El Sacro Imperio Romano Germánico. Peter H. Wilson. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Peter H. Wilson
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788412221213
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de toda la guerra. Todos los beligerantes formaban parte de coaliciones complejas, a menudo delicadas, y sabían que la paz requeriría de compromiso. A los generales se les pedía que obtuvieran una posición de fuerza para que las concesiones parecieran gestos magnánimos, no señales de debilidad que pudieran poner en peligro la autoridad establecida y causar nuevos problemas.127

      La guerra entró en una escalada producto de la incapacidad de contener una sucesión de crisis. La revuelta inicial se extendió gracias a la decisión del elector palatino, Federico V, uno de los pocos líderes genuinamente radicales, de aceptar la corona de Bohemia que le ofrecieron los rebeldes en 1619. Esto le enfrentó a los Habsburgo de Austria, quienes contaban ahora con apoyo sustancial de los bávaros. También se vieron involucrados actores externos. España auxilió a Austria con la esperanza de que una rápida victoria en el imperio le procurase ayuda contra sus propios rebeldes neerlandeses. Ingleses, franceses y neerlandeses enviaron hombres y dinero en auxilio de Bohemia y el Palatinado, básicamente, porque consideraban que una contienda en el imperio distraería a España.

      El apoyo germano creció tras la victoria sueca de Breitenfeld de septiembre de 1631; los alemanes eran un aliado creíble. Los éxitos subsiguientes permitieron a Suecia copiar los métodos de Fernando y redistribuir entre sus aliados las tierras eclesiásticas capturadas. Gustavo Adolfo tenía intención de usurpar las constituciones imperiales para insertar a sus aliados en un nuevo sistema imperial sueco. No obstante, no está del todo claro hasta qué punto pretendía reemplazar al emperador. Su muerte, en 1632, y una serie ulterior de derrotas obligaron a los suecos a reducir sus pretensiones. La victoria imperial de Nördlingen de septiembre de 1634 le dio a Fernando una nueva oportunidad de alcanzar una «paz con honor» mediante concesiones a Estados luteranos moderados como Sajonia. En mayo de 1635 negoció la Paz de Praga, que suspendía el edicto y restablecía el año normativo, que pasaba a ser 1627. Esto permitía a los luteranos conservar muchas de las tierras eclesiásticas ganadas desde 1552, aunque no todas las que tenían en 1618. La necesidad de mantener el apoyo bávaro hizo que el Palatinado, además de muchos otros principados importantes, quedase excluido de la amnistía. Estas excepciones llevaron a Suecia a afirmar que seguía combatiendo para restituir «las libertades germanas».

      La Paz de Westfalia

      En 1643, las localidades westfalianas de Münster y Osnabrück fueron declaradas neutrales para acoger el congreso de paz que debía poner fin a la Guerra de los Treinta Años en el imperio, la lucha de España contra los rebeldes neerlandeses (reiniciada en 1621) y la Guerra Franco-Española que se libraba desde 1635. Las operaciones militares prosiguieron para procurar a los beligerantes mejores bazas negociadoras. En el tratado concluido en Münster en mayo de 1648, España aceptó al fin la independencia neerlandesa, pero la Guerra Franco-Española continuó once años más, pues ambas potencias sobreestimaron sus perspectivas de futuros éxitos militares.