Los animales nos enseñan…. Vanessa Méndez Villalobos. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Vanessa Méndez Villalobos
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Книги для детей: прочее
Год издания: 0
isbn: 9789877984620
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      Tu Biblia dice: “El amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos”. Juan 15:13.

      ¿Has escuchado que el perro es el mejor amigo del hombre? Se­guro que sí. Es que no hay animal tan cariñoso y fiel como el perro. Siempre estará a tu lado en todo momento y cuando más lo necesites.

      Se cuenta que Balto era un perro que vivía en Nome, Alaska. Fue con­siderado el héroe de los niños del pueblo. En una ocasión, se originó una epidemia de difteria entre los niños menores de cinco años y, pese a la gran tor­menta y al congelamiento del mar, Balto se convirtió en el perro guía y lideró al grupo de perros que arrastraba el medicamento en un trineo des­de el pueblo más cercano hasta Nome.

      De esta manera, Balto llevó el suero y muchos niños pudieron salvarse de la enfermedad. Por esta gran hazaña, se erigió una estatua de Balto en el Central Park de Nueva York.

      Hace muchos años, Jesús fue enviado a este mundo para darnos un me­dicamento llamado “salvación”. Murió en la cruz por amor a ti y a mí. Él quiere ser tu mejor amigo y está siempre a tu lado. Sabe lo que te duele, lo que te preocupa y lo que te causa temor; nunca dudes de su gran amor. Estará a tu lado siempre que lo necesites.

      Oremos: “Gracias, Jesús, por ser mi amigo. Ayúdame a buscarte cada día. Amén”.

      Tu Biblia dice: “Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestra mente alcance sabiduría”. Salmo 90:12.

      ¡Estar en ese lugar es increíble! Ver a las mariposas monarca volar por todo el bosque y cubrir el cielo de color naranja es algo espectacu­lar. Las mariposas monarca viven en Canadá y Estados Unidos. Son de color naranja brillante y sus alas tienen orillitas negras. Cuando termina el verano y comienza el frío, esta mariposa emigra a los bosques templados de México en busca de un clima para sobrevivir.

      A este tipo de mariposas monarca se lo llama “generación Matusa lén”, pues, a diferencia de sus padres, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos, ellas vi­virán de ocho a nueves meses más que las otras generaciones —que viven aproximadamente un mes—, cumpliendo así su ciclo de vida en México, para luego regresar a su lugar de origen.

      No olvides que tú y yo somos como la mariposa monarca. Jesús nos ha permitido vivir aquí para hacer una vida, pero solo es por un corto tiempo, ya que él nos está preparando un lugar precioso en el cielo, donde viviremos muy felices en su presencia. ¡Por fin estaremos siempre en nuestro hogar!

      Oremos: “Querido Jesús, gracias porque estás preparando una casa hermosa para mí y para mi familia. Recuérdamelo siempre. Amén”.

      Tu Biblia dice: “[…] Antes que cante el gallo, me negarás tres veces”. Mateo 26:34.

      ¡Kikirikíiii! Así cantaba el gallo en el gallinero.

      Cuando mi abuelita lo oía, se levantaba rápidamente, pues el canto le decía que ya era hora de empezar el día. El canto del gallo también le avisaba sobre el cambio de clima, porque era con otra melodía y en horas que no eran las acostumbradas.

      Cada vez que escuchaba a mi abuelita mencionar esto, recordaba que en una ocasión un gallo cantó en los tiempos de Jesús. Los doce discí­pulos estaban sentados a la mesa, disfrutando de la última cena con Jesús. Él les advirtió que lo abandonarían, a lo que un discípulo llamado Pedro con­testó: “¡Aunque todos te abandonen, yo no te abandonaré!”

      Allí fue cuando Jesús le dijo a Pedro que esa misma noche, antes de que cantara el gallo, él lo negaría tres veces. ¡Pobre Pedro! Se sentía muy confia­do en que daría su vida por Jesús. La advertencia se cumplió: a Jesús lo toma­ron prisionero, los discípulos se esparcieron y Pedro lo negó antes de que el gallo cantara.

      Estoy segura de que Pedro se sintió muy mal por su actitud, al recordar que él mis­mo había declarado seguirlo hasta el final y las palabras que Jesús les había mencionado al respecto.

      La próxima vez que mami o papi te adviertan que te ocurrirá algo si no obedeces, préstales atención; ellos te lo dicen por tu bien.

      Oremos: “Querido Jesús, ayúdame a prestar atención a las indica­ciones de mamá y papá; pero sobre todo a lo que tú quieres que haga. Amén”.

      Tu Biblia dice: “[…] He ordenado a los cuervos que te lleven comida”. 1 Reyes 17:4.

      Elías se presentó ante el rey Acab y dijo que no caería lluvia ni ro­cío en el país hasta que él lo ordenara. Luego, Dios le mandó a Elías que fuera a vivir al arroyo de Querit por un tiempo.

      Le dijo que no se preocupara por el alimento, porque unos cuervos lo ali­mentarían llevándole pan y carne por la mañana y por la tarde, y podría beber agua del arroyo. ¡Qué confianza la de Elías! ¡Sería sustentado por unos cuervos!

      Los que estudian a las aves dicen que los cuervos son aves muy inteli­gentes, pues tienen el cerebro más grande que las demás. Jesús las dotó de capacidades extraordinarias, como las de resolver problemas e imitar sonidos de animales, y una gran intuición.

      ¿No te parece que Jesús fue sabio al mandar a los cuervos para que alimentaran a Elías? Recuerda que Jesús siempre está pendiente de que nunca te falte qué comer o qué beber. Tal vez no te mande a unos cuervos para que te alimenten, pero sí hará provisión, pues él está siempre cuidándote y porque así lo ha prometido.

      La próxima vez que salgas a la calle y te encuentres con algún nece­sitado, comparte tu comida con él.

      Oremos: “Querido Jesús, gracias porque nunca nos ha faltado el alimento. Ayúdame a compartirlo con otros niños que lo nece­sitan. Amén”.

      Tu Biblia dice: “Ojalá tuviera yo alas como de paloma; volaría entonces y podría descansar”. Salmo 55:6.

      ¿Has visto una paloma blanca con una hojita de olivo en el pico? Estoy segura de que sí. Las personas la han tomado como un símbolo de paz y pureza. Se basan en la paloma que envió Noé después de pasar dentro del arca 40 días y 40 noches por causa del diluvio. ¿Te acuerdas de esa historia?

      La primera vez que Noé soltó una paloma para comprobar si las aguas ya habían bajado del todo, la paloma no encontró dónde posarse y regresó al arca, pues aún no había tierra seca. Luego Noé esperó siete días más y volvió a sacar a la paloma. Al atardecer, la paloma regresó con una ramita de olivo en su pico, como muestra de que las aguas iban bajando. Aún así, Noé es­peró siete días más y entonces volvió a sacar a la paloma, que esta vez ya no regresó. Noé y su familia salieron del arca y agradecieron a Dios por su cuidado dentro de ella.

      Hay una paloma muy especial; no la podemos ver. La única vez que se la vio fue cuando Jesús fue bautizado en el río Jordán. El Padre pronunció unas palabras hermosas: “Este es mi Hijo amado en quien me complazco”; y entonces el Espíritu Santo se presentó en forma de paloma.

      El Espíritu Santo te recuerda las cosas que Jesús quiere