Un cachorro solo en una familia tendrá que aprender las costumbres de las personas, porque son su única compañía. Sin embargo, un cachorro que viva con otro perro en la casa contará con
un amigo que habla su mismo lenguaje y juega a los mismos juegos. Por tanto, no tendrá mucha urgencia en aprender las costumbres de los seres humanos.
Es algo parecido a la seguridad que sentimos cuando viajamos a otro país con un amigo que habla su idioma. Nos suministra el contacto social que necesitamos y así no es tan importante arriesgarse y hablar con desconocidos con los que nos resulte difícil comunicarnos. Por eso, a menudo el cachorro preferirá estar con el otro perro a estar contigo.
A medida que el cachorro madure y adquiera más confianza, tendrá menos ganas de hacer lo que le dices y será más difícil vivir con él. Surgirán todo tipo de conflictos de control porque no existe una estrecha relación entre ambos. Por ejemplo, tal vez prefiera jugar con otros perros a jugar contigo en el parque, y no acudirá cuando lo llames o se largará a buscar otros perros con los que jugar.
Si tienes un perro más mayor en la familia, o si tienes dos cachorros de la misma camada, o si te encuentras regularmente (casi a diario) con otro dueño y su perro para que juegue tu cachorro, asegúrate de que se desarrolla una relación correcta entre cachorro y seres humanos. Es importante que pase más tiempo jugando contigo que jugando con otros perros. Podrá seguir jugando con ellos –algo importante para su socialización–, pero el tiempo será limitado. Como la calidad del juego contigo no será tan buena como con los otros perros, intenta pasar al menos el triple de tiempo jugando con tu cachorro que el que pasa con otros canes. Si juega cinco minutos con otro perro, tendrás que jugar con él al menos 15 minutos en sesiones de cinco minutos.
Criar dos cachorros al mismo tiempo no es recomendable porque se necesita mucho tiempo y esfuerzo para prestarles la atención que se merecen.
Para conseguirlo, tendrás que apartarlos, interrumpir su juego cuando estés presente, y separar tu cachorro del otro perro si se los deja solos y juntos, sea durante el día cuando estés trabajando o por la noche. Lo mejor es una separación que permita el contacto visual entre ellos (en algunos casos una reja para escaleras cumple bien esta tarea siempre y cuando el perro más mayor no pueda saltarla). Esto les permite hacerse compañía, pero no pueden jugar a menos que estés allí para supervisar.
Cuando quieras pasar tiempo con tu cachorro, primero mantenlo confinado mientras juegas con el perro más mayor. Luego saca al perro de la habitación mientras prestas atención al cachorro. En caso contrario, el perro querrá unirse al juego, el cachorro intentará jugar con el más mayor, tú saldrás frustrado porque el cachorro no querrá jugar contigo y, al estar enfadado, el cachorro se volcará más en jugar con el otro perro y en alejarse de ti.
Mantener el control del contacto que tiene el cachorro con otros perros hasta que alcance la madurez y asegurarte de que pasa más tiempo con seres humanos que con otros perros le ayudará a crecer orientado hacia las personas. Será mucho más fácil adiestrarlo y vivir con él que con un perro que prefiera a otros perros. Habrás formado estrechos vínculos con él y el perro estará más unido a ti y al resto de las personas.
¿Dos de la misma camada?
Los criadores poco escrupulosos a menudo animan a los compradores a llevarse dos cachorros de la misma camada para así vender más. Ésta nunca es una buena idea. Los lazos que desarrollan entre sí –ya fuertes por ser hermanos– serán más estrechos que cualquier lazo que establezcan con sus dueños si se les deja jugar y tener continuo acceso el uno al otro.
Para impedirlo, tienes que sacar tiempo para dedicárselo a ambos cachorros, pero por separado, para jugar, adiestrarlos y que tengan compañía, tanto como darías a uno sólo. Por esta razón, no es aconsejable intentar criar simultáneamente dos cachorros de la misma edad. Es mejor criar un cachorro hasta que alcance la madurez social entre los 18 meses y los dos años, y luego introducir un segundo cachorro.
Los cachorros de la misma camada establecen lazos muy estrechos que dificultan establecer buenas relaciones con ellos.
El nuevo cachorro y el adulto se convertirán en buenos amigos si su relación se establece cuidadosamente.
Otras mascotas
Tener otras mascotas en casa puede ayudar a socializar a tu cachorro con otras especies y brindarte la posibilidad de enseñarle a obedecer y a tener control en situaciones excitantes. Si se inicia el contacto de un cachorro joven con una mascota de otra especie mientras todavía es muy joven, lo normal es que la acepte como un miembro más de la familia. Es probable que tu perro criado con otras mascotas acepte la llegada de mascotas similares cuando sea adulto.
No obstante, el instinto cazador de los perros, el instinto de atrapar y matar animalitos de movimientos rápidos a veces es superior a sus fuerzas, y no debemos fiarnos ni dejarlos solos con especies pequeñas que sean una presa fácil.
Perros solos y juntos
• Es importante que tu cachorro aprenda a quedarse solo sin la compañía del otro perro (véase la página 154). También es buena idea sacar a pasear al cachorro sin el perro mayor. Así podrás dedicarle más atención y ganará confianza sin depender en todo momento del otro perro.
• Una vez se conozcan, no interfieras si el perro más mayor decide castigar al pequeño gruñendo, dando dentelladas al aire o reteniéndolo en la postura de sumisión, a menos, claro, que peligre la seguridad del cachorro. A veces el perro adulto necesitará decirle al cachorro que pare y se tumbe quieto. Si interfieres, estarás alterando el equilibrio natural entre ellos.
CAPÍTULO 4
Fases de desarrollo
Todos los cachorros siguen el mismo patrón de desarrollo y pasan por las mismas fases desde la infancia hasta la madurez. Es importante conocer esas fases de desarrollo y ser consciente de las respuestas de que es capaz tu cachorro en cualquier momento concreto de su vida. Por eso no debes esperar demasiado de ellos ni perder oportunidades en las fases críticas de su desarrollo.
La velocidad a la que progresan los cachorros varía: algunos pasan varias fases con rapidez, mientras que a otros les cuesta más de lo esperado. Por lo general, los cachorros de razas pequeñas se desarrollan con más rapidez, a menudo alcanzado la madurez antes de cumplir el año, mientras que otros tardan 18 meses en madurar totalmente. A continuación, mostramos una escala temporal a la que se suelen adaptar la mayoría de los cachorros.
Recién nacidos, 0 a 2 semanas
Durante esta corta fase el cachorro sobre todo duerme y mama. Sabe arrastrarse y buscará calor si tiene frío. Necesita a la madre para estimular la micción y defecación, lo cual consigue la madre lamiendo el área genital. Abre los ojos hacia los 10-14 días, pero su visión es deficiente las primeras semanas. Contacto físico cariñoso es cuanto necesita en este período.
Período de transición, 2 a 3 semanas
Empiezan a asomar los dientes. El cachorro aprende a caminar y a lamer líquidos. Los oídos se abren hacia el final de la tercera semana y el sentido del olfato comienza a funcionar. El cachorro desarrolla la capacidad de orinar y defecar solo.
Qué hacer: La responsabilidad de lo que les ocurre a los cachorros durante este período atañe al criador. Se sabe que los cachorros sometidos a cierto estrés durante este período son capaces de afrontar mejor otros tipos de estrés en el futuro. Coger a los cachorros en brazos a diario, observarlos y tal vez pesarlos