Analizada la cultura política de las clases medias, estamos ahora en mejores condiciones para analizar la compleja respuesta de estos sectores a las violencias social, revolucionaria y estatal. Dicho análisis debe comenzar regresando al momento anterior a la irrupción de los estallidos sociales, previo a la escalada de violencia, cuando el retorno de Perón al país no era más que una especulación –al tiempo del relativo éxito económico y calma política de los primeros años de la Revolución Argentina–.
[10] Véase Juan Carlos Portantiero, “Clases dominantes y crisis política en la Argentina actual”, en Oscar Braun (comp.), El capitalismo argentino en crisis, Buenos Aires, Siglo XXI, 1973.
[11] Algunos autores sostienen que la clase media, como identidad reconocida por quienes se consideran sus miembros, se desarrolló como una reacción al surgimiento del peronismo. Véanse, Enrique Garguin, “‘Los argentinos descendemos de los barcos’. The Racial Articulation of Middle-Class Identity in Argentina (1920-1960)”, Latin American and Caribbean Ethnic Studies, vol. 2, nº 2, 2007, y Ezequiel Adamovsky, Historia de la clase media argentina. Apogeo y decadencia de una ilusión, 1919-2003, Buenos Aires, Planeta, 2009.
[12] Maurice Halbwachs, The Collective Memory, Nueva York, Harper & Row, 1980, pp. 128-157 [La memoria colectiva, Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2004].
[13] Véanse, por ejemplo, Oscar Terán, Nuestros años sesentas, Buenos Aires, Siglo XXI, 2013; Carlos Altamirano, “La pequeña burguesía, una clase en el purgatorio”, en Peronismo y cultura de izquierda, Buenos Aires, Siglo XXI, 2011; y Juan Carlos Torre, “A partir del Cordobazo”, Estudios, nº 4, 1994, actualmente reproducido en Ensayos sobre movimiento obrero y peronismo, Buenos Aires, Siglo XXI, 2012. La radicalización del catolicismo en algunos sectores juveniles fue clave en el proceso político general. Sobre el nexo entre católicos y marxistas, véase Beatriz Sarlo, La batalla de las ideas (1943-1973), Buenos Aires, Ariel, 2001, pp. 53-57.
[14] Centro de Investigaciones Motivacionales y Sociales (CIMS), “Estudio de la opinión pública sobre imágenes del presidente y la Revolución”, Estudio nº 47 (Colecciones Especiales y Archivos. Universidad de San Andrés. Argentina). Las categorías pertenecen al CIMS. Véase también “¿Valió la pena hacer la Revolución?”, Panorama, nº 58, marzo-abril de 1968, pp. 36-43.
[15] “Encuestas: dos años de Onganía”, Primera Plana, nº 287, 25 de junio al 1º de julio de 1968, pp. 20-22.
[16] Una reseña crítica de esa perspectiva consta en Sebastián Carassai, “Ni de izquierda ni peronistas, medioclasistas. Ideología y política de la clase media argentina a comienzos de los años setentas”, Desarrollo Económico, vol. 52, nº 205, 2012, pp. 95-117.
[17] Un análisis crítico de la bibliografía acerca de la clase media argentina en los años setenta figura en Sebastián Carassai, The Argentine Silent Majority. Middle Classes, Violence, Political Culture, and Memory (1969-1982), tesis de doctorado, Universidad de Indiana, pp. 9-42.
[18] José Enrique Miguens, “Las interpretaciones intelectuales del voto peronista: los prejuicios académicos y las realidades”, en J. E. Miguens y Frederick Turner, Racionalidad del peronismo. Perspectivas internas y externas que replantean un debate inconcluso, Buenos Aires, Planeta, 1988, pp. 209-232.
[19] Datos construidos sobre la base de Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), “Censo Nacional de Población, Familias y Viviendas 1970. Resultados obtenidos por muestra. Total del país”, Buenos Aires, Indec, 1970, pp. 19-20.
[20] La Alianza Popular Revolucionaria (Alende-Sueldo) obtuvo el 7,43%, el Partido Socialista de los Trabajadores (Coral-Sciappone) el 0,62%, y el Frente de Izquierda Popular (Ramos-Silvetti) el 0,41%.
[21] Rodolfo Pandolfi, “El voto de los argentinos”, Análisis-Confirmado, nº 616-394, 2 al 8 de enero de 1973, pp. 10-16.
[22] Santiago Bergadá, Guillermo Fretes y Juan Ramos Mejía (h), “Universidad: muchos estudiantes pueden pagar”, Carta Política, nº 37, noviembre de 1976, pp. 52-53.
[23] El 50,5% restante se repartió entre la Unión Cívica Radical (Balbín-Gamond) 21,29%, la Alianza Popular Federalista (Manrique-Martínez Raymonda) 15,17%, la Alianza Popular Revolucionaria (Alende-Sueldo) 7,56%, la Alianza Republicana Federal (2,96%), el partido Nueva Fuerza (Chamizo-Ondarts) 2%, el Partido Socialista Democrático (Ghioldi-Balestra) 0,93%, el Partido Socialista de los Trabajadores (0,63%) y el Frente de Izquierda Popular (0,41%). En conjunto, los frentes de izquierda alcanzaron menos del 10% de los sufragios. Más del 40% correspondió a las fuerzas de centro y centroderecha.
[24] Manuel Mora y Araujo y Peter Smith, “Peronism and Economic Development: The 1973 Elections”, en F. Turner y J. E. Miguens (eds.), Juan Perón and the Reshaping of Argentina, Pittsburgh, University of Pittsburgh Press, 1983, p. 175.
[25] “Vicente Solano Lima: ¿amigo o enemigo?”, Confirmado, nº 393, 15 al 21 de mayo de 1973, p. 11.
[26] Las palabras son de Carlos Altamirano, “Peronismo y cultura de izquierda (1955-1965)”, en Latin American Studies Center Series, nº 6, University of Maryland at College Park, 1992, p. 5.
[27] Véase CIMS, “Pronóstico electoral de las elecciones presidenciales…”, Estudio nº 112 [O.P. 32] (Colecciones Especiales y Archivos, Universidad de San Andrés, Argentina).
[28] Véase Darío Cantón, Jorge Raúl Jorrat y Eduardo Juárez, “Un intento de estimación de las celdas interiores de una tabla de contingencia basado en el análisis de regresión: El caso de las elecciones presidenciales de