Semiótica tensiva. Claude Zilberberg. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Claude Zilberberg
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9789972453779
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provisionales y por tanto perfectibles, y son tal vez tributarias de una pancronía que, según Hölderlin, Brøndal y algunos otros, aunque por razones diferentes, alteraría la exactitud del equilibrio entre la expresión de la intensidad y la de la extensidad, y, en consecuencia, llevaría a las lenguas hacia una abstracción simbólica descarnada. No es nuestra intención abordar aquí ese tema.

      El entrecruzamiento mental de los tres foremas con las cuatro categorías aspectuales elementales produce mecánicamente doce sub-valencias en cada dimensión. Las presentamos a continuación sin más preámbulos:

      El tempo:

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      La tonicidad:

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      La temporalidad:

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      La espacialidad:

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      ¿Cómo validar el contenido semiótico de esas magnitudes que, por tener el doble estatuto de lexemas y de figuras, se encuentran a medio camino entre la lingüística y la retórica? Jakobson mostró que la función metalingüística no era exclusiva de los doctos, sino que era inmanente a la práctica inmediata de la lengua, que los sujetos recurrían a la definición, a la restricción o a la extensión, a la precisión o a la suspensión; pero no mostró, al parecer, la condición objetal de esa actividad metalingüística recurrente. Desde nuestro punto de vista, esa condición se apoya en el hecho de que los lexemas pueden ser definidos en la medida en que son analizables, y son analizables porque son todo lo que pueden ser, es decir, porque no son más que… análisis a cargo de un significante en sí mismo no-conforme; de esa manera, el significado del pronombre personal /tú/ comprende tres magnitudes de contenido: una indicación de número, una indicación de persona y una indicación de nominativo, aunque las dos magnitudes de la expresión [t-u] no remiten “analíticamente” a las tres magnitudes del contenido. Los lexemas no funcionan de otro modo, y las definiciones de los diccionarios, a las que la cantidad de magnitudes ponen en apuros, analizan intuitivamente —y con pertinencia— los lexemas en términos de sub-valencias, pero caso por caso, si así se puede decir. Solo daremos un ejemplo, que corresponde a la segunda sub-valencia de la primera red: el “rezago” [francés: traîner], cuya denominación es cuestionable, puesto que carecemos [en francés] del sustantivo correspondiente, ya sea que esa laguna se deba a incompetencia nuestra o que haya que atribuirla a lo que Mallarmé llamaba la imperfección de las lenguas. El Micro-Robert propone además —quisiéramos decir: poéticamente— “traînasser” y “traînailler”, formas de las que hablaremos más adelante.

      De acuerdo con el Micro-Robert, el sentido intransitivo de “traîner” admite las cuatro direcciones tensivas previstas. En cuanto a la intensidad: (i) una indicación de tempo, en este caso de aminoración de la velocidad: “6o Ir muy lentamente, retrasarse. Ne traîne pas en rentrant de l’école [No te retrases al volver de la escuela]. —Actuar muy lentamente. Le travail presse. Il ne s´agit pas de traîner— [El trabajo urge. No hay que retrasarse]”; (ii) una indicación de tonicidad decadente, de la que no sabríamos decir si se trata de una atenuación o de una aminoración. “7o Peyorativo: Ir sin rumbo o permanecer mucho tiempo (en un lugar poco recomendable o poco interesante). V. Errar, vagabundear. Traîner dans les rues [Andar por las calles, andar callejeando]”. En cuanto a la extensidad: (i) una indicación temporal de duración bajo el signo del redoblamiento: “3o Encontrarse, subsistir. Les vieilles notions qui traînent dans les livres scolaires [Las viejas nociones que subsisten en los libros escolares]. Durar demasiado, no acabar nunca. Cela traîne en longueur [Esto no tiene cuándo acabar]. V. Eternizar”; (ii) una indicación espacial de reposo: “1o (Suj. Cosa). Estar tirado en el suelo. Vos lacets traînent par terre [Tus cordones se arrastran por el suelo. 2o Estar colocado o dejado sin orden. Des vêtements qui traînent sur une chaise. [Vestidos dejados sobre una silla]”. La coherencia y la flexibilidad de la red resuelven la divergencia de las “variedades”.

      Con estas indicaciones previas es posible comprender que Valéry haya podido escribir: “Todo está dicho en el diccionario”,39 sin que sepamos si se alegraba de ello o lo lamentaba. Dentro de los límites de nuestro propósito, nos hemos esforzado en mostrar que el modelo de las valencias estaba justamente ahí, y que era inmanente, eficaz y sugerente; pero queda claro que las definiciones aportadas conllevan otras magnitudes de contenido: unas actanciales y actoriales, otras axiológicas, como sucede con la oposición entre “la calle” y “la escuela”… Los dos derivados peyorativos “traînasser” y “traînailler” no se encuentran fuera del sistema, sino más bien en su centro mismo, ya que remiten a la sub-valencia de tempo y manifiestan, mediante el adverbio “muy”, tanto un sub-contrario como un super-contrario. Hay que señalar que, puesto que el modelo de las valencias pone el acento sobre una doble sobre-determinación —la de la temporalidad por medio del tempo y la de la espacialidad por medio de la tonicidad—, nos encontramos, desde el punto de vista tensivo, frente a un inventario. El Micro-Robert efectúa tácitamente esa doble operación al asociar “ir muy lentamente” con “retrasarse”, como si eso fuera evidente, como si el contenido de lentitud excesiva tuviera por plano de la expresión el retraso,40 lo que confirmaría que la semiosis es ininterrumpida.

       II.7.3 Tensividad y sistematicidad

      El estructuralismo triunfante de los años sesenta-setenta, a propósito de las unidades que privilegiaba, solo tomaba en cuenta dos exigencias: (i) desde el punto de vista paradigmático, los términos contrarios, por ejemplo la pareja [blanco vs negro], deberían formar una estructura especular; (ii) desde el punto de vista sintagmático, cada término tenía que poder ser contradicho. Apoyado en [s1], el cuadrado semiótico se encargaba de operar la resolución del contradictorio [no-s1] en el contrario [s2], pasando del “no-blanco” al “negro”. Como este aspecto es harto conocido, no hay por qué insistir en él. Por el contrario, debemos mencionar dos dificultades importantes: (i) las tesis de Hjelmslev relativas al tenor de los sistemas, en las últimas páginas de La categoría de los casos, no fueron tomadas en cuenta por Greimas y su “escuela”; (ii) los términos complejos, tanto el positivo [y… y…] como el negativo [ni… ni…], fueron tomados en consideración, ciertamente, pero no jugaron ningún papel en los análisis concretos, sin que se explicase nunca la razón de esa negligencia.

      Por nuestra parte, planteamos la hipótesis de que esas desigualdades, esas transgresiones a la propia teoría se debieron al hecho de que no nos encontramos en presencia de un espacio único, cosa que está implícita en la concepción del cuadrado semiótico, tal como ha sido presentado y representado. En consecuencia, nosotros postulamos la partición del espacio sistémico en dos regiones gobernadas por el tipo de correlación que en ellas se ejerce, cláusula que nos permite entrever algo así como un paradigma de paradigmas. Si este planteamiento es aceptado, la correlación inversa se convierte en el garante esquemático de la concepción hjelmsleviana:

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      mientras que la correlación conversa proyecta el término complejo y el término neutro sobre el arco de esquematización:

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      Este dispositivo vale para los universos implicativos, pero estos últimos están a