El teatro tiene la maravillosa virtud de transportar al espectador a un mundo mágico merced a la palabra, al gesto y a la tela pintada que tienen por detrás los actores.
Por muy falso que parezca un escenario o una puesta en escena al levantarse el telón, a los diez minutos, por la acción de la palabra del actor, el espectador está sumergido en la viva realidad de lo que pintó el escenógrafo, viviendo así la acción dramática en toda su integridad.
Por eso, la labor de creación de los escenógrafos es la más difícil de todas. Debe apoyarse en lo falso e irreal (como son los telones pintados y las cortinas), para dar al público una impresión viva de lo que pide la obra dramática.
Un detalle del decorado puede sugerir a veces tanto como la palabra de un actor. Y con estos pequeños detalles y la totalidad del montaje hay que ofrecer el ambiente sugerido por la obra, armonizando colores y contrastes.
Hay que ver el decorado en función de un cuadro en movimiento, armonizando el fondo, las luces y los colores con los personajes en acción.
En suma: componiendo una sinfonía viviente de luz y color, en íntima fusión de todos los elementos.
Pero vuelvo a repetir: el decorador tiene que hablar su parte, no declamarla.51
Pasión por el «mundo mágico» del teatro y por la escenografía teatral que se expresa también con claridad en esa espléndida serie de acuarelas y óleos que Gori Muñoz tituló «El Teatro en silencio», elogiada entre otros por Alejandro Casona y Rafael Alberti,52 quien calificaba al artista como «el pintor que más ama el Teatro»:
Así, como vio el poeta la rama estremecida cuando ya el pájaro voló, así ve Gori Muñoz el teatro cuando ya ha caído el telón, con el «temblor» reciente del público y los actores que ya han salido.
Penetrar con Gori en ese misterio del teatro abandonado es como recorrer de noche el palacio de la Bella Durmiente, despertando uno por uno todos sus recuerdos dormidos: la platea todavía caliente de aplausos, el camarín con la última mirada de la actriz en el espejo, la utilería llena de insólitos juguetes, los decorados desmontados con forillos de luna, los atriles sin partituras como una orquesta fantasma... Todo ese mundo mágico, que ahora es silencio y soledad, y que hace un instante era una deslumbrante palpitación de risas y de llantos, de poesía y de amor.
Una nueva Bella Durmiente sólo despierta milagrosamente para nosotros por el pintor que más ama el Teatro: Gori Muñoz.53
Lo cierto es que, entre 1939 y 1978, el prestigio profesional del escenógrafo teatral Gori Muñoz no hizo sino acrecentarse. Por ejemplo, España Republicana se refería, en una fecha tan temprana como la de noviembre de 1940, a los decorados de Gori Muñoz para el estreno de Madame Curie, de Casona y Francisco Madrid, con estas palabras:
Mención especial merecen los decorados de Gori Muñoz. Este gran artista español ya es conocido por el público teatral de Buenos Aires. Gori Muñoz es un escenógrafo moderno en el más alto concepto del término. Sus decorados crean ambientes. Más aún: expresan y hablan como un personaje siempre presente en cada momento de la obra. (...) Con estos nueve decorados tan variados y difíciles, Gori Muñoz consagra de manera definitiva sus altos méritos de escenógrafo moderno, acertado, perfecto y lleno de fuerza y colorido. Unos magníficos decorados.54
Finalmente, el epistolario entre Casona y Max Aub constituye una nueva prueba contundente del prestigio profesional de Gori Muñoz. Y ello a pesar de que se vivieran en Argentina tiempos políticos de exaltado nacionalismo55 y de que su trayectoria profesional se desarrollase con el telón de fondo de una política peronista de fuerte proteccionismo teatral56 y en una situación de vacas flacas en los escenarios bonaerenses.57 Así, en una carta escrita por Casona a Aub, fechada en Buenos Aires el 20 de abril de 1952, el dramaturgo asturiano testimonia el prestigio profesional alcanzado por Gori Muñoz, amigo valenciano de Max Aub:
Ayer estuvo cenando en casa Gori Muñoz, el escenógrafo, gran amigo tuyo de Valencia y París. Hablamos del libro. Como se trata de la guerra en Valencia, tema apasionante para él, me arrancó el libro de las manos y se lo llevó. Te recuerda con devoción y cariño sinceros. Se ha hecho aquí un gran nombre –contra todo y todos– entre los pintores, y muy especialmente en escenografía, teatro y cine, donde tiene lugar de absoluto privilegio.58
Ese libro era Campo abierto, segunda novela de la saga narrativa de El laberinto mágico, cuya primera parte Max Aub sitúa efectivamente en Valencia.59 Porque, en efecto, Valencia –o mejor, Benicalap– constituía otra de las pasiones íntimas de Gori Muñoz: la memoria de su infancia y adolescencia, raíz de su texto autobiográfico «Ni en cap mapa ni en cap història», un texto que, muy significativamente, el pintor y escenógrafo sintió la necesidad de escribir desde su exilio bonaerense en valenciano y que se reproduce también en la presente edición. Un Gori Muñoz que, becado por la Junta de Ampliación de Estudios (en rigor, su texto sobre «Daumier» está fechado en «París, 1934»), había residido temporalmente en París –la ciudad natal de Max Aub– durante los años 1933 y 1934 pero que, a diferencia del autor de La gallina ciega,60 nunca quiso regresar a su Benicalap natal:
Valencians pletòrics d’orgull i d’entusiasme, comentant la creixença i progrés del meu poble, hi afegien per tot comentari: «tu ja no el coneixeries».
Justament, és per això que mai no hi he volgut tornar. Millor estalviar-me la confrontació entre els meus records i la realitat actual.61
Gori Muñoz no quiso regresar nunca a su Benicalap natal, pero demos una cálida y cordial bienvenida al regreso de estos tres textos suyos («Daumier», «Pequeño itinerario bélico del hambre» y «Ni en cap mapa ni en cap història»), que el lector puede hoy conocer gracias a la pasión y a la tenacidad investigadoras de Rosa Peralta Gilabert.
1. Rosa Peralta Gilabert es autora de La escenografía del exilio de Gori Muñoz, Valencia, Ediciones de la Filmoteca, 2002, un completo estudio monográfico sobre la trayectoria artística del autor.
2. Sobre el drama de nuestra dramaturgia desterrada puede consultarse mi trabajo «Escena y literatura dramática del exilio republicano español de 1939», en AA VV: El exilio teatral republicano de 1939, edición de Manuel Aznar Soler, Sant Cugat del Vallès, Associació d’Idees-GEXEL, 1999, pp. 11-53.
3. Xosé Neiras Vilas es autor de A cultura galega en Buenos Aires: 1950-1960, A Coruña, Real Academia Gallega, 2001, pp. 9-37, «discorso lido o día 17 de novembro de 2001, no acto da súa recepción», en el que se refiere con brevedad al teatro (op. cit., pp. 29-30). Xesús Alonso Montero fue en este caso el responsable de la ritual «Resposta» académica (op. cit., pp. 41-51).
4. He estudiado «El exilio teatral español en la escena mexicana» en Taifa, 4 (otoño de 1997), pp. 173-195, número monográfico sobre «El exilio