El primer populismo era heredero de los fundadores Aleksandr Herzen y Nikolái Gavrilovich Chernishevski. Este último había publicado en 1863 la novela ¿Qué hacer?, escrita en las prisiones del zarismo. Libro de cabecera de Alexander Ulianov, el hermano mayor de Lenin, ejecutado por la autocracia rusa. No resulta descabellado suponer que cuando Lenin elige ese mismo título para su famoso libro ¿Qué hacer? (Problemas candentes de nuestro movimiento), publicado en 1902, haya rendido un silencioso homenaje a su hermano, gran admirador de Chernishevski.
Aquel antiguo populismo, aunque en algunos de sus principales exponentes estaba impregnado de paneslavismo y concentrado en el socialismo campesino, era profundamente anticapitalista e incluso en varias de sus organizaciones empleaba métodos clandestinos y revolucionarios de lucha armada. No es casual que Dimitri Karakosov haya atentado en 1866 contra la vida del zar (Venturi [1952] 1981, Tomo II: 554), mientras que el 24 de enero de 1878 Vera Zasulich dispara contra el general Trépov, gobernador de San Petersburgo (Venturi [1952] 1981, Tomo II: 893); hasta que finalmente el 1 de marzo de 1881 estos revolucionarios ajustician al zar Alejandro II mediante dos explosiones (Venturi [1952] 1981, Tomo II: 1043-1047).
El hermano mayor de Lenin, Alexander Ulianov (familiarmente conocido como “Sasha”), pertenecía a estos grupos, particularmente a Narodnaia Volia [“La voluntad del pueblo”]. Cuando tenía 21 años, el 8 de mayo de 1887, fue ejecutado (mediante la horca) por su participación en la conspiración de 15 jóvenes revolucionarios que planificaron, sin éxito, el ajusticiamiento del zar Alejandro III, sucesor de Alejandro II, quien seis años antes había sido ejecutado por los populistas radicales. Como militante populista, Alexander Ulianov se sintió profundamente conmovido por las tesis de El Capital de Marx (traducido al ruso por los militantes populistas Germán Lopatin y Nikolái Frántsevich Danielsón), obra que leyó y estudió con pasión en el verano de 1886 en el mismo cuarto que compartía con su hermano menor, el joven Lenin (familiarmente conocido como “Volodia”), quien en esa época adolescente todavía estaba alejado de la política y se sentía más atraído por las novelas del escritor ruso Turguéniev. Uno de los biógrafos más informados acerca de Lenin anota sobre su hermano Alexander: “No cabe duda de que El Capital tuvo un impacto abrumador en él” (Deutscher [1970] 1975: 82, 86-90).
El más activo —y último— de los numerosos grupos populistas revolucionarios fue la ya mencionada organización Narodnaia Volia. Karl Marx había leído sus programas políticos (Marx y Engels 1980: 14; Wada [1975], en Shanin 1990: 85-86); se carteaba con ellos e incluso sintió gran simpatía por ciertos planteos que destacaban la posibilidad de un camino no capitalista para la revolución rusa. Su carta a la redacción del periódico ruso Otiéchestviennie Zapiski [“Anales de la patria”] de fines de 1877 y su correspondencia del 8 de marzo de 1881 con Vera Zasulich —incluyendo sus varios borradores manuscritos de la misma— constituyen una contundente evidencia al respecto (Marx y Engels 1980: 31-65). Marx incluso vio con buenos ojos el atentado que estos populistas revolucionarios realizaron el 1 de marzo de 1881 contra el zar Alejandro II, según le confiesa a su hija mayor Jenny Marx Longuet, a quien le escribe el 11 de abril de 1881: “¿Has seguido el juicio de San Petersburgo contra los autores del atentado? Son gente que vale mucho, sin actitudes melodramáticas, sencillas, serias y heroicas [subrayado N. K.]. Gritar y hacer son contrarios inconciliables. El Comité Ejecutivo de San Petersburgo, que actúa tan enérgicamente, lanza manifiestos de «moderación» refinada. Esto está muy lejos de la forma pueril en que Most y otros llorones infantiles predican el tiranicidio como «teoría» y como «panacea»” (Carta de Karl Marx a Jenny Marx Longuet, 11/4/1881, Marx y Engels 1980: 14; Marx y Engels 1973a: 316-319).
Pero aquel antiguo populismo más tarde se cristalizó, entró en crisis (tras la represión que siguió al ajusticiamiento en 1881 del zar Alejandro II) y se empecinó, contra toda evidencia empírica, en negar: (a) que el “empobrecimiento del pueblo” (en especial del campesinado) no invalidaba la transformación de la economía natural en economía mercantil y esta en economía capitalista, que necesita, precisamente, dicho empobrecimiento para transformar a los productores directos —empobrecidos y expropiados— en fuerza de trabajo, es decir, en mercancía disponible en el mercado; y (b) que la formación social rusa, a pesar de su evidente desarrollo desigual interno, había comenzado a ser incorporada al sistema capitalista mundial en plena expansión. Por eso el populismo de la década de 1890 en adelante adopta un carácter notoriamente diferente al populismo revolucionario de décadas anteriores (Tvardovskaia [1969] 1978: 82-87). Contra este otro populismo, en el cual se van diluyendo los círculos vinculados a la lucha armada y adquieren mayor peso los escritores “legales” ya desvinculados de las organizaciones clandestinas de antaño, discute y polemiza el joven Lenin en sus escritos, desde 1893 en adelante. Recordemos que Lenin, después de leer con pasión a Chernishevski (muy admirado, reiteramos, por Alexander Ulianov), comienza a estudiar seriamente El Capital en 1888, al año siguiente de la ejecución de su hermano. Un lustro después, en 1893, ya maneja con fluidez incluso el libro segundo de El Capital, publicado por Engels en 1884.
La tesis teórica de los populistas legales, que a partir de la década de 1890 publicaban en periódicos y también en libros (dejando atrás la etapa de clandestinidad y confrontación armada), insistía con que era lógicamente “imposible” que el capitalismo mundial avanzara sobre Rusia debido a que, en una interpretación forzada de los esquemas de reproducción del libro segundo de El Capital, la burguesía rusa, supuestamente, “no podía realizar el plusvalor”, por la debilidad de su mercado interno (y la pobreza campesina), en ausencia de un sólido mercado externo.
Dos de los principales exponentes de esta unilateral interpretación fueron Vasili Pavlovich Vorontsov (su seudónimo era V. V.) y Nikolái Frántsevich Danielsón (sus seudónimos eran varios: N.-on; Nikolái-on y On). Este último no solo se había carteado con Marx desde 1868 hasta la muerte del maestro (Marx, Danielsón y Engels 1981), sino que había traducido El Capital al ruso, completando la traducción de Germán Lopatin, otro populista de la primera época revolucionaria.
El joven Lenin, sumergido hasta el cuello en estas primeras polémicas, aunque a lo largo de toda su vida y su obra nunca abandona el antietapismo de los populistas radicales (Díez del Corral 1999: 68-69) —como quedará en claro los meses clave, desde abril a octubre, de 1917—, comienza a reflexionar sobre la subordinación que el sistema mundial capitalista en expansión ejercía sobre la formación social rusa, cuya burguesía dejaba caer lágrimas de cocodrilos por “la pobreza del pueblo” pero al mismo tiempo desarrollaba el capitalismo cada vez más en distintas ramas de la industria.
Más allá de los deseos y el imaginario “anti-occidentalista” de la cultura populista de antaño, empíricamente se podía demostrar que las relaciones sociales capitalistas estaban desarrollándose en extensión y en profundidad en distintas ramas y sectores fundamentales de la economía de la vieja Rusia de los zares, transformando “la economía natural” en economía mercantil y esta en economía capitalista (Lenin [1893] 1958, T. 1: 104-105). Desde esos materiales encontramos las primeras búsquedas, bases y reflexiones de su teoría madura sobre la economía mundial y el imperialismo, con su ya inocultable influencia en las sociedades coloniales, semicoloniales, periféricas y dependientes y su predominio sobre las formaciones sociales hasta poco tiempo atrás con débiles vínculos hacia el mercado mundial.
El análisis de esta problemática y las polémicas que la acompañaron, recorrerá varias obras del joven Lenin, por lo menos hasta 1899, cuando tras pasar años recluido en Siberia, publica El desarrollo del capitalismo en Rusia. En la mayor parte de esos textos, Lenin cuestiona a los populistas de la década del 90 del siglo XIX, principalmente a Vorontsov y Danielsón, aunque en ¿Quiénes son los «amigos del pueblo» y cómo luchan contra los socialdémocratas [1894] también somete a crítica la obra del sociólogo populista N. K. Mijailovsky, quien defendía una perspectiva subjetivista en el campo sociológico.
El núcleo de la argumentación de Lenin frente a la supuesta “imposibilidad lógica” del capitalismo para Rusia, sostiene que el problema de la realización del plusvalor (y la reposición ampliada de todas las partes del producto social, sea en su forma valor —subdividido en capital constante, capital