Política económica para decidir en tiempos difíciles. Juan Carlos de Pablo. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Juan Carlos de Pablo
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789500211710
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primeros años de la década de 1970. Entre noviembre de 1958 y junio de 1959, los precios al consumidor aumentaron 90% (200% equivalente anual) y los precios mayoristas 105% (240% equivalente anual). Pero como se trató de un hecho en buena medida ines­perado y breve, no generó expectativas e “instituciones” pro inflacionarias, como la indexación. Por el contrario, durante los primeros años de la década de 1970 la tasa de inflación fue menor, pero como el fenómeno se prolongó en el tiempo, redujo de un año a un trimestre las modificaciones salariales y obligó a emitir títulos públicos ajustables por inflación, entre otros instrumentos.

      El pico de mediados de 1975 corresponde al denominado “Rodrigazo”, y el de marzo de 1976 al último mes de la presidencia de María Estela Martínez de Perón. A la derecha del pico hiperinflacionario de 1989 aparecen otros dos, cuantitativamente menores, pero porque la dinámica que se había desa­tado fue abortada antes (si el “Rodrigazo” nos había dejado sensibles, la hiperinflación de 1989 nos dejó hipersensibles).

      Los argentinos no somos particularmente inteligentes, pero llevamos en la sangre experiencias que resultan muy costosas cuando son ignoradas. No debe sorprender, por consiguiente, que cualquier equipo económico en la Argentina cuente con menor margen de maniobra que sus colegas de buena parte del resto de los países del mundo.

      Política económica según la Teoría de los Juegos

      Un productor de soja no tiene ningún inconveniente en mostrarle a los otros productores de soja una nueva forma de sembrar, regar o fumigar, con la cual pueden aumentar los rendimientos. En cambio, ningún fabricante de autos le muestra a los otros fabricantes el nuevo modelo en el cual está trabajando. No se trata de que los primeros sean buenas personas y los segundos no, sino de que los primeros operan en un “mercado de muchos” y los segundos en un “mercado de pocos”. Específicamente, ningún productor de soja espera que disminuya el precio internacional del producto, o la cantidad que él puede colocar en el mercado, si sus vecinos que también producen soja lo imitan y aumentan su producción. En cambio, todo fabricante de autos sabe que las ventas de sus modelos dependen de manera significativa de las ventas de los otros fabricantes.

      La Teoría de los Juegos ayuda a entender cómo se adoptan las decisiones en los mercados de pocos. El enfoque avanzó mucho desde que en 1944 John von Neumann y Oskar Morgenstern publicaron La Teoría de los Juegos y el comportamiento económico, mereciendo –hasta 2017– cinco Premios Nobel de Economía, obtenidos por Robert John Israel Aumann, John Charles Harsanyi, John Forbes Nash, Thomas Crombie Schelling y Reinhard Justus Reginald Selten.

      A propósito: quienes se sientan intimidados por el requerimiento matemático o lo abstracto de los análisis referidos a la Teoría de los Juegos, pueden aprender mucho leyendo los trabajos de Schelling, quien aplica las ideas básicas del enfoque, de manera intuitiva… y brillante.

      ¿Política económica, mercado de pocos? Ciertamente que los responsables de diseñar e implementar una política económica siempre son pocos, pero la población no lo es. Sin embargo, la política económica puede ser analizada según el herramental de los mercados de pocos, porque la interacción entre los funcionarios y la población resulta crucial. La gente escucha las radios y lee los diarios, por lo cual una misma noticia afecta el comportamiento de muchos en el mismo sentido (ejemplo: las dudas planteadas con respecto a la solvencia de los bancos pueden precipitar una corrida). No se trata de una conspiración, porque el cambio de conducta no surge de una reunión secreta, llevada a cabo en la noche de la víspera, para coordinar acciones. Se trata de que determinada noticia altera las decisiones de muchas personas, en un mismo sentido y al mismo tiempo.

      El proceso político tiene que ser visualizado como un proceso, que tiene lugar en tiempo real, gobernado y circunscripto por la historia… Debe ser analizado como un juego complejo, que se desarrolla entre muchos participantes (los principales) que tratan de afectar las acciones de los dirigentes políticos (el agente)… Es probable que el juego no maximice nada, por la existencia de varios principales… El análisis tiene que ser más flexible, más dinámico, hasta evolutivo… La formulación de las políticas económicas tienen que ser analizadas en términos de juegos dinámicos, que se desarrollan bajo circunstancias inciertas y cambiantes. (Dixit, 1996).

      En el plano monetario la interacción fue enfatizada por Barro y Gordon (1983). En sus palabras: “La determinación de las tasas de inflación y desempleo pueden ser caracterizadas como un juego entre el responsable de la política económica y una gran cantidad de agentes económicos, quienes integran el sector privado… Una excesiva tasa de inflación, y reacciones de la política monetaria ante influencias exógenas, pueden ser visualizadas como el resultado de cálculos racionales cuando los funcionarios no pueden plantear compromisos de largo plazo”.

      Reglas versus discrecionalidad, consistencia temporal

      Un profesor arbitrario trata de manera diferente a alumnos que son iguales; un profesor discrecional trata de manera diferente a alumnos que son diferentes; un profesor que sólo aplica reglas trata de manera igual a alumnos que son diferentes. La arbitrariedad es indefendible, en cambio es objeto de debate si conviene que los profesores apliquen las reglas o la discrecionalidad cuando corrigen los exámenes. Las reglas tienen como costo ignorar las diferencias. La desventaja de la discrecionalidad reside en que requiere mucha más información para ser aplicada, además del subjetivismo propio de este tipo de decisiones.

      En política económica esto implica, principalmente, que los funcionarios tienen que evitar las tentaciones de aprovechar –con criterio miope– las “oportunidades”. Fácil de decir, pero… Cuando un gobernador enfrenta un delicado problema fiscal, mira “con cariño” los depósitos que sus coprovincianos tienen en los bancos locales. Esto es muy humano, pero si se los apropia, le ocurrirá lo mismo que al padre descripto en el párrafo anterior. Un ejemplo más sutil es el de considerar que el endeudamiento es el sustituto del ajuste, no el complemento. Pecado que en el caso argentino se ha cometido de manera reiterada.

      Credibilidad y reputación

      La cuestión de la inconsistencia temporal está íntimamente relacionada con la de la credibilidad en el cumplimiento de las promesas y las amenazas y la reputación de las autoridades, cuestiones empíricamente importantes en países como la Argentina.

      En mis clases ilustro el punto a través del siguiente ejemplo: hay gente que vive en zonas inundables, a pesar de los carteles que avisan que se trata de zonas inundables, y que en caso de catástrofe nadie los va a socorrer. Actúan de manera racional porque saben que a pesar de lo que dice el cartel, ¡los van a socorrer! Por eso a mis alumnas les enseño que, cuando sean madres recientes, nunca amenacen al hijo que no come con matarlo si no come. Porque el pibe, aunque muerto de miedo, no comerá, y al advertir que la amenaza no se cumple, la credibilidad de la palabra de la madre sufrirá un golpe... mortal.

      Inspirado en las reformas liberalizadoras que a fines de la década de 1970 y comienzos de la de 1980 se llevaron a cabo en varios países de América Latina, entre ellos la Argentina, Calvo (1986, 1987, 1988) analizó la cuestión de las reformas no creíbles, aludiendo a que las desregulaciones financieras y comerciales probaron ser transitorias porque fueron revisadas por los gobiernos posteriores.