Capítulo 13. Los errores innatos del metabolismo: un cambio de paradigma en la medicina
Mejores metodologías para identificar metabolitos intermediarios
La era de los estudios enzimáticos
Determinación de la actividad enzimática: usos en el diagnóstico
La era de las ómicas: biología molecular y sus aplicaciones en la clínica
Influencias medioambientales en los EIM
Frecuencia de los errores innatos del metabolismo
El concepto de la individualidad
Líderes en el campo de los errores innatos del metabolismo
A mi madre, quien me enseñó a leer y a degustar la poesía.
A Alberto Hernández MD. Maestro, caballero y amigo excep cional,
quien nos mostró la necesidad de trabajar en errores innatos del metabolismo en Colombia.
AGRADECIMIENTOS
Al Instituto de Errores Innatos del Metabolismo (IEIM).
A la Facultad de Ciencias de la Pontificia Universidad Javeriana y al Hospital
San Ignacio de Bogotá, que hicieron posible este libro.
A mis alumnos que han azuzado permanentemente
mi necesidad y mis ansias de aprender.
A Olgui y Juanita, a quienes tanto debo y aprecio.
A Ani, Camilo y Luis Felipe, quienes revisaron estoicamente
los manuscritos e hicieron sugerencias muy valiosas. Gracias por haber
tolerado, con complicidad y sin reproches, todo el tiempo de familia que les
he sustraído en favor de mis aventuras intelectuales.
Conocer la ciencia con la intimidad de quien la practica en el día a día y comprender su significado, no solo para la humanidad, sino para la vida privada de las personas comunes, es una capacidad tan rara como las enfermedades descritas en este libro.
Saber extraer de estas rarezas lecciones para la medicina, para la ciencia y para la vida, y traducirlas de una manera deliciosa y agradable, es lo que el autor logra hacer con la simplicidad de la cual solo son capaces las personas sabias, que al experimentar la historia pudieron comprender el significado preciso de cada uno de los descubrimientos más notables de su campo de actuación, en este caso los errores innatos del metabolismo.
El lector de este libro será atraído de manera creciente por una secuencia lógica de capítulos que muestran cómo los eventos en esta área del conocimiento, a lo largo del siglo XX y principios del siglo XXI, se han ido entrelazando y nos han conducido a la comprensión más precisa de los mecanismos bioquímicos relacionados con la vida.
En los La criptología de la enfermedad. Cómo aprendimos a descifrar y corregir enfermedades heredadas, Luis Alejandro Barrera Avellaneda nos brinda un texto envolvente y cautivante, que deja clara la importancia de descifrar nuestra individualidad biológica y utilizar la comprensión que podemos obtener de las enfermedades raras como una ventana para entender de una manera más amplia los fenómenos biológicos que rodean la salud y la enfermedad.
ROBERTO GIUGLIANI
Profesor titular, Departamento de Genética,
Universidad Federal de Rio Grande do Sul, Brasil
Coordinador, Instituto Nacional de Genética Médica Poblacional, Brasil
Miembro titular, Academia Brasileña de Ciencias
Expresidente de la Sociedad Latinoamericana de Errores
Innatos del Metabolismo y Pesquisa Neonatal
El libro La criptología de la enfermedad. Cómo aprendimos a descifrar y corregir enfermedades heredadas narra la historia de un campo de la medicina que comienza en el año 1908 con un médico inglés que estudió cuatro desórdenes muy poco frecuentes, uno de los cuales producía excreción de orina que se ennegrecía al contacto con el sol (alcaptonuria), otro que produce pelo y piel blanca (albinismo), uno que es asintomático (fructosuria) y se manifiesta por excreción de un azúcar en la orina y otro asociado a cálculos renales (cistinuria). Con base en estos desórdenes no muy graves en su presentación construyó la teoría de los errores innatos del metabolismo (EIM), que desde entonces ha sido promotora de muchos de los grandes avances en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades genéticas y no genéticas.
Ese médico, Sir Archibald Garrod, formuló la hipótesis de que detrás de todo EIM hay un daño en un gen que ocasiona el mal funcionamiento de una proteína y que dependiendo de la importancia de la proteína y de la magnitud de su daño, su efecto sería desde muy leve hasta muy severo. La genialidad de la teoría radica en que cuando se formuló no se sabía cómo estaban constituidos lo genes, cuántos podía haber en una célula, no se podía medir la actividad de las proteínas, pero sí algunas sustancias que se acumulaban anormalmente y otras que no se formaban en esas enfermedades. Garrod construyó toda una teoría de que la enfermedad es un desorden químico, teoría que ha servido de base para entender las causas, abordar el diagnóstico e idear tratamientos para esas enfermedades en las cuales el daño está en un solo gen y para otras enfermedades más complejas en su etiología: las multigénicas y las multifactoriales. La teoría estaba tan brillantemente formulada que parece que las enfermedades nos hablaran, nos guiaran y nos mostraran la racionalidad para aprender a reconocer signos y síntomas originados por el defecto genético y la forma de su manejo y tratamiento.
Después de los postulados de Garrod en 1908, la medicina de su tiempo ignoró durante