Una cartografía extraña. Lucía Egaña Rojas. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Lucía Egaña Rojas
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789566048572
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conocimiento. Por esto las epistemologías feministas se han centrado en “la crítica a los marcos de interpretación de la observación; la descripción e influencia de roles y valores sociales y políticos en la investigación; la crítica a los ideales de objetividad, racionalidad, neutralidad y universalidad, así como las propuestas de reformulación de las estructuras de autoridad epistémica” (Blazquez Graf, Flores Palacios, y Ríos Everardo 2012, 22-23).

      Si bien las epistemologías y metodologías feministas han insistido en la necesidad de cuestionar la posición, estilo y modo científico y enunciativo del sujeto varón, heterosexual y blanco como el garante de la producción del conocimiento en la cultura occidental, no ha sido un cuestionamiento que haya necesariamente emergido del feminismo blanco sino de sus intersecciones con otras luchas y subjetividades. En ese sentido las epistemologías indígenas han dado relevancia y autoridad al poder de la narración y de la oralidad. Nuestro trabajo con Producciones Narrativas responde también a esa voluntad, sabiendo que el contar historias es una “manera útil y culturalmente apropiada de representar la ‘diversidad de la verdad’ dentro de la cual el narrador, y no el investigador, retiene el control” (Bishop en Tuhiwai Smith 2017, 260). Estas prácticas responden y se sostienen en las culturas orales, que tienen como característica el “centrarse en el diálogo y las conversaciones [...donde el] contar historias también incluye el humor, los chismes y la creatividad” (Tuhiwai Smith 2017, 261). Decidimos reconocer estas prácticas y formas de producir conocimiento tradicionalmente denostadas por la mirada eurocéntrica y masculinizada porque traen consigo saberes ancestrales y porque nos acompañan a reconocer aquello que no ha sido nombrado en demasía, aquello que a pesar de su persistencia y existencia, cuelga en los bordes del afuera.

      Esta investigación ha sido financiada por un fondo que requiere en sus bases la total descripción de cada una de sus colaboradoras, lo que no deja de llamar la atención. En ese sentido, la misma constitución y requerimiento del fondo (el espacio de posibilidad material para la investigación), nos obligaba a desplegar una serie de nombres y biografías relevantes para el campo del arte chileno, impidiéndonos planear un proceso abierto y plástico en relación a las colaboraciones y contribuciones finales. La posibilidad de desarrollar esta investigación con financiamiento institucional, estuvo condicionada a unos parámetros de la legitimidad cultural en que debíamos exponer el “éxito” de las trayectorias artísticas de las colaboradoras como estrategia para llevar a cabo el proyecto mismo. En algunos casos las mismas participantes plantearon la posibilidad de pensar en la cantidad y el tipo de proyectos rechazados por el fondo. ¿Cuáles son?, ¿qué queda fuera? Es paradójico que las posibilidades de reflexión sensible que este proyecto aporta o en las que busca indagar estén mediadas por este tráfico de materiales simbólicos y cognitivos, donde son nuestras propias vidas y experiencias las que forman parte de estos sistemas de importación y exportación con que se rige el mercado cultural y el cognitariado.

      3.

      El comienzo de la migración es solo una larva

      Que avanza a velocidad luz entre los cuerpos

      Los peces a contraaguas, veloces van

      Angosta es la calle, el paso, la frontera, la muralla

      Quietos observan otros seres territoriales acechando

      Muchos quedarán detenidos en el trayecto para siempre en la noche de los tiempos

      Avanzan furiosos a buscar otros nidos, otras casas, otras cuevas, otras corrientes

      Gran viaje se alza entre los aires

      El vuelo debe romper surcos

      Ni continentes, ni mares les detienen,

      Avanzan hombres, mujeres, pájaros, pájaras animales, animalas

      Faumelisa Manquepillán

      Tuve la sensación que después de cada conversación se me quedaban las palabras pegadas como por una semana, me volvían a lo largo de los días como algo que se había dicho o que podría haber sido dicho, o seguía las conversaciones imaginariamente. A veces se me confundían los relatos, no recordaba quién había dicho qué, o entremezclaba partes de una y de otra, incluso parece que con mis propios recuerdos. A veces de tanto escucharlas, soñaba con ellas, tenía pesadillas.

      Recuerdo llegar a la casa de una de las colaboradoras sin que hubiésemos conversado nunca antes, y salir con la sensación de habernos conocido hace años. Las conversaciones en general llegaban a grados de intensidad muy altos, y esto iba creando un ambiente de confianza, donde muchos recuerdos se iban activando de acuerdo a las diferentes experiencias singulares de cada una. Había algo coral, pero como un coro desafinado, tratando de seguir un ritmo que encontraba ecos y resonancias en las voces de las otras.

      Durante las transcripciones, era como estar escuchando en cámara lenta. Mi percepción cambiaba muchísimo en esa segunda escucha. Era como volver a conocer a las que ya conocía y empezar a tener contacto con las que no conocía mucho en unos grados de altísima intimidad. Algo importante se fue dando en relación a las formas de construir vínculos porque el haber vivido experiencias de desarraigo con Chile fue una manera de encontrarnos en esos lugares donde hemos experimentado formas de salirnos de un marco territorial y cultural determinado. Surgieron algunas preguntas colectivas: ¿Cómo ha sido salir de Chile? ¿Se puede salir? ¿En qué sentidos se puede salir incluso estando dentro del territorio? ¿Cómo permearnos de otras formas?, ¿Cómo contaminar nuestras prácticas cotidianas con otros referentes?

      Con los relatos me fui conectando con varias cosas que tenía dormidas, olvidadas, sepultadas y otras debajo de la alfombra (como el polvo). Memorias confinadas, sin la posibilidad de salir, de procesarse, cosas guardadas por temor a que dolieran. Sobre todo mi experiencia no tan “exitosa” de la vida cotidiana cuando vivía fuera de Chile; lo difícil de encontrar trabajo para una joven menor de treinta años que solo accedía a los empleos precarios que explotan a las mujeres con sueldos bajos y casi siempre sin contrato (cuidados, limpieza, etc.); sentirme bastante mal al darme cuenta de que no tenía muchas posibilidades de quedarme y sobrevivir con esos trabajos precarios. El cansancio me daba mucha angustia, no tenía muy claro cómo poder defenderme de violencias que no alcanzaba aún a nombrar así. Esos miedos y angustias se sienten de distinta forma en los diferentes cuerpos porque hay “una relación con el espacio y la movilidad en juego en la organización diferencial del miedo mismo” (Ahmed 2015, 114), Sara Ahmed interroga la idea de que los sujetos más asustados sean los vulnerables; esto implica pensar por qué algunos cuerpos temen más que otros y cómo es que se conforman esos sentimientos.

      Recuerdo también que era muy difícil hacer el proceso de papeles para vivir legalmente, y había un miedo constante de que se vencieran y quedar ilegal. Esa vivencia se tensiona con la lectura que muchas veces desde el interior de Chile aparece al momento de evaluar si “te ha ido bien”, donde vivir fuera (y sobre todo en un lugar más central o metropolitano que Chile) pareciera un éxito en sí mismo, obviando la experiencia concreta, y a la vez invitando a tergiversarla en pos de las narrativas optimistas del éxito (Ahmed 2019). El proyecto de construir una “buena vida” en un “lugar mejor” es un deseo recursivo que se proyecta sin demasiados cuestionamientos, por eso Lauren Berlant se pregunta “¿Por qué las personas mantienen su apego a determinadas fantasías convencionales de la buena vida —por ejemplo, de reciprocidad duradera en las parejas, en las familias, en los sistemas políticos, en las instituciones, en los mercados y en el trabajo— habiendo sobradas pruebas de su inestabilidad, su fragilidad y sus costos?” (Berlant 2020, 21) Hay una constante, al menos en el grupo que recoge este texto, que es la de migrar a un lugar “más grande que Chile”, aquellos lugares que permiten acercarse a lo que aparentemente en Chile no existe. Este movimiento, que en general es hacia el norte, también implica convertirse en otra persona puesto que somos según el contexto en el que estamos.

      En las migraciones que hemos vivido hay un proceso de encuentro con un tipo de alteridad, el encuentro con otrxs y el reconocimiento de una misma como otra, y esto va sucediendo a la par y con bastante profundidad. Luego con los años he podido procesar toda esa experiencia, sobre todo con la ayuda de lecturas feministas, antirracistas y decoloniales, y desde las vivencias de otras compañeras pude comprender cómo me sentía