Dimensiones humanas en acción : Ser para saber obrar. Andrés González Duperly. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Andrés González Duperly
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789587905106
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sugiere un sistema trilógico que abarca el ser, el saber y el obrar, con fundamento en cuatro dimensiones en la malla de los contenidos que se sugieren independientes e integrados, contiguos a estas líneas. Dimensiones que se armonizan con los saberes en las habilidades transversales, tejidas con hilos de eficacia personal para contrarrestar las incertidumbres de la trama de la vida en los cambios, al saber cómo tomar decisiones y estabilizar las fuerzas emocionales, intelectivas, morales, volitivas y creativas de vida interior con el mundo externo.

      Ampliando las bases del presente itinerario, el individuo interior que se es y se sabe para algo es la conjetura de la declaración del SSO8. La intención puntualiza un estado de autoconsciencia sobre los imaginarios y los actos que conllevan al buen obrar con intenciones preclaras. Implica pensar futuros deseados en los cambios, no solo los del microcosmos del ser interior que nos pertenece, lo psíquico con el alma (lo más íntimo y propio con la mente), con base en una propuesta desde la autognosis que es la bahía de la consciencia espiritual, más profunda y misteriosa que la emocional, sino también en la consciencia del micro y el macrocosmos –el de los sistemas en “el hilo de la vida” y las fragilidades en la complejidad (Capra, 2015)–. Y el soma, la “base, fondo pantalla de resalte de la consciencia sensible del cuerpo viviente”, que nos hace sentirnos en la realidad y nos muestra “que el alma ha descubierto en los instrumentos y enseres que justamente declaran visible, lo que de soma tenemos cada uno” (García, 2014, pp. 348-349).

      De esta suerte, el Individuo Interior se vislumbra en estas líneas como representación9 de la mismidad, al distinguir el actuar e interactuar con propósito desde un espacio cuatridimensional, válido desde la fenomenología que conforma el marco teórico con fundamento básico en la filosofía hegeliana, en la Fenomenología del espíritu (1985) y nociones incipientes (en las construcciones) de una “inteligencia espiritual” (Zohar, 2001, Chaktoura, 2015, Fischman, 2016), concepto, entre otros, que se ponderó originalmente como fundamento del marco metodológico de las Dimensiones Humanas en Acción (DHA) y que en estas fundamentaciones filosófico-prácticas, se opta en vez por la noción de la consciencia espiritual, expresión de Amor, Inteligencia y Libertad (adjetivos de la espiritualidad, con mayúsculas).

      Las cualidades hermanadas con el concepto de Amor son entonces las cuotas de la sensibilidad humana esclarecida por la espiritualidad, atributo de otorgamiento, fuerza que activa las dimensiones que pertenecen al ser que se sabe obrar en autonomía, con inteligencias varias y libertad en aguas de la riqueza que tiene con la eticidad y la vida emocional del individuo interior. Las cualidades —y en ellas, las virtudes cardinales— afloran de la consciencia —voz del pensamiento—, “la pura espiritualidad, como lo universal, la que tiene el modo de la inmediatez; simplicidad que existe en cuanto tal y terreno fértil del pensamiento que es solamente en el espíritu” (Hegel, 1985, p. 20). Y así, en el tejido del mundo con hilos de ser, la consciencia se va sabiendo sentipensares en las cualidades10, expresiones que forman parte de la consciencia espiritual en el bien. Virtudes que avivan al individuo interior en las dimensiones que se gobiernan integradamente.

      Al hablar de las DHA se hace referencia a una consciencia intencionada, la interactividad de los “aquí y ya” en actos de valor, la direccionalidad que la voluntad –que orienta la toma de decisiones– y la creatividad, siempre recursiva, innovativa y transformadora, gestoras de principios y valores, las actitudes y las conductas del individuo interior. Por tanto, se hace referencia a la calidad de las interacciones del sí mismo en unísono con los seres con quienes interactúa en las reciprocidades y que le otorgan auténtico sentido de vida.

      El concepto de la dirección integral de vida amerita breve clarificación

      Independiente del tamaño de la organización, el gerente consciente realiza cuatro macroprocesos: planificar, organizar, motivar y controlar. Complementariamente, el líder suele ocuparse de otros procesos contiguos a los gerenciales que consisten en prospectar, innovar, desarrollar actitudes e interpretar y analizar la información. Desde las dos perspectivas (gerenciales y de liderazgo), las responsabilidades integradas del gerente y de líder establecen el patrón (benchmarck) del individuo interior quien, en los roles combinados, aplica integradamente cuatro virtudes, trece competencias (colaterales y organizacionales) con tres facultades endógenas para llevar con sabiduría a buenos muelles los roles y funciones gerenciales y de liderazgo en la cotidianidad de su vida. Es síntesis, el individuo interior –es decir, el Directivo Integral de Vida– se resume en la ecuación:

      Directivo = gerente + líder

      El vocablo “dirección” enlaza dos conceptos: “acción” y “efecto de guiar” (DEC, 2018). En las iniciativas, el Directivo Integral asegura la puesta en marcha de actividades como consecuencia de la capacidad de anticipar y apropiar. Recurre a un almacén ideal del fuero interno que trabaja con las herramientas de seis competencias colaterales y siete organizacionales al interior de las habilidades transversales y recurre a las facultades endógenas, que definimos en el capítulo primero y conforman parte del marco conceptual de las Dimensiones Humanas en Acción: Ser para Saber Obrar.

      La noción “integral” implica una visual direccionada de la totalidad en la completitud de las cosas, y hace referencia a que se evita la omisión de algo. Y en esta, la era del direccionamiento (gestión) del conocimiento (Knowledge management), que va más allá del estratégico y táctico, se hace la invitación desde las ciencias y las tecnologías para comprender cómo evitar la “deshumanización” y trabajar con los vínculos que unen las partes con el todo de las cosas, cuyo enfoque también pretende ir más allá del mero estilo de dirigir (gerenciar y liderar), desde afuera, para afuera. Es más, la integralidad es postulado para comprender la vida con mirada generosa (holística) en un mundo entendido como voluntad y representación (Schopenhauer, 2010).

      De manera que por “integral” comprendemos la noción de una súper-visión, requerida para la sostenibilidad perdurable de la vida del mundo sensible a partir de la mente-alma-humana en la racionalidad y con espíritu transcendente en las intangibilidades; la verdad, lo bueno y lo estético; los ámbitos culturales de ciencia, valores y arte; y la naturaleza, el ser y la cultura (Wilber, 2001). En las representaciones del concepto “integral”, necesariamente comprendemos lo transdisciplinar. Por tanto, los procesos directivos integrados se circunscriben a las verdades y las dudas que abrigan a las ciencias sociales, humanas y administrativas frente a los cambios, que, entre otras cosas, son aplicables a los espacios personales-íntimos y a las organizacionales-funcionales.

      Finalmente, hacemos referencia del sustantivo “vida” en la aproximación de una dirección integral de vida. La vida es “trama” (Capra, 2015), fuerza vital o actividad interna substancial, frágil, por medio de la cual el ser (ente) obra porque la posee y la significa en las transformaciones. Porque la vida no es solo ser; es serse; notarse-ser-actuando. Y mejor, notarse estar siendo sano, enfermo, vidente, atontado, cansado, triste, acariciado… Además, en todos esos estados, la vida es espontaneidad, complejidad, absolutamente generosa en las sorpresas. Las ciencias corroboran que en ella preexisten fuerzas internas que obran a partir de entes, en la gran cadena en los niveles del ser, manifiestas en la existencia a partir de los reinos mineral, biológico, animal y humano, este último, eslabón de la cadena en acelerada evolución en tan amplio rango de las facultades (Schumacher, 1977).

      Proseguimos hacia las esencias…

       FUNDAMENTOS DEL SER PARA SABER OBRAR: HACIA UN PANORAMA

       Si hay que buscar el sentidode la música, de la filosofía,de una rosa, entonces noestamos entendiendonada.

      José Saramago