El curioso caso de la especie sinnombre. Luis Javier Plata Rosas. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Luis Javier Plata Rosas
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Математика
Год издания: 0
isbn: 9786075475660
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de Mojave, que recuerdan las trampas de arena de la gigantesca criatura de las arenas de Taooine que conocimos en El regreso del Jedi y a la que honra desde 2012.

      En 1919 Henry Suter escogió la palabra Urinatoria para un género de molusco bivalvo de las aguas de Nueva Zelanda. Durante mucho tiempo sus colegas supusieron que la razón de esta elección era el significado en latín del término (buzo, dado que se trata de un molusco acuático), pero en 1979 A. W. B. Powell reveló que Suter “solamente pretendía señalar que el espécimen original debió su descubrimiento al hecho de que fue lavado del lodo dragado, puesto en la cubierta del buque de investigación, por un método sugerido por la elección del nombre”. Dicho de manera más directa: alguien orinó para quitarle el lodo al molusco.

      Albunione yoda es un crustáceo parásito de un cangrejo de arena llamado Albunea groeningi en honor de Matt Groening, creador de Los Simpson (ver más en: “Un pariente de Tenazas, la langosta”, en este mismo libro). La especie “yodada” fue así bautizada por el mismo par de biólogos que descubrieron ambas en 2013 y quienes notaron un gran parecido entre las extensiones laterales y ligeramente curvas de la cabeza de la hembra del parásito y las orejas del maestro de maestros Jedi.

      Como tal vez “una especie suficiente no es”, tenemos además un gusano bellota que habita en el norte del océano Atlántico, descubierto y recolectado del fondo marino en 2012, a 2 mil 500 metros de profundidad, por un sumergible operado de forma remota. Yoda purpurata no tiene orejas, pero sí una probóscide (un lóbulo en la parte anterior del cuerpo, que les permite recolectar partículas orgánicas para alimentarse) de color rojo púrpura (de ahí el nombre específico) que recuerda a las orejas más famosas del sistema Dagobah.

      En 2013 científicos del Instituto Leibniz de Evolución y Biodiversidad de Berlín, Alemania, invitaron a 300 visitantes al museo a que votaran por un nombre, de entre cuatro preseleccionados, para una nueva especie de avispa tailandesa del género Ampulex. El ganador fue A. dementor, en alusión al comportamiento de esta avispa, similar al de los ficticios dementores: cuando una A. dementor pica a su presa, la toxina que le inyecta bloquea la capacidad de la cucaracha de controlar sus movimientos, pero la capacidad de moverse no se ve afectada, por lo que la avispa puede sujetar a su presa por una de sus antenas y hacer que la siga dócilmente hacia su nido. Así como los dementores “succionan el alma” de las personas, da la impresión de que la avispa mágicamente le hubiera robado las ganas de vivir a la cucaracha.

      Dracorex hogwartsia es un dinosaurio del Cretáceo cuyo cráneo fue hallado en 2004 en Dakota del Sur, Estados Unidos. Aunque su género nos recuerda a Draco Malfoy, en realidad fue nombrado así sobre todo por su parecido al de la cabeza de un dragón (dracorex es ‘rey dragón’ en latín). La especie comparte el nombre de la escuela de magia creada por J. K. Rowling y es un homenaje a esta autora por contribuir “en la educación de los niños y en la alegría de explorar”.

      En 2009 otros paleontólogos consideraron que el verdadero lugar de Dracorex hogwartsia estaba en las páginas de libros como Bestias fantásticas y dónde encontrarlas, ya que, posiblemente, se trataba sólo de un cráneo de un ejemplar juvenil de un dinosaurio del género Pachycephalosaurus. Como la discusión aún no ha sido zanjada por completo, el rey dragón de Hogwarts es libre por el momento de seguir en el catálogo de bestias prehistóricas.

      La mágica y gigantesca acromántula Aragog que debutó formalmente en Harry Potter y la cámara secreta tiene desde 2012 su contraparte real en la araña trampera australiana Aname aragog, de tamaño mucho más modesto (unos 10 centímetros de largo).

      Macrocarpaea apparata es una planta con flores que sólo crece en una pequeña área del Parque Nacional Podocarpus, en el sureste de Ecuador. Sus descubridores cuentan que la primera vez que vieron esta especie en 2001 sólo encontraron individuos estériles y que, luego de buscar durante toda la tarde, finalmente ante ellos aparecieron plantas con flores que parecían haber surgido de la nada, como si hubieran usado el mágico medio de transporte conocido como aparición con el que toda bruja y mago se teletransportaba, no sin antes haber obtenido su licencia. Es por ello que eligieron el verbo inglés to apparate (‘aparecer’), inventado por J. K. Rowling, para nombrar a esta planta.

      En 2014 una chinche chilena fue nombrada Thestral incognitus por la similitud que su dorso tiene con el cuerpo esquelético de los caballos alados conocidos como thestrales. Al igual que en la saga potteriana, en la que los thestrales no podían ser vistos por cualquiera, este nuevo género y especie de chinche pasó desapercibido hasta muy recientemente para los entomólogos, y ello a pesar de provenir de lugares bastante estudiados por estos científicos.

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      Las arañas bola o arañas boleadoras son popularmente llamadas así por su técnica sui generis de cacería: en lugar de tejer una telaraña, prefieren poner una bola de seda en el extremo de uno de sus hilos de seda y lanzar esta pelota al paso de alguna posible presa para atraparla con ella.

      En palabras del aracnólogo William G. Eberhard, “Como la supervivencia de esta araña depende de arrojar una pelota rápida y precisamente, parece apropiado nombrarla en honor de uno de los más grandes pitchers de beisbol de todos los tiempos, Jerome Dizzy Dean”, y eso fue lo que hizo en 1980 con Mastophora dizzydeani, descubierta en Cali, Colombia.

      Por si no bastaran sus habilidades como pícheres, las arañas bola pertenecientes al género Mastophora liberan una sustancia volátil cuyo olor es similar a las feromonas que secretan las polillas hembras vírgenes para atraer a su propia clase de presa.

      Dos cigarras de Nueva Guinea del género Baeturia fueron nombradas en 1986 como B. laureli y B. hardyi en homenaje a Stan Laurel y Oliver Hardy, pareja mucho más conocida en español como el Gordo y el Flaco. De acuerdo con A. J. de Boer, su descubridor, “Sin sus películas, ¿quién podría enfrentar días de permanecer observando cigarras muertas en el microscopio? Más aún, la frase favorita del Sr. Hardy, ‘Este es otro de los líos en los que me has metido’, frecuentemente viene a la mente cuando se estudian las especies del género Baeturia”.

      Los imperios de las células

      Con el descubrimiento de la estructura helicoidal del ADN a mediados del siglo pasado y el consecuente inicio de la revolución de las biotecnologías, una cohorte de científicos de diferentes disciplinas comenzó a propugnar por un cambio en el sistema de clasificación de los seres vivientes en el que las semejanzas morfológicas tuvieran cada vez un menor peso en comparación con las relaciones existentes entre especies que eran observables al estudiar el genoma de cada una de ellas.

      A medida que se profundizaba en el estudio de la célula, fue haciéndose cada vez más evidente que el abismo que separaba a las bacterias