[30] Tulio Halperin Donghi, La larga agonía de la Argentina peronista, Buenos Aires, Ariel, 1994, pp. 61-62.
[31] Véase Rodolfo Terragno, “Perón y Balbín no entraron en una componenda”, Clarín, 12 de septiembre de 2010.
[32] “Perón-Montoneros y FAR. Los tramos más importantes”, El Descamisado, nº 17, 11 de septiembre de 1973, p. 4.
[33] “Cámpora-Lima: La fórmula de la discordia”, Panorama, nº 295, 21 al 27 de diciembre de 1972, p. 14.
[34] Heriberto Kahn, “Los vaivenes dentro del poder”, Carta Política, nº 12, primavera de 1974, p. 12.
[35] “Informe Licastro: Por qué Perón presidente”, Panorama, nº 325, 2 al 8 de agosto de 1973, p. 15.
[36] Véase IPSA POLL # 1972-OP010: ELECTIONS [computer file]. Roper Center for Public Opinion Research Study ARIPSA1972-OP010 Version 3. Institute IPSA, SA [producer], 1972. Storrs, CT: The Roper Center for Public Opinion Research, University of Connecticut [distributor], 2006, question 12.
[37] “Una encuesta oficial”, Panorama, nº 306, 8 al 14 de marzo de 1973, 17. Más del 70% de los encuestados pertenecía a las clases medias.
[38] Véase “La clase media fue el principal oyente del diálogo con el líder justicialista”, La Opinión, 6 de septiembre de 1973.
[39] Juan D. Perón, “Mensaje dirigido al pueblo argentino desde los balcones de la Casa de Gobierno”, 12 de junio de 1974.
[40] Félix Luna, “El tercer Perón”, Panorama, nº 331, 20 al 26 de septiembre de 1973, p. 36. La Hora del Pueblo fue un nucleamiento multipartidario concretado hacia finales del año 1970 del que participaron el Justicialismo, la Unión Cívica Radical del Pueblo, y los partidos Socialista Argentino, Conservador Popular y Bloquista.
[41] “Discurso del General Perón en la CGT”, 2 de noviembre de 1973.
[42] Íd.
[43] Discurso de Perón, 1º de mayo de 1974.
[44] Además del FREJULI, en esta oportunidad sólo se presentaron la Unión Cívica Radical (24,42%), la Alianza Popular Federalista (12,19%) y el Partido Socialista de los Trabajadores (1,52%).
[45] Heriberto Kahn, “El poder va hacia el centro”, La Opinión, 2 de septiembre de 1973, p. 1.
[46] Jorge Lozano, “La patria infantil”, Carta Política, nº 1, invierno de 1974, p. 13.
[47] En la apertura de las sesiones del Congreso del año 1974, luego de afirmar que “para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”, Perón celebró “felizmente” vivir en una Argentina en paz y civilizada. Reñida con la realidad, la descripción buscaba anatematizar a los “inadaptados”. “Agentes del desorden son los que pretenden impedir la consolidación de un orden impuesto por la revolución en paz que propugnamos y aceptamos la mayoría de los argentinos”, dijo Perón, “agentes del caos son los que tratan, inútilmente, de fomentar la violencia como alternativa a nuestro irrevocable propósito de alcanzar en paz el desarrollo propio […] Superaremos la subversión. Aislaremos a los violentos y a los inadaptados”. En sintonía con el discurso militar anterior y posterior al gobierno peronista, Perón describió esa violencia como llegada desde el exterior, ajena al ser nacional. “No ignoramos que la violencia nos llega también desde fuera de nuestras fronteras”, señaló. Inadaptada y al servicio de ideologías foráneas, la juventud radicalizada quedaba así aislada de “la mayoría de los argentinos”. “Discurso del presidente Perón ante la Asamblea Legislativa al inaugurar las sesiones ordinarias”, 1º de mayo de 1974.
[48] Entrevista a Ítalo Luder, “El justicialismo debe recuperar a la clase media”, La Opinión, 6 de enero de 1976. Véase también “Encuesta: ¿Qué tendría que ocurrir en la Argentina en 1976? Pero, ¿qué piensa usted que va a ocurrir?”, Extra, nº 127, enero de 1976, pp. 24-26.
[49] En 1956, Ernesto Sabato narró una escena que luego devino símbolo de la ceguera antiperonista. Reunido con familias de buen nombre en una casona de la ciudad de Salta, “aquella noche de septiembre del 55”, escribió Sabato recordando el derrocamiento de Perón, “mientras los doctores, hacendados y escritores festejábamos ruidosamente en la sala la caída del tirano, en un rincón de la antecocina vi cómo las dos indias que allí trabajaban tenían los ojos empapados de lágrimas”. El otro rostro del peronismo, Buenos Aires, s.e., 1956, p. 40. El peronismo tenía otro rostro y no sólo el que hasta entonces veían sus detractores.
[50] Para una elaboración más extensa de este punto, véase Sebastián Carassai, The Argentine Silent Majority. Politics, Violence, and Memory in the Seventies, Durham, Duke University Press, 2014.
Excurso I
Esperando a la violencia
“En un mundo que parece arder por todos los costados”, escribió el semanario Panorama en febrero del año 1969, “la Argentina resulta una isla de orden”.[51] A partir de una indagación realizada en las primeras semanas de ese año, la revista afirmaba que en la universidad, el sindicalismo, el empresariado, la iglesia y el ejército reinaba la calma. Un mes antes, en un artículo que sintetizaba los conflictos resueltos sin mayores problemas durante el año anterior, el mismo semanario aseveró que 1968 había sido “un año socialmente pacífico”.[52] No era esa una evaluación solitaria. En una nota dedicada a reseñar los conflictos estudiantiles en Estados Unidos, Italia, Alemania, Francia, Europa oriental, Japón y América Latina, el periodista Heriberto Kahn escribió que “la Argentina aparece en estos momentos [abril de 1968] como una de las naciones del mundo donde el estudiantado no se halla convulsionado”.[53] La comparación con lo que sucedía en el mundo era habitual en los observadores locales, que no dejaban de asombrarse ante la tranquilidad que ofrecía el panorama argentino, “tanto más pacífico, ordenado y conformista cuando se lo compara