A esa fea no se le abre la puerta. Rubén Vélez. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Rubén Vélez
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9789585281301
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A la muerte no le gusta posar en traje de baño

       Aprenda usted a decir correctamente whisky en chino

       La piscina ahogada

       ¿Capilla o piscina?

       Hijo mío, te lo ordeno: no mires hacia el desierto

       No todo olía a Christian Dior

       (Un cuento de navidad)

       Lo que pasó a orillas de un río muerto, a lo largo de un sendero de atmósfera franciscana

       (Nunca en YouTube)

       Otro golpe de la palabra gol

       Algo nuevo bajo nuestro benigno sol

       ¿Y qué pasó con la niña que yo traía?

       Mataron a Rubén

       El mago de Alepo

       Los dioses se confiesan detrás de la catedral

       Donde saltan a la vista las pulidas y esmaltadas uñas de Drácula

       Siete retretes a la espera de la flor de la vida

       Donde Transilvania pasa un mal trago

       Un milagro de Poncio Pilatos

       El álbum de las caídas

       ¿Para qué es buena la sangre de murciélago?

       Que se mueran solo los que no tienen dónde caerse muertos

       Palabras sin azufre sobre la digestión de Satán

       La tienda de doña Olga

       Rebeldía de una octogenaria en vísperas de su partida

       La cucharada del Ángel de la Guarda

       (Cementerio de San Pedro, diez años después)

       El Ángel de la Guarda se luce en los alrededores del estadio Atanasio Girardot

       Dios mediante, el fin de la semana entrante

       Mami no se va para Miami

       La fiesta póstuma de Madame Lucifer

       Ninguna ginebra hace el milagro de cambiar la voz

       El baile que se perdió la Barbie

       Caracola con cantaleta

       El ahogado que se hace todas las tardes en el Parque de los Novios

       Nos vemos en el ascensor

       Tina, siempre tan bien sostenida

       Entró sin tocar y se adueñó de todo, hasta de la pestañina

       Acerca de una pasión precoz por las alturas

       Se hace camino con el calzado idóneo

       Auge y caída del número 45

       Elvira Cartagena

       Bernarda a las cuatro de la mañana

       La guerra de las beatas

       El día en que Luis Antonio eclipsó a Doris Inés Gil Santamaría

       Veámonos dentro de cien años

       El feo que le hizo María Bonita a una reina de Medellín que la idolatraba

       Eso tan hollywoodense se echa al olvido

       El mago Arak y el aplauso de la muerte

       Sé bueno

       Por amor de Dios, no me echen al olvido

       ¿No tendrá usted por casualidad un Picasso que case con la exclusiva decoración de mi casa?

       No permitas que tu desierto interior vuelva a ser un jardín

       A la espera de un soneto que venga con las palabras coctel y plácet

       Analfabetismo, divino tesoro

       Palabras de autoayuda en medio del desierto

       Una gorra sin historia o el tema siempre vigente de la minoría de edad

       Cuán verde es la tumba del revolucionario desconocido

       No es necesario que cada bosque tenga una leyenda

       Y de postre, la posibilidad de un abismo

       Prefiero asilarme en la luna a vivir en un asilo

       Mucho nos complace informar que el incomparable Jesús ha vuelto

       ¿Un picnic o una tarde en el futuro?

       A la mujer barbada la exhiben en otra jaula

       Rabia en Miami

       Máquinas enamoradas a la luz de la luna de Miami

       La realidad y el Gimnasio Hércules

       Contratos sin letras pequeñas

       Ante la tumba de un eterno deseoso

       Susy no mordía

       Carta de una máscara de ausente al Llanero Solitario

       Cada peregrino con su espejismo

       El Oculto

       El llanto de los caballos persas

       Cambio nube de incienso por libro incendiario

       Viendo llover lo que nunca llovió en Macondo

       Nuestro vano en La Habana

       Ángeles somos y ay de los que no sean como nosotros

       Sin noticias del héroe que salió bien librado de la isla de Circe

       Enfrente de mi casa había una sucursal del Muro de Berlín

       Cagajón por aquí, cagajón por allá

       Serias medidas para borrar un símbolo de trescientos miedos

       Mi parte de tártaro gana la partida

       La intuición de Rubén Darío

       Postal de Troya con un ay y dos trofeos

       Mami, quiero ser un sex symbol

       Un bocado de cardenal para el entrañable Tigre de Amalfi

       Hijo de biblioteca sale rayado

       Más juventud para Tutankamón

       Viajes en una lambretta de 1961 junto a la palabra tuya