El último genio del siglo XX. Yuri Knórosov . Galina Ershova. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Galina Ershova
Издательство: Bookwire
Серия: Akadémica
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9786078683406
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      Parte I

      1. Rusia (Patria)

      2. Socialismo

      3. Europa (Mólotov)

      Parte II

      4. Enfrentamientos armados (hasta Moscú)

      5. Moscú

      6. Stalingrado

      Parte III

      7. Kursk

      8. El año 1944

      9. Berlín

      IV Epílogo

      Seguey Karpenko, un gran especialista en la historia de Rusia de tiempos contemporáneos, y Alexey Kilichenkov, el mayor especialista en la historia militar de Rusia del siglo xx, en un mensaje personal, hicieron un comentario muy interesante acerca de la periodización de la guerra propuesta por los hermanos Knórosov:

      Es curioso que la periodización de la Gran Guerra Patria propuesta por ellos entrara en conflicto con la periodización oficial estalinista que activamente se inculcaba en los primeros años de posguerra. A diferencia de ella, los Knórosov destacaron los combates fronterizos del verano-otoño de 1941, cuando el Ejército Rojo fue derrotado y hubo grandes pérdidas, como un periodo independiente, y separaron la batalla de Stalingrado y la batalla de Kursk como sucesos сruciales de los cambios fundamentales que hubo durante la guerra. Es decir, ellos se aproximaron mucho más a la periodización moderna que los historiadores y los ideólogos de la última década estalinista. Es probable que ya en aquel entonces tanto los ex combatientes como las personas instruidas que habían pasado la guerra en la retaguardia entendieran de una forma más o menos clara la importancia de los sucesos decisivos tanto de la Gran Guerra Patria como de toda la Segunda Guerra Mundial: las batallas de Stalingrado, Moscú y Kursk.

      poema comenzaba con la declaración de amor a la patria:

      El silencio abraza los campos,

      La niebla en los claros del bosque se levanta

      En las tierras bajas del río mediante un velo

      La niebla de la mañana se vuelve blanca.

      Las hojas de abedules y álamos

      Murmuran sin sonido con el amanecer

      Como si compartieran un secreto

      Sobre los sueños y los misterios de la oscuridad.

      Los ríos en forma de una amplia raya

      Están cerrados en un semicírculo como si fuera un marco,

      Brilla con rocío de plata

      El prado no guadañado y floreciente.

      Sobre los campos las lejanías se aclaran.

      El aire azul está fresco.

      Tras las colinas lejanas

      Se ha encendido el alba como un plumazo.

      Los colores dorados se vuelven más brillantes,

      El rayo resplandece: llega el amanecer…

      Era junio… era un sábado…

      De año pacífico cuarenta y uno…

      Sale el sol dorado,

      El aire se vuelve más frío y fresco,

      La celeste mañana se calienta

      Con el esplendor de los rayos del sol.

      ….

      Mira al mundo desde las alturas de un vuelo

      ¡Que calurosamente estalle una y otra vez

      En el corazón ardiente del patriota

      El amor puro a la Patria!

      Miramos con orgullo comprensible

      Las lejanías de nuestras fronteras,

      Estando orgullosos de nuestra Poderosa Patria

      La cual es inmensa por derecho.

      Todo el texto es un himno de alabanza a Rusia. Es increíble pero, aun con todo este patriotismo exagerado, los hermanos Knórosov ni una sola vez llamaron a su patria Unión Soviética. La historia de Rusia es la gloria militar y la laboriosidad del pueblo. Así es como se construye la narración, mediante los principales hitos del buen pasado y el presente de la patria. Recuerdo que una vez me impactó cómo Yuri Valentínovich, cuando apenas nos estábamos conociendo, contaba acerca del combate de defensa de Moscú y admiraba a Zhukov. Pero no me sorprendió el hecho de que le «interesara» este tema, que estaba muy lejos de los indígenas mayas, sino con qué abierto orgullo mi maestro contaba los acontecimientos de principios de 1942, mencionando detalles diminutos. Y sólo muchos años después, al ver las líneas del poema dedicadas a Moscú, entendí su sincero sentimiento de éxtasis.

      ¡Amada capital, puedes estar orgullosa!

      Por primera vez en una batalla mundial

      ¡La primera página de la victoria

      Ha sido inscrita por ti!

      Bandera, noticias y reflejos

      De tu victoria guían al combate.

      La gente simple de todo el planeta

      Te llaman la esperanza,

      El bastión de la verdad y la defensa.

      Truena el rumor popular,

      El amor y el orgullo, la gloria

      Están fusionados en dos palabras:

      ¡Stalin y Moscú!

      Estas líneas del pasado, que fueron escritas en aquellos tiempos lejanos no por poetas, no para ser publicadas y ni siquiera para público alguno, probablemente ahora a alguien le parezcan bastante ingenuas. Los numerosos y flamantes «demócratas liberales», así como los «disidentes», de acuerdo con los giros de la veleta política, se convencerán a sí mismos de que eso no podría haber pasado. Pero estas líneas las escribieron personas muy inteligentes que pasaron honestamente por la guerra y que amaban a Rusia como la amaron muchas generaciones de Makárov y Knórosov. Nadie puede acusar a los Knórosov de hipócritas o de mimetismo político. Ellos siempre sirvieron a Rusia y al pueblo ruso.

      En ebullición de los grandes días

      Hubo muchas desgracias,

      Cada paso era indudablemente difícil.

      ¡Pero cada paso era un paso hacia adelante!

      En ese entonces el menor de los hermanos, Yuri Knórosov, tenía 25 años. Llaman la atención sus líneas, que expresan algo como un «programa de vida»:

      El héroe no vence solo

      Los soldados son fuertes por su unión,

      El barco vaga sin el compás

      Por voluntad del viento y la ola.

      Sin conocimientos científicos

      La expedición de los valientes

      está condenada a la muerte.

      Los esclavos no podrán superar a los señores

      Mediante los elementos de levantamientos violentos.

      Knórosov reflexionó sobre esta idea acerca de la prioridad del conocimiento teórico sistémico ante la práctica desgastante de lanzamientos caóticos durante toda su vida, incluso en el marco de su «teoría del colectivo». No es casual que tuviera una selección de ejemplos de las obras literarias, los cuales servían para demostrar lo siguiente: siempre gana el intelecto y no la fuerza o la habilidad; siempre gana el conocimiento tranquilo y no las acciones histéricas sin objetivo concreto.

      Sin embargo, el «deshielo» de la posguerra no duró mucho. A finales de 1948, todas las tuercas ideológicas que estaban aflojadas fueron