Para complicar aún más el panorama, las denominaciones eran infinitas. En 1758, con la décima edición de Systema Naturae de Karl Linnaeus, se establece que ningún nombre mencionado antes tiene validez y se describen 4236 especies, que adquieren aceptación oficial. Esa fue la primera publicación que adhirió a la nomenclatura binaria –equiparable a la designación de las personas por su nombre y apellido– que facilitó el registro y la catalogación de las poblaciones.
Linnaeus denominó científicamente a las orcas como Delphinus orca, literalmente delfín demonio. El origen de ese nombre puede ser del latín orca (una clase de ballena), orcus (del más bajo mundo, divinidad infernal) u orco (de los infiernos, mortuorio). Casi un siglo más tarde, en 1860, Leopold Fitzinger creó un nuevo género, Orcinus, cuya derivación podría ser de latín orcynus, una clase de atún, en referencia a los hábitos predatorios de las orcas.
Además de esas importantes clasificaciones, en el pasado las orcas recibieron diferentes denominaciones científicas: Orca capensis, Orca magellanica, Orca ater, Orca rectipinna, Orca latirostris, Orca africana, Orca tasmanica, Orca minor, Orca antarctica y Orcinus nanus, entre otros. También se las reconoce por sus nombres vulgares: orca (Argentina), opaiachi o ëpaiachi (yamana, lengua de los aborígenes de Tierra del Fuego), killer whale (Estados Unidos), épaulard (Francia), sakamata o sadshi (Japón) y ardursak (lengua de los esquimales de Groenlandia).
Una de las razas de orcas más estudiadas desde la década del ’70 (con las pioneras investigaciones de Mike Bigg, Ken Balcomb, Graeme Ellis, John Ford, Ian MacAskie y Paul Spong, entre otros), es la del Pacífico Noroeste: se trata de más de trescientos individuos que durante el verano frecuentan las aguas costeras de la isla de Vancouver y Puget Sound.
Estas investigaciones revelaron que las orcas son matriarcales: el ejemplar dominante es la hembra más adulta, la madre o abuela de los integrantes de cada grupo. Las hembras son las responsables del paso intergeneracional de habilidades y experiencias (cómo y dónde varar, cómo interpretar las corrientes y mareas, los peligros que representan las restingas, etcétera), de la enseñanza de las llamadas (las del grupo y las compartidas con otros) y seguramente de la transmisión de su historia, experiencias esenciales para la conducta social del grupo, su supervivencia y su reproducción.
La compleja sociedad de las orcas está formada por los grupos maternales, unión de una hembra adulta y su cría, que nadan juntos. Luego siguen los subpod, compuestos por dos o más grupos maternales que viajan juntos e inclusive permanecen asociados toda su vida. En orden de complejidad ascendente, el pod, se organiza con dos o más subpods que viajan juntos y comparten un dialecto del grupo y complejas técnicas de caza. Un subpod podría separarse del pod por algún período y regresan sin que se generasen problemas sociales. Por último, la comunidad está conformada por agregaciones de pods que nadaron juntos por lo menos en una ocasión.
A las orcas estudiadas en el Pacífico Noroeste se las dividió en residentes del Norte y residentes del Sur. Presentan aletas dorsales con el extremo superior redondeado; su montura, dividida por una línea negra, desciende desde el lomo hacia adelante en forma paralela, semejante a un dibujo marmolado. Se alimentan exclusivamente de peces (sobre todo, salmón) y se desplazan por los pasajes oceánicos entre islas y cerca de la costa; mantienen dialectos particulares de cada grupo o pod y vocalizan durante largos períodos.
Estos grupos presentan una estabilidad social permanente: viven en unidades familiares cuyos integrantes suelen nacer y morir dentro del grupo. Periódicamente se unen con otros grupos de individuos emparentados para nadar y cazar juntos, hecho que facilita el apareamiento entre machos y hembras de grupos diferentes (aunque Deborah Duffield y Lanny Cornell hallaron evidencias cromosómicas y bioquímicas de consanguinidad en orcas).
En las mismas aguas se encuentra una segunda raza de orcas (que se presume de la misma especie, separada genéticamente por miles de años), las comunidades transeúntes. Presentan aletas dorsales triangulares y más puntiagudas que las residentes; sus monturas, cerradas, se parecen a las de nuestras orcas, que generalmente no presentan una línea negra en su montura gris. También al igual que nuestras orcas, en su dieta incluyen –además de peces– lobos marinos y focas, entre otros mamíferos marinos.
En esta raza, la estabilidad social no se mantiene a largo plazo como en las residentes: con frecuencia, los machos abandonan a sus madres al llegar a la madurez y viajan solos o en grupos. No utilizan dialectos particulares de cada grupo sino que comparten, desde California hasta el Sudeste de Alaska, los mismos sonidos de llamadas. Suelen pasar la mayor parte del tiempo silenciosas; vocalizan cuando capturan y comen una presa.
Durante sus desplazamientos suelen realizar inmersiones por períodos de hasta cinco minutos; además, sus respiraciones no son tan audibles como las de las residentes, ya que al incluir mamíferos marinos en su dieta deben ser cuidadosas para no alertar a la presa mientras se aproximan a ella. Esta conducta también es compatible con las de nuestras orcas.
Las transeúntes se desplazan solas o en grupos pequeños (por lo general, de hasta seis individuos) a lo largo de la línea costera del oeste de los Estados Unidos; si se cruzan con grupos residentes, no interactúan. Aún no se determinaron los límites del territorio y el número de individuos que compone esta comunidad.
En 1997 se descubrió en esa zona una tercera raza, a la que se llamó comunidad de mar abierto, que parece preferir las aguas abiertas (alrededor de la Isla Reina Charlotte, British Columbia) a las costeras o más protegidas donde hay residentes y a veces transitorias. Presentan aletas dorsales de punta curvada y, en ocasiones, la misma montura marmolada de las residentes. Se desplazan en grupos de veinte a sesenta individuos; se alimentan de peces y de mamíferos marinos. Esta raza podría estar socialmente aislada de las anteriores por miles de años.
Las comunidades de orcas de nuestro país mantienen conductas sociales y alimentarías parecidas a las transitorias y de mar abierto, a pesar de su enorme distancia geográfica y genética de ellas. Vocalizan poco o nada, excepto cuando capturan una presa y la comen; los individuos adultos también se emancipan de la madre y se unen a otros grupos.
Durante la temporada ballenera antártica de 1979-80, la flota ballenera Soviet Russia cazó 906 orcas, una matanza organizada y masiva que mereció el repudio internacional y la posterior prohibición. En 1983 se conocieron los resultados de los estudios que realizaron los investigadores rusos A.A Berzin y V.L. Vladimorov: 220 ejemplares tenían los vientres blancos característicos de la Orcinus orca mientras los 686 restantes presentaban una estructura general más pequeña y estaban cubiertos por una fina capa de diatomeas, por lo cual se las denominó orcas amarillas.
Los análisis morfológicos y bio-ecológicos les permitieron explicar la diferencia y declarar que en aguas de la Antártida viven dos tipos de orcas del género Orcinus. La especie recién descubierta –a la que llamaron glacialis– se alimenta casi exclusivamente de peces y se congrega en grupos de 150 a doscientos individuos. A pesar de habitar en regiones muy cercanas, no se mezcla con Orcinus orca, que forma grupos de diez a quince individuos. Orcinus glacialis se encuentra alrededor de la banquina helada o entre grandes bloques de hielo (los ejemplares cazados fueron localizados entre los 60° y 141° 40’, en diversas latitudes), mientras que Orcinus orca prefiere las aguas libres de hielo.
El estudio también señaló diferencias comparativas entre ambas especies: machos y hembras de Orcinus glacialis son más pequeños que los de Orcinus orca, cuyo ancho de cráneo promedio es notablemente mayor (en machos, la medición del ancho del rostrum en su centro era de 7,1 por ciento mayor que Orcinus glacialis). Los dientes mostraron una diferencia importante en todos los casos: el diente de mayor tamaño y crecimiento terminado del macho de Orcinus glacialis es casi dos veces más pequeño y cuatro veces más