Manual del Director de Grupo. Una guía para hacer efectivo el cuidado y la formación integral de los estudiantes.. José Guillermo Martínez Rojas. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: José Guillermo Martínez Rojas
Издательство: Bookwire
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Жанр произведения: Учебная литература
Год издания: 0
isbn: 9789582014247
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trabajo en la institución educativa está enfocado en la formación de un sujeto político que pueda dar cuenta de lo que ocurre a su alrededor y, además, promueva la formación de un pensamiento —juicio— crítico y una acción política que contribuyan a generar sociedades más justas, más respetuosas de los derechos humanos, más incluyentes y, sobre todo, más democráticas. Dicho sujeto político debe promover la conformación de una idea de justicia que incluya tanto lo individual como lo social para construir un proyecto social y político que garantice la sana convivencia. Además, independientemente de las condiciones actuales de cada una de las sociedades, se pueda elaborar una idea de responsabilidad social acorde con los actuales cambios en el contexto social y político del mundo y que, de alguna manera, no desconozca la contingencia y fragilidad humanas, sino más bien, cree las condiciones para su atención.

      Formar a los estudiantes como sujetos políticos está relacionado con un concepto de ciudadano, sin el cual no es posible la modificación del orden social. Por tal motivo, el sujeto político debe ser formado en tres direcciones: a) Conciencia histórica, desde la cual cada ser humano tenga conocimiento de los momentos históricos que hicieron parte de la formación social y política de su entorno y, a través de ellos, pueda explicar el momento histórico actual; b) Formación en valores cívicos, los que se constituyen en elementos claves para la participación y deliberación de los integrantes de una organización política; entre dichos valores se pueden considerar las virtudes cívicas y la identidad ciudadana; dentro de las virtudes cívicas pueden considerarse el sentido de lo público, la solidaridad, la justicia, el reconocimiento de la diferencia, entre otras; dentro de la identidad ciudadana pueden considerarse el sentido de pertenencia y la construcción de comunidad; por último, c) La formación de un pensamiento —juicio— y una acción política, en los que se abre espacio para la deliberación y la confrontación política.

      Es decir, los seres humanos, a través de la palabra, del razonamiento y del discurso, se relacionan con los demás y pueden discutir acerca de los asuntos que les son comunes. Como el lenguaje hace parte integral de los seres humanos, el discurso —su uso— es parte constitutiva de la esfera política, porque se hace uso de la palabra y se puede participar comunitariamente de ella, por tal razón, y tal como lo afirman algunos filósofos, los seres humanos tienen una vivencia común, acerca de los valores que constituyen, en torno a lo que se llama el bien común. Por esta razón se debe fomentar en los estudiantes su capacidad para pensar y dialogar en un escenario que posibilite la participación y la deliberación, dentro de los límites del respeto a la diferencia y la pluralidad.

      Como acompañantes, los profesores pueden estimular la formación del sujeto político buscando desarrollar una conciencia clara de responsabilidad social y de participación, valores que se potencializan en la cotidianidad de la vida escolar. Uno de los medios más evidentes para hacerlo es la elaboración y aplicación del Manual de Convivencia, donde se ratifica la importancia de los consensos, los acuerdos, el compromiso y el respeto por lo consensuado o acordado (Ramírez, 2003).

      De igual manera, el acompañante debe generar procesos de formación en los estudiantes a su cargo que vayan en la dirección del cuidado y la conservación, así como de respeto por el espacio público, tanto de la institución como de la ciudad. Los estudiantes deben y pueden aprender en la escuela el cuidado de lo público como parte de la búsqueda del bien común. Esta experiencia solo se logra despertando un profundo sentido de pertenencia, fruto de un ambiente de comunidad participativa, en el cual los estudiantes interactúan con los demás integrantes de la comunidad educativa, pueden expresar sus formas de pensar y de ser, y contribuyen al logro de metas comunes.

      Se entiende por académico, el conjunto de actividades, acciones y procesos de orden pedagógico y educativo, que buscan el desarrollo integral de los estudiantes y que se encuentran definidos en el Plan de Estudios y en el PEI de la institución. Dicho trabajo está orientado al desarrollo armónico de todos los aspectos constitutivos de los estudiantes como personas, a fin de hacerlos competentes y eficientes para la educación superior. De igual manera, este aspecto abarca la implementación y el desarrollo de los programas especiales que la institución haya asumido como parte de su proceso formativo y que determinan o hacen parte del Plan de Estudios de ella.

      Lo académico es uno de los elementos que dan sentido a las instituciones educativas. En esta perspectiva, la vida escolar gira en torno a lo académico, determinando con ello muchos de los procesos, interacciones y actividades que en ella se programan y ejecutan. La vida escolar está organizada en torno a actividades académicas orientadas en gran medida a los estudiantes.

      El acompañante desempeña un papel importante en la vida académica de los estudiantes y la institución. De alguna manera, es un mediador entre lo que la institución busca y logra, y los estudiantes, que se hallan en proceso formativo. El docente acompañante debe ser garante de los procesos académicos de los estudiantes a su cargo. Ha de estar informado, no solo de los procesos que son de su responsabilidad personal, sino del trabajo que realizan sus compañeros docentes con los estudiantes, de las metas y objetivos del grado, de las fortalezas y debilidades de los estudiantes, de los conflictos y problemas que surgen entre ellos y los docentes, de las maneras de proceder de estos últimos, de los estándares de calidad para los trabajos académicos que los profesores exigen, entre otros asuntos.

      En lo académico, el acompañante o director de grupo tiene una función preponderante, no solo mediando, sino también exigiendo, proponiendo, acompañando, solicitando apoyos especiales y, en últimas, haciendo todo lo que esté a su alcance y estipulado para lograr que los estudiantes acompañados por él sean exitosos en su vida académica, alcancen los objetivos y logros en cada una de las materias del grado que están cursando, de tal manera que sean exitosos al final del año lectivo y puedan aprobarlo con la suficiente calidad.

      El trabajo de acompañar los procesos académicos de los estudiantes demanda del acompañante o director de grupo muchas de sus habilidades y competencias, pues no solo debe saber mediar, sino tener el criterio y el juicio necesarios para estimular a los estudiantes, de tal manera que ellos asuman sus responsabilidades, den lo mejor de sí mismos, aprovechen todo su potencial y alcancen el mejor desempeño posible. El acompañante debe ayudar a su acompañado para que este siempre asuma sus responsabilidades y dé lo mejor de sí; ha de saber exigir, sin ser coercitivo, pero tampoco generando dependencias que inutilicen al estudiante.

      Finalmente, no se debe olvidar que un estudiante dará tanto de sí mismo según su potencial, pero sobre todo, cuando es estimulado por sus profesores para que todo ese potencial salga a flote y logre desarrollarlo mejor. En esta tarea el acompañante desempeña un papel fundamental, pues debe conocer muy bien a sus estudiantes a fin de saber cuál es el nivel de su potencial y generar las estrategias adecuadas para estimularlos, de tal manera que efectivamente den lo mejor de sí.

      Generalmente lo deportivo y lo recreativo son dos aspectos de la vida de los estudiantes que ellos más disfrutan, pues allí pueden, entre otras cosas, ser libres, espontáneos, mostrarse tal cual son, quemar energía, dar rienda suelta a su creatividad, expresar sus emociones y, en fin, tener una serie de comportamientos y actuaciones que les permite socializar con sus amigos y compañeros, e incluso, ser reconocidos por alguna cualidad o aptitud especial.

      Desde este punto de vista, cuando los estudiantes están participando o practicando algún deporte, o están teniendo algún espacio recreativo, el acompañante del grupo encuentra una ocasión privilegiada para interactuar con ellos, darse a conocer en un rol diferente y conocerlos a ellos, incluso para identificar cualidades y aptitudes que en otros contextos no sería posible hacerlo.

      Como se afirmó, el acompañante ‘camina con’, está presente, no como una presencia censuradora o disciplinaria dispuesta sobre todo a castigar o a señalar lo inadecuado, sino más bien como una presencia de igualdad ante los estudiantes, sin ser igual a ellos. Esto quiere decir que, en la mayoría de los casos, si el acompañante