me recuerda cuánto amo mi trabajo y me da la oportunidad de retribuir algo de lo que he aprendido”. ¡No subestimes cómo, ni cuánto tu pasión por aprender y crecer podría inspirar y darles vida a quienes te rodean!
¿Recuerdas cuando contacté a la gente de Catalyst para hacer podcasts? Yo no solo les pedí que me ayudaran a comenzar a transmitir. Si así lo hubiera hecho, ellos no habrían tenido nada que ganar y yo habría quedado como un completo egoísta. Por esa razón, procuré encontrar una manera de ayudarlos a medida que obtenía algo de experiencia en el proceso. Me acerqué a ellos con una idea de podcast que creía que los beneficiaría y ellos me dieron un tiempo de estudio que era muy necesario para mí en ese momento. Fue un ganar-ganar para ambas partes. Lo que quiero decir es que, a medida que buscas ayuda de los demás, debes acercarte a ellos con una actitud de gratitud y humildad en lugar de solo enfocarte en obtener algo para ti. Lo que quieres es desarrollar relaciones reales con personas reales.
A lo largo de tu viaje, es esencial obtener ayuda de otros y también brindarla.
Por eso, busca personas a las cuales ayudar y de las cuales obtengas ayuda. A lo largo de tu viaje, es esencial obtener ayuda de otros y también brindarla. Escalar una montaña no es tarea fácil y el hecho de saber que no estás escalándola solo te ayudará a superar los desafíos mentales que enfrentarás. Me gusta llamar “creencias limitantes” a estos desafíos mentales.
Creencias limitantes
El primer paso para superar las creencias limitantes que te detienen es identificarlas. En el camino hacia el trabajo de tus sueños, hay dos creencias limitantes principales que se interponen y te impiden llegar a la meta: el orgullo y el miedo. Echémosles un vistazo más de cerca y hablemos sobre cómo reconocer estas mentiras.
El orgullo
El orgullo se evidencia en la mentira de que somos autosuficientes y no necesitamos de nadie. En el hecho de pensar que es débil confiar en otros y buscar ayuda y orientación. También se evidencia en nuestra preocupación sobre cómo nos perciben los demás. Irónicamente, el orgullo nos impide ser ambiciosos. Sería ridículo pensar que la ambición no es una característica tan poderosa como en realidad es.
Piensa, por ejemplo, en Steve Jobs. Imagínatelo sin ambición. Es imposible, ¿verdad? Quiero decir, es imposible inventar el iPhone y construir una compañía multimillonaria sin un poco de ambición. Podría decirse que Jobs fue una de las personas más innovadoras y exitosas del planeta. Pero él no llegó allí siendo autosuficiente. No, él empleó un enfoque muy diferente. A temprana edad, Jobs aprendió el valor de pedir ayuda. Cuando tenía solo 12 años, Jobs llamó a Bill Hewlett —sí, el cofundador de Hewlewtt-Packard— para pedirle repuestos para un proyecto en el que estaba trabajando. Y Hewlett le dijo que sí. ¡A un niño de 12 años!
El orgullo nos impide ser ambiciosos.
Todo parece indicar que el orgullo nunca le impidió a Jobs acercarse a otras personas. En una entrevista realizada en 1994, él habló sobre el poder de pedir ayuda: “Nunca me encontré con una persona que me dijera que no o que me colgara el teléfono cuando la llamé —yo, simplemente, pedía ayuda—. Y cuando la gente me pide que la ayude, yo trato de ser igual de receptivo con el fin de pagar esa deuda de