Conflicto armado en Siria. Janiel Melamed Visbal. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Janiel Melamed Visbal
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789587892659
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de mundo viviremos si los Estados Unidos de América ven a un dictador que descaradamente viola las normas internacionales con gas venenoso y decidimos mirar hacia otra dirección.

      Barack Obama

       INTRODUCCIÓN

      Estados Unidos es el único país que ha experimentado una abrupta modificación de su política interna y exterior a partir del cambio de gobierno y las discrepancias existentes entre el actual mandatario Donald Trump con las bases de diplomacia establecidas por Barack Obama. Esta circunstancia ha generado una profunda grieta en lo que para muchos es el evidente retroceso de los Estados Unidos como actor hegemónico a nivel global. Ello, sumado a una serie de acciones a lo largo de la guerra, han generado un justificado cuestionamiento del papel estabilizador que puede desarrollar en la zona y la efectiva capacidad de hacer cumplir la palabra empeñada con tantos actores regionales que acuden a su órbita de influencia a partir de la promesa de protección.

      De acuerdo con Pollack (2014), si bien se podría afirmar que Estados Unidos no tiene per se unos objetivos estratégicos en Siria es adecuado concluir que sí los tiene alrededor de Siria, en varios de sus Estados vecinos, por lo cual su participación en la contienda se entiende más que justificada. En este sentido, el autor mantiene que existen al menos 3 circunstancias fundamentales que explican la participación de los Estados Unidos en la guerra. Primero, una de carácter humanitario frente al elevado número de víctimas fatales, desplazados y refugiados que ha dejado la confrontación. Segunda, una de carácter estratégico, pues, por ejemplo, Turquía es un Estado miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), mientras que Iraq, un miembro destacado de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y un Estado muy proclive a replicar la violencia siria, lo cual generaría una desbordada inestabilidad proyectada adicionalmente hacia el golfo Pérsico. Por su parte, con Israel mantiene la alianza estratégica más cercana de la región y muchos intereses comunes. Finalmente, Jordania es un aliado norteamericano militarmente débil, expuesto a la onda expansiva de la confrontación. Tercero, el interés de combatir expresiones de violencia política que, a través de movimientos islamistas de corte radical, violento y transnacional, se han asentado en Siria y proyectan la comisión de actos de terrorismo contra objetivos de alto interés norteamericano.

       ANTECEDENTES DE LAS RELACIONES ENTRE ESTADOS UNIDOS Y SIRIA

      Para los Estados Unidos, el norte de África, el Medio Oriente y el golfo Pérsico en general han sido regiones absolutamente críticas en sus intereses desde el descubrimiento y explotación a gran escala de sus riquezas energéticas a principios del siglo XX. Tal como lo explica Elrich (2014), después de la Primera Guerra Mundial, los Estados Unidos se han consolidado como el principal actor foráneo con influencia en estas zonas, al punto que sus principales compañías petroleras controlan o han controlado directa o indirectamente −mediante acuerdos con las elites locales dominantes− las enormes riquezas energéticas provenientes de Arabia Saudita, Kuwait, Iraq, Irán y los Emiratos Árabes Unidos.

      En este orden de ideas, los antecedentes más representativos de la relación entre los Estados Unidos y Siria necesariamente deben presentarse alrededor de la problemática realidad evidenciada durante la Guerra Fría. La evolución de esta rivalidad en Medio Oriente puede dividirse en cuatro fases fundamentales. Una primera fase (1946-1955) caracterizada por el antagonismo soviético con Estados Unidos y otras potencias occidentales, en especial a partir de Estados no árabes que se ubicaban cerca de las fronteras soviéticas, particularmente Irán y Turquía. La segunda fase (1955-1974), a partir de la consolidación de la URSS como aliado de regímenes árabes de corte nacionalista, en franca oposición al dominio norteamericano en la región. La tercera fase (1974-1985) es especialmente importante por el escalamiento de la tensión hegemónica entre soviéticos y estadounidenses a través de sus aliados. Finalmente, la cuarta fase (1985-1991) estuvo condicionada por un desescalamiento de algunas de las hostilidades que la Guerra Fría había ocasionado en la región, a partir del liderazgo de Mijail Gorbachov y su nuevo modelo político (Halliday, 2005). En consecuencia, a lo largo de estas fases, las relaciones entre Estados Unidos y Siria fueron complejas, tensas y ocasionalmente agresivas, pues gravitaron entre importantes episodios de hostilidad hasta, cuando las circunstancias lo ameritaron, momentos de discreta cooperación (Zisser, 2003).

      El colapso del bloque soviético trajo una reaproximación de la política exterior en Siria. De acuerdo con Ortiz de Zárate (2016), a partir de entonces el régimen de Hafez al-Assad experimentó un breve proceso de rehabilitación en la esfera internacional desde su encuentro con el presidente George Bush (padre) en 1990, el restablecimiento diplomático con el Reino Unido el mismo año, su participación en la Conferencia de Paz para Medio Oriente en 1991 y, fundamentalmente, su acomodo frente a la guerra del golfo Pérsico luego de la invasión iraquí a Kuwait. Sin embargo, el nuevo milenio estaría determinado por nuevas convulsiones internas y regionales. La muerte de Hafez al-Assad significó la puesta en marcha de un apresurado proceso de sucesión que era visto con desconfianza por muchos actores regionales y terminaría radicalizando en gran medida la política antiamericanista del país.

       INTERESES GEOPOLÍTICOS DE ESTADOS UNIDOS EN SIRIA

      Los nacionales sirios están siendo en gran medida violentados de manera brutal por el mismo Gobierno que debería protegerlos. Esta circunstancia, si bien es apremiante, no es suficiente para ilustrar de manera integral la movilización de los Estados Unidos en este conflicto. Para ello se deben tener en cuenta también aspectos propios de la geopolítica y que enfatizan en el hecho de que Siria es un país vecino de importantes aliados de norteamericanos en la región como Israel, Turquía y Jordania, así como que también se encuentra muy próxima al teatro de operaciones militares más recientes del poder militar norteamericano, Iraq. Así que lo que pase en Siria afecta a la región, y de manera directa a los intereses vitales que los Estados Unidos pretenden salvaguardar allí.

       1. ¿LA SALIDA DE BASHAR AL-ASSAD?

      Desde el comienzo de la administración del presidente Barack Obama era evidente que su gobierno no se sentía cómodo con la cercanía y dependencia del régimen sirio hacia Irán, su decidido apoyo a la milicia chiita libanesa de Hezbolá ni por el férreo control dictatorial que la familia al-Assad había desarrollado en el país a lo largo de varias décadas (Barkey, 2016). Por ello, la Primavera Árabe se constituyó en un escenario ideal para promover su caída. La adecuada comprensión de esta circunstancia permite evidenciar con gran claridad lo que podría interpretarse como la manifiesta intención de promover la salida del poder al presidente sirio. Frente a este hecho en particular, las declaraciones del propio presidente Obama son bastante dicientes:

      Creo que Assad tendrá que marcharse para que el país detenga el derramamiento de sangre y para que todas las partes involucradas puedan ser capaces de avanzar de una manera no sectaria [...] Él ha perdido la legitimidad en los ojos de la gran mayoría del país. (Reuters, 2015).

      Sin embargo, pese a lo ambicioso de este objetivo, la política norteamericana durante la mayor parte de su gobierno fue caracterizada por la contención militar a gran escala, favoreciendo lo que podría llamarse un involucramiento de bajo costo y no necesariamente una ambiciosa apuesta de cambio de régimen (Patman, 2015). Esto básicamente significaba un tipo de involucramiento de bajo perfil, pues fundamentalmente evitaba el despliegue de grandes contingentes militares norteamericanos al teatro de operaciones Siria. No se debe olvidar que precisamente uno de los pilares sobre los cuales se edificó la candidatura y posterior elección de Barack Obama como presidente de los Estados Unidos