El procedimiento anterior dio lugar a una gran cantidad de información que requirió ser estudiada y ordenada adecuadamente. Las investigaciones en el campo semiótico, muchas veces, se concentran en el tipo de estudio denominado lectura minuciosa, pequeños textos en donde se desarrollan análisis de mucha profundidad. En este caso, y dados los objetivos que se trazaron para este estudio, se disponía de muchos textos y se requería no perder la profundidad en el análisis. Por ello se procedió de la siguiente manera. Primero, se organizó el análisis de cada debate en orden cronológico para obtener su particularidad, su contextualización como práctica semiótica y el carácter longitudinal del estudio. En cada debate se ordenó la información según el plano de inmanencia correspondiente, destacando los respectivos elementos semióticos. Segundo, por cada plano de inmanencia se efectuó la comparación, yuxtaposición y generalización de los elementos semióticos, lo que generó un primer índice de concordancias por cada plano de inmanencia. Tercero, se realizó un análisis de las correlaciones entre los planos de inmanencia para obtener los rasgos principales del proceso de significación de la práctica analizada.
Como todo proyecto, este no estuvo exento de dificultades. La primera reside en la escasa bibliografía local sobre el tema. En segundo lugar, el acceso público al soporte audiovisual de los debates es muy limitado, lo cual ha contribuido a la escasez de reflexiones al respecto. Hasta el momento en que se redacta la presente edición, no es posible adjuntar los videos de los debates por la propiedad intelectual de los mismos. Considero que es de suma importancia para el debate público y el fortalecimiento de la deliberación que este material sea de acceso público. En ese sentido y con motivo de esta investigación, se están llevando a cabo los esfuerzos para superar este impasse. La voluntad y el esfuerzo están presentes; confío en que su cristalización solo depende del tiempo.
La organización del texto
El presente libro se organiza en tres partes. El primer capítulo, de carácter referencial y general, busca ilustrar los principales tópicos de discusión en torno al debate electoral televisado en otros países. Se descubrió, gratamente, que hay académicos que dedican toda una vida a estudiar los debates electorales en sus países como claro reflejo de un sistema político que coloca los debates en todas las instancias de decisión electoral. En cierto sentido, una sociedad que da valor a la deliberación no solo propondrá eventos de esta naturaleza, sino que también estudiará y examinará las dinámicas y los mecanismos, así como el rol de los medios de comunicación en la dinámica deliberativa. En esa misma línea, existen instituciones locales e internacionales dedicadas a promover, organizar y asesorar la realización de debates electorales desde la óptica de los derechos ciudadanos.
El segundo capítulo está dedicado a la sistematización histórica, con seguridad imperfecta e insuficiente, sobre los debates electorales presidenciales en el Perú. Para ofrecer un primer ordenamiento de la experiencia nacional, se ha acudido a los archivos periodísticos y a los testimonios de personas cercanas a su organización. El lector podrá encontrar el lento pero seguro proceso de institucionalización que han seguido los debates televisados presidenciales en el Perú, así como el rol de los partidos políticos y de las organizaciones públicas y privadas que han contribuido a su permanencia. También se podrán entrever los aspectos pendientes o desafíos, así como una amplia gama de posibilidades futuras de investigaciones en el campo de los debates a nivel subnacional.
Los dos primeros capítulos constituyen la antesala para la realización del objetivo central de la investigación: llevar a cabo una aproximación semiótica a los debates electorales televisados. Inicialmente, el proyecto se configuró como un análisis por capas en el que se trataba de distinguir los diversos aspectos que merecían una reflexión en el campo propiamente de la significación. Pero como todo proyecto que termina adquiriendo vida propia y acomodándose a las circunstancias que lo rodean, el trabajo infatigable de Desiderio Blanco en la traducción de los últimos textos semióticos provenientes de la tradición greimasiana permitió que este trabajo encontrara su modelo organizador e integrador. En ese sentido, el análisis y la reflexión toman la perspectiva planteada y desarrollada por Jacques Fontanille en su libro Prácticas semióticas (2014), que integra los modelos clásicos de A. J. Greimas y Joseph Courtés, así como la perspectiva sociosemiótica de Eric Landowski e Ivana Fechine. Así pues, el tercer capítulo se estructura, en primer lugar, por una presentación más detallada del modelo de análisis y centra los hallazgos en cuatro áreas: 1) la escena práctica que analiza el soporte de la imagen televisiva y su relación con la emisión y la participación de los candidatos como prácticas significantes, 2) el texto-enunciado que recoge la interacción unilateral propia de todo producto mediático y los formatos de interacción entre los actores representados al interior del debate electoral, y 3) las figuras organizadas en dos campos: la primacía de la mirada dentro de la gramática corporal de los candidatos y las expresiones verbales constituyentes de narrativas paralelas que se desplazan entre la confrontación y la propaganda.
Debo confesar que ha quedado pendiente una reflexión más profunda acerca de las formas de vida. La razón de esta omisión es el resultado de una evaluación entre la necesidad de cerrar esta edición para que este material llegue oportunamente a sus manos y la búsqueda de una inalcanzable perfección. Confío en que la discusión futura permita completar y llenar los vacíos confesados de la presente obra, ya que, como toda forma de construcción de conocimiento, no es más que un punto de vista que aspira a complementarse con otras aproximaciones académicas y no académicas.
Finalmente, y no por ello menos importante, este libro no hubiera sido posible sin el trabajo silencioso y paciente de los miembros del Archivo Audiovisual de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima, quienes durante décadas han sido y son los guardianes celosos de un increíble e histórico acervo audiovisual disponible para alumnos y profesores. Asimismo, mi agradecimiento al Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima por la confianza y el apoyo a la investigación. En esa misma línea, por sus valiosos testimonios como moderadores de los debates electorales presidenciales, doy gracias a los periodistas Guido Lombardi, Augusto Álvarez Rodrich y José María Salcedo. A Percy Medina, Luis Egúsquiza y a la Asociación Civil Transparencia por la valiosa información testimonial sobre la organización de los debates electorales. A Gerardo Távara por las tercas discusiones sobre la fecha idónea de los debates. Una mención especial al equipo del programa Voto Informado del Jurado Nacional de Elecciones por su interés y apertura hacia los resultados del presente estudio. Agradezco a Álex Zamora y Laura Adrianzén por la asistencia en la investigación; y al doctor Óscar Quezada por sus comentarios, correcciones y apreciado aliento a seguir investigando. Finalmente, mi reconocimiento a los compañeros y compañeras de camino que, sin su consentimiento, han sido correctores anónimos de múltiples detalles de este libro; muchas gracias por su tolerancia y comprensión. Todo lo señalado en la presente obra se ha nutrido de estas colaboraciones. El producto final es de mi absoluta responsabilidad y terquedad.
Capítulo I.
Los debates electorales televisados
A propósito del cambio de siglo, Blumler y Kavanagh (1999) señalaban que la comunicación política se encontraba en su tercera edad. La edad de oro de los partidos y el posterior despliegue de la industria televisiva de los años sesenta –la cual configuró el modelo profesional de campaña política– habían dado paso a una nueva fase caracterizada por la abundancia mediática, la ubicuidad, el alcance y la celeridad de los mensajes políticos (Blumler y Kavanagh, 1999, pp. 211-213). Ante la atención que concita internet y el auge de los nuevos medios –también denominados redes o medios sociales–, la televisión mantiene su estatus y significancia para la comunicación política en un escenario de reconfiguración del ecosistema mediático. Las relaciones políticas de la televisión se mantienen y se extienden a la era digital, pero en un marco de nuevas presiones (Gurevitch, Coleman y Blumler, 2009, p. 172).
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