Chiribiquete. Carlos Castaño-Uribe. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Carlos Castaño-Uribe
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789585240032
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un hilo que, al desenredarlo, permite ver y unir retazos sueltos; como una copla que pierde palabras y gana en eternidad después de que la canta el pueblo, diría Facundo Cabral. Entender y difundir el valor del Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete es el punto de partida, la razón de este libro. Es cierto, cuidamos aquello que conocemos. Junto a la riqueza natural incuestionable y casi infinita que vemos en las imágenes de guacamayas, ríos de colores y árboles de ramas extendidas, está la visión de comunidades ancestrales que, en la profundidad de la selva, conservan la esencia de la humanidad. Entender esta cultura milenaria, que existe imperturbable en el centro de Colombia y, literal, de la tierra, nos permitirá comprender otras fibras de una América Latina que aún tiene una historia por descubrir y preguntas por resolver.

      Conocer la cosmogonía y las historias narradas en los más de 70.000 dibujos encontrados en las paredes de los tepuyes de Chiribiquete es acceder a un conocimiento nuevo y necesario ahora que la humanidad se pregunta por su futuro, después de avances científicos, tecnológicos y modelos de producción en los que la naturaleza ha sido vista más como despensa.

      En los símbolos encontrados sobre las rocas, y analizados por los investigadores, vemos el significado de los animales, las creencias de los chamanes, la existencia de lo intangible y visible; a través de ellas también comprendemos mejor el hábitat de estos pueblos peregrinos. Y es ese conocimiento de esta civilización ancestral el que nos lleva a preguntarnos: ¿en qué hemos evolucionado desde el origen?, ¿cómo nos hemos transformado en el exterior? y ¿en qué construimos nuestra identidad?

      Con la lectura de estas páginas, que consignan el trabajo de un equipo que lideró Carlos Castaño Uribe, antropólogo y autor de este libro, viajamos a tiempos remotos, cuando los humanos estábamos en equilibrio con la naturaleza y encontrábamos un mensaje en el cauce del río, el vuelo de las guacamayas o las constelaciones de estrellas en la bóveda celeste. Mientras hacemos ese viaje también somos conscientes de que aunque cada ser es único e irrepetible, al final somos solo una brizna en el curso del tiempo. O, como dijo Carl Sagan, en referencia a la Tierra: desde el espacio, somos «un punto azul pálido».

      A medida que leemos y apreciamos las fotografías de este lugar declarado parque nacional en 1989, también reconocemos la humildad dentro de la inmensidad y entendemos que somos una consecuencia milenaria, el resultado de muchas historias que ocurrieron detrás. Conocer la vida de las comunidades indígenas y ver sus expresiones pictóricas nos enfrenta a un espejo con un reflejo diferente a nosotros mismos que, de nuevo, nos lleva a preguntar: ¿vivimos mejor que antes?, ¿qué podemos aprender de estas civilizaciones?, ¿qué significa la vida en comunidad?, ¿hemos perdido o ganado en armonía? Resolver estos interrogantes y conocer la historia es no quedarse atrapado en el presente. De eso también se trata este viaje a través de Chiribiquete: volvemos a pensar en el sentido de nuestra vida y también nos preparamos para el futuro.

      Este libro nos permite visitar un territorio que la mayoría de nosotros no tocará ni pisará en su vida. Así se ha decidido para respetar los ritmos de la naturaleza y evitar la deforestación, el turismo o la contaminación. La falta de una presencia física no será un obstáculo para conocer este lugar donde la sabiduría de la naturaleza y las personas se unen y es posible comprobar que todos somos parte de lo mismo y tenemos más semejanzas que diferencias.

      Cuando el lector empiece esta expedición, vivirá dentro de un paisaje que es refugio, abundancia, patrimonio, silencio o ruido de pájaros y ríos. Y, probablemente, al concluir descubrirá que su mirada sobre el mundo no es la misma porque tendrá otras preguntas, decisiones o ideas sobre las personas, el ambiente o la sabiduría ancestral que ahí se cuenta. Tal vez también entienda que somos una mezcla de opuestos: día-noche, luz-oscuridad, abundancia-escasez; calma-agitación. Y es esa suma de contrastes la que permitirá entender las ideas, respetar las comunidades y cuidar los Chiribiquetes desconocidos y por venir.

      La publicación de esta edición digital complementa las impresas del libro Chiribiquete: la maloka cósmica de los hombres jaguar. De esta forma, SURA renueva y afirma su compromiso histórico con la promoción del arte, la cultura y las expresiones creativas. En esta oportunidad, el turno es para la naturaleza y el arte de las comunidades indígenas milenarias que dejan sus creaciones y mensajes sobre las rocas de la serranía. Reconocer la cultura asociada al paisaje de Chiribiquete es tocar el fondo de nuestra identidad histórica, es descender hasta las profundidades de un río caudaloso.

      Aquí queda consignada una realidad que, aunque parezca lejana en la geografía, realmente es cercana: sus elementos están dentro de nosotros mismos. Dejarla registrada en estas páginas es honrar su valor y entender mejor nuestro paso por la tierra. Es también una invitación a proteger esta herencia para las generaciones por venir y lograr que los trozos del tiempo y la historia se unan a través de este hilo extenso de paisajes, artes y saberes llamado Chiribiquete. ¡Bienvenidos!

      Uno de los aspectos más característicos de los tepuyes del Parque Nacional Natural de Chiribiquete tiene que ver con el relieve rocoso, que se enmarca en un estrato selvático en las partes bajas, dándole un aspecto especial y misterioso al paisaje. El PNN se encuentra en el extremo occidental del Escudo Guyanés, al norte de la llanura amazónica, al sur de las sabanas herbáceas de la Orinoquia, y muy próximo al oriente de la cordillera andina. Fotografía: Jorge Mario Álvarez Arango.

      Las principales geoformas de los tepuyes han sido labradas por la acción del agua durante miles de años. Dentro del parque se encuentran muchos sitios que captan el agua de lluvia y, a pesar de que se trata de aguas traslúcidas, presentan una tonalidad marrón oscuro, debido al carácter férrico de muchas rocas y al color de los taninos que desprende la materia orgánica. Fotografía: Jorge Mario Álvarez Arango.

      Chiribiquete forma parte de un cratón muy antiguo. Los cratones son las raíces de los continentes, caracterizados por poseer rocas que tienen miles de millones de años, que afloran, como en el caso de Chiribiquete, sobre la llanura amazónica. En la imagen, arenas cuarcíticas, sobre el lecho rocoso del río Negro, y al fondo algunos domos erguidos. Fotografía: Jorge Mario Álvarez Arango.

      El Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete

      JULIA MIRANDA

      DIRECTORA GENERAL PARQUES NACIONALES DE COLOMBIA

      Colombia tiene una localización privilegiada en la Tierra, en la esquina noroccidental de Suramérica, atravesada por la línea del Ecuador. Es un mosaico de cinco regiones, cada una extraordinariamente rica, biodiversa, hermosa y única: el Caribe, el Pacífico, las sabanas de la cuenca del Orinoco, las cordilleras de los Andes y el Amazonas.

      No cabe duda de que la biodiversidad es hoy fundamental para el bienestar de la sociedad y el desarrollo. Los beneficios que provee la naturaleza contribuyen al alivio de la pobreza; el suministro de recursos genéticos, alimentos, agua, maderas y fibras, a la salud de las personas y a su crecimiento en todos los aspectos físicos y espirituales. Ella cumple, además, un papel crucial en la preservación de razas y culturas que dependen de esos recursos naturales para su supervivencia y la de sus costumbres ancestrales.

      El Convenio de Diversidad Biológica señala que la principal estrategia para conservar la naturaleza es aquella que se adelanta en las áreas protegidas, y Colombia ha asumido con seriedad el compromiso de cuidar de su riqueza natural desde 1941 cuando, el país adhirió a la Convención de Washington sobre fauna, flora y bellezas escénicas. Desde entonces, Colombia ha acometido el enorme esfuerzo de crear y preservar parques nacionales, reservas naturales y áreas de conservación y el uso sostenible a lo largo y ancho de su territorio continental, insular y marítimo.

      En efecto, hoy, en 2019, Colombia tiene ya 1.141 áreas protegidas con una extensión de 30’946.666 hectáreas, que equivalen al 15,06% del territorio nacional. De acuerdo con el Registro Único Nacional