CAPÍTULO 3
La nueva familia
El hogar en que se críe un cachorro tendrá un impacto significativo sobre su futuro carácter. Las personas que vivan en el hogar –sean jóvenes o adultos, felices o infelices, agresivos o tímidos– dejarán su impronta en el can. También influirá el que hayan tenido perros con anterioridad y si hay niños en la casa u otros perros o mascotas en la familia.
El perro, un reflejo de nosotros mismos
Si observas a un grupo de cachorros de diez meses y a sus dueños, resulta relativamente fácil saber a quién pertenece cada cachorro. Esto se debe a que los cachorros, cuando maduran, tienden a reflejar directamente el carácter de sus amos, posiblemente porque comparten las mismas experiencias emocionales. Las personas felices y cariñosas, por ejemplo, suelen tener cachorros felices y extrovertidos, mientras que la gente aburrida y desdichada tiende a tener cachorros reservados y apáticos.
Los niños también tienden a ser un reflejo de sus padres. Si durante las clases de adiestramiento los niños se sientan en silencio escuchando atentamente lo que dices, es muy posible que el cachorro también se comporte bien. Si los niños no obedecen a sus padres y no dejan de interrumpir, a pesar de decírseles lo contrario, es muy probable que el cachorro sea revoltoso y travieso. Esto se debe a que la gente tiende a criar a niños y perros del mismo modo que ellos fueron educados por sus padres. Las influencias que configuraron su carácter son similares a las que conformarán el carácter de los niños y el perro, por lo que es posible que sus conductas sean similares.
Piensa en cómo te educaron tus padres. Si te castigaban mucho de niño y te controlaban demasiado, piensa en qué efecto tendrá esto sobre el cachorro que vas a criar. Si te educaron para que fueras extrovertido y abierto, ¿cómo afectará esto a tu cachorro? ¿Estaban tus padres gritándote continuamente en un vano intento por que obedecieras, o asumían el mando con serenidad?
Fíjate en tu propia familia y tus hijos. ¿Manifiestas el temperamento que te gustaría ver en tu perro adulto? ¿Con qué rapidez te enfadas? ¿Qué grado de serenidad muestras? ¿Eres extrovertido y alegre, o eres tranquilo e introvertido? Si sumas las características de tu familia a las de la raza del cachorro que has elegido, tendrás una buena predicción de lo que será el perro cuando llegue a adulto. Si tu predicción de las características futuras del cachorro no es el ideal que te gustaría ver, plantéate modificar su educación para que su desarrollo sea diferente.
Criar juntos niños y un cachorro puede ser bueno para todos si les enseñamos educación y conductas aceptables.
Los cachorros asumirán muchos rasgos de nuestro temperamento al adaptarse a vivir con nosotros, siendo un reflejo de nosotros mismos y de nuestros hijos.
Una vez seas consciente de que puedes elegir la forma de criar a tu cachorro –y de que no tienes que seguir el ejemplo que te dieron tus padres– resulta mucho más fácil decidir el modelo educativo. Si fuera necesario, observa los perros de otras personas y piensa si te gusta su carácter. Si es así, infórmate sobre cómo los criaron.
Debate el método de crianza con el resto de la familia para llegar a un acuerdo y dar los pasos necesarios para que de adulto tu perro tenga un temperamento que se acomode a todos.
Un solo dueño
Las situaciones en las que sólo hay una persona y un perro en el hogar suelen estrechar las relaciones entre ellos. Se invierte tanto afecto, tiempo y esfuerzo en la relación, que se llega a excluir a las demás personas. Así, a menudo se crían perros intolerantes con otras personas, sobre todo con las que se adentran en su territorio.
Además del aislamiento del mundo exterior, a menudo los dueños que viven solos conceden a sus perros privilegios que los dueños con familia están demasiado ocupados para otorgar. Como resultado, el cachorro crece pensando que comparte el mismo estatus que su dueño, lo cual, junto con la falta de socialización, deriva en una indeseable conducta agresiva de protección hacia el dueño.
Si vives solo, necesitarás trabajo adicional para socializar a tu cachorro. Deberás estar especialmente atento a no desarrollar una relación demasiado interdependiente y a evitar concederle demasiados privilegios.
Niños en la familia
Las familias con niños suelen ser animadas y bulliciosas, lo cual es bueno para la socialización. El lado negativo es que a menudo pasan demasiadas cosas como para prestar mucha atención a la educación del cachorro, y los dueños se dejan arrastrar por los acontecimientos para terminar dándose cuenta un día de que el cachorro ha crecido y se enfrentan a un perro adulto sin adiestrar y revoltoso.
En ocasiones los padres están demasiado ocupados para que el cachorro haga ejercicio, juegue y reciba adiestramiento, tareas que a menudo se dejan al cuidado de los niños. Si se les deja a su aire, los niños (especialmente los pequeños) pueden enseñar sin querer malos hábitos al cachorro. Si dejas que un cachorro juegue sin supervisión durante toda su infancia con varios niños jóvenes, terminarás teniendo un perro adulto que ha aprendido a perseguir a las personas, a saltar encima de ellas y a mordisquearles piernas y brazos. La estimulación del movimiento y el deseo de unirse a los juegos de los niños es una conducta natural para el cachorro.
Conocerse y adaptarse unos a otros es bueno para los niños y los cachorros.
Un cachorro que aprende a divertirse persiguiendo animadamente a niños y mordisqueándoles los tobillos no verá nada anómalo en hacer esto de adulto. Los niños pueden pensar que es divertido mientras el cachorro es pequeño y tal vez le animen, pero ya no les parecerá tan gracioso cuando el perro adquiera su total desarrollo. Y peor aun, los niños en el parque que no conozcan a tu perro tal vez no se den cuenta de que quiere jugar cuando se les acerque brincando. No importa lo amistoso que se muestre tu perro, puede asustar lo suficiente a un niño como para que las autoridades crean que es peligroso y está fuera de control, lo cual puede terminar en un juzgado.
Si tienes hijos, asegúrate de que sólo enseñan al cachorro conductas correctas. Instruye a los niños sobre lo que tienen que hacer cuando el cachorro salte sobre ellos y tire y zarandee su ropa; enséñales a mostrar al cachorro lo que quieren y a iniciar juegos aceptables. Una discreta supervisión de sus actividades impedirá que cualquiera de ambas partes aprenda o haga cosas incorrectas.
Recuerda que los niños que empiezan a andar no controlan sus actos y pellizcarán, molestarán y tirarán cosas pudiendo herir al cachorro. Los cachorros, con sus dientes afilados como agujas, también pueden hacer daño y tendrás que estar ahí para intervenir si fuera necesario en nombre de cualquiera de ambas partes. Los niños más mayores pueden molestar o ser intencionadamente crueles, porque están en esa edad en que les gusta experimentar con cuanto les rodea. Los adolescentes suelen estar demasiado interesados en sus propias vidas como para mostrar algo más que un interés pasajero por un cachorro, y probablemente no sea acertado depender de ellos para dar al perro cuanto necesita. No obstante, todos los niños son capaces de manifestar amor y afecto a un cachorro, y a menudo son mejores compañeros de juego que los adultos si se les encamina en la dirección correcta. Premeditando cuidadosamente la situación, criar un cachorro con tus hijos puede y debería ser una experiencia placentera y un proceso educativo para ambos.
Parejas con un cachorro
Las parejas suelen cumplir bien su papel de padres de un cachorro. Si tienes pensado tener hijos en el futuro, asegúrate de socializar a tu cachorro con bebés y niños pequeños.
Otro perro en el hogar
Muchos dueños adquieren un cachorro para que haga compañía a otro perro que ya