Innovación pública: Experiencias y retos en Colombia. André-Noël Roth Deubel. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: André-Noël Roth Deubel
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789587942408
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y los mecanismos de evaluación y aprendizaje de los responsables políticos.

      Una tercera característica es la centralidad del entendimiento sistémico del problema y sus causas profundas: holística, integral de los procesos públicos que rechaza el enfoque cartesiano de racionalidad instrumental. La política es una construcción social más que científica. Una cuarta característica común es que el objetivo del diseño de políticas es cambio, un nuevo orden de cosas, y que este cambio ocurre en un complejo mundo lleno de incertidumbres; por lo tanto, está destinado a ser desordenado y difuso, con muchas consecuencias. Una quinta esencialidad del diseño de políticas, como actividad, se anida en un proceso social o un sistema llamado multiactor. El sexto elemento es que el diseño de políticas siempre requiere conocimiento sobre situaciones pasadas, presentes y futuras. Por lo tanto, el diseño de políticas es hacer un cambio intencionado en un mundo social ayudado por algunos conocimientos, pero también con una gran incertidumbre (Ansell y Torfing, 2014; Steenhuisen, 2014).

      

      Por tanto, la actitud de diseño y el proceso de diseño en política pública está basados en clave política, prospectiva y experimental. En el enfoque de diseño de política pública, la intención es ampliar el espacio del problema/diseño en el primer paso, incluso cuando algún conocimiento preexiste. Si la complejidad no es suficiente para alcanzar soluciones novedosas (y los diseñadores supondrían que nunca lo es), tales diseñadores aumentan la complejidad mediante la divergencia (Jones, 1992) y el aumento de la densidad (la variedad requerida) del desorden. El proceso continúa hasta el punto de transformación o emergencia, cuando el proceso comienza a converger hacia el resultado final a través de la creación de prototipos. Este no es un proceso lineal, porque cada una de estas etapas se itera hasta que se alcanza el resultado satisfactorio (lo suficientemente bueno) (Peters, 2017).

      El verdadero problema de diseño no es resolver un problema, sino aproximar la solución idealizada (la desiderata original) a la real que surge al final del proceso de diseño. Por lo tanto, el diseño no resuelve los problemas ni debe considerarse un proceso de establecimiento o cumplimiento de metas. El foco principal en el diseño está en la llamada desiderata (Nelson y Stolterman, 2014), que se considera una intención o un objetivo de diseño. El éxito del diseño no se evalúa mediante el logro de un objetivo determinado, sino por el grado en que el resultado final se alinea con la intención original. Sin embargo, el diseño no es solo un proceso salvaje y caótico; siempre hay un cierto andamiaje, pero esta estructura generalmente pretende ser una brújula. La dificultad para diseñar, por lo tanto, es decidir qué tan extenso puede ser el andamiaje y cuán extensa debe ser la consideración de las alternativas.

      El diseño tiene menos que ver con los métodos y mucho más con la cultura del diseño (habilidades, competencias, actitudes, valores). Esto se refleja mejor ante la diferencia entre la actitud de diseño y la actitud de decisión, ya que esta última se centra en la mayoría de los enfoques tecnocráticos de la política. La actitud de decisión está representada en la forma dominante en el pensamiento de gestión y el análisis positivista de políticas que se centran en elegir entre alternativas, mientras supone que estas son fáciles de generar. En términos prácticos, los responsables de la toma de decisiones se presentan con un conjunto limitado de opciones y la intención es buscar medios elaborados para elegir entre ellas. Sin embargo, la actitud de diseño está en identificar nuevas alternativas que podrían conducir a la mejor posible (es decir, satisfactoria), dadas las habilidades, el tiempo y los recursos disponibles (Peters, 2017).

      

      Conocer fenómenos emergentes requiere anticipación, no solo para generar conocimiento en relación con el futuro (horizonte temporal), sino también para el fortalecimiento de capacidades y competencias (individuales y colectivas) anticipatorias que orientan (dan y crean) sentido a lo nuevo, desconocido en el presente. La anticipación es clave —como una acción, como una competencia y como un fenómeno sistémico emergente— para los procesos de cambio social que implican disrupciones, tales como los que caracterizan estos tiempos, por lo cual son una parte intrínseca del aprendizaje y la resiliencia creativa. Esto enfatiza la reflexión crítica que constituye la columna vertebral del aprendizaje (Argyris y Schön, 1978). La determinación de ventanas para resolver preguntas emergentes permite a los investigadores y participantes desarrollar y probar teorías e ideas a través de la acción y facilitar el aprendizaje sobre situaciones complejas.

      El énfasis está en la interacción y la deliberación entre distintos actores con el fin de permitir la innovación. El aprendizaje en la arena de la política consiste en aprender haciendo, en la generación de significados, la creación de la identidad y el fortalecimiento de la participación. En otras palabras, el aprendizaje reflexivo y cooperativo es clave para mejorar y entrenar la capacidad colectiva de dar sentido (making-sense y sensemaking) a la novedad (novelty), a lo desconocido y a lo emergente, para que sea inteligible, interpretable, efectivo y pueda orientarnos en la toma de decisiones en los términos del cambio.

      

      El diseño de política requiere un alto nivel de experimentación, como un proceso experimental en el que la colaboración intersectorial promueve la reflexión crítica sobre estrategias para abordar desafíos complejos y sistémicos (Ansell y Bartenberger, 2016; Ansell y Geyer, 2017).

      El proceso experimental está altamente relacionado con el marco de complejidad pragmática (Ansell y Geyer, 2017) como un proceso inclusivo y deliberativo que reconoce la naturaleza compleja e incierta del problema y abarca el potencial de razonabilidad. La cultura de la complejidad pragmática va más allá de la visión positivista (racionalidad, reduccionismo, predictibilidad, determinismo). Es una investigación abierta que concibe el diseño de la política como un proceso colaborativo de resolución de problemas basado en la deliberación, la experimentación, el aprendizaje y la especificidad del contexto, en el que los actores son cuestionados y replanteados conjuntamente en sus valores y comprensión, y donde el poder y las visiones conflictuadas son consideradas como relevantes.

      El gran desafío es cómo hacer que dialoguen el pensamiento de resiliencia y el pensamiento de diseño sistémico (no tecnocrático) como una nueva metanarrativa que nos aparte de patrón positivista habitual de toma de decisiones, y al mismo tiempo, los laboratorios de innovación públicas puedan reflexionar sobre los patrones emergentes de la innovación pública. En los procesos de transformación necesitamos generar espacios para la experimentación que faciliten la innovación y la transformación creativa.

      ¿Qué aportan los laboratorios

      de innovación pública?

      Los laboratorios de innovación pública son espacios abiertos de experimentación que vinculan diferentes actores (cocreación) y saberes (transdisciplinario y transectorial) que, a través de un proceso iterativo de aprender haciendo, innovan en la forma de abordar problemas públicos complejos y transforman estas ideas en acciones prácticas que aporten valor público. Hay muchos ejemplos en el mundo de los labs de innovación pública: Lab para la Ciudad (Ciudad de México), Alberta Co-Lab (Canadá), Behavioral Insights (Reino Unido), MindLab (Dinamarca), Policy Lab (Reino Unido), Lab Chile, etcétera.

      

      Por tanto, los labs no son herramientas (tools), sino nuevas formas de pensar, hacer y sentir con nuevas bases filosóficas, epistemológicas y ontológicas de intervención pública dentro del paradigma emergente de la transformación. El conceptualizarlo de esta forma (pensamiento resiliente + pensamiento sistémico de diseño) nos ayudará a apartarnos de un diseño tecnocrático que han dominado en muchos laboratorios de innovación pública/ social. De los aprendizajes generados en estos espacios (Kieboom, 2014), es preciso evitar:

      • La trampa del solucionismo: es erróneo considerar el enfoque de diseño, que es dominante en términos de diseño industrial o ingeniería, como un conjunto de herramientas que sirve para resolver un problema, cuando el propósito más genuino es abordar las causas profundas de una problemática.

      • El punto ciego político: es erróneo considerar que sus prácticas son apolíticas. El diseño de políticas (ideas, causalidad e instrumentos) no puede basarse solo en razones técnicas, sino