Mito número 15
«El uso de pesticidas y transgénicos es inofensivo para la salud»
El uso de pesticidas es nocivo para los insectos que atacan los cultivos, pero no solamente los pesticidas enferman a los campesinos y a los trabajadores que los utilizan; el uso de pesticidas empobrece los suelos, los vuelve infértiles, porque al matar las plagas matan además toda la vida que pobla la tierra y que permite que los suelos produzcan verdaderos alimentos cargados de nutrientes, de sustancias que nos brindan los elementos necesarios para vivir y gozar de salud. Los daños que causan los pesticidas no se quedan ahí porque ese veneno llega a la boca de quienes consumen esos productos, aunque les pelen, les laven o cocinen antes de ingerirles. ¿Qué se puede esperar de una alimentación a base de transgénicos que llevan en su patrimonio genético este tipo de productos químicos de síntesis?
La química de síntesis fabrica sustancias artificiales, sintéticas. Sus efectos son, en general, nocivos, porque el conglomerado arbitrario de sustancias y elementos que no tienen coherencia natural, como en el caso de lo que la naturaleza produce, necesita de muchísimas décadas antes de establecer su carácter verdaderamente inofensivo y ese protocolo jamás suele ser respetado. La paciencia no es una cualidad del sistema de mercado. Las sustancias sintéticas tratan de imitar a la naturaleza, pero no desde la observación atenta y respetuosa, sino desde una perspectiva muchas veces arrogante y sumamente irresponsable. Con sus debidas excepciones.
Para validar el uso de pesticidas en la alimentación se inventó una medida que supone que el consumo de veneno en pocas cantidades es inofensivo para la salud de los seres humanos. Dos sorpresas: aquella medida todavía en vigor nunca ha sido comprobada científicamente, es decir, de manera experimental. Segundo: un poco de veneno de vez en cuando puede que no sea fatal para el uso humano, pero la cantidad de veneno aumenta y sus efectos se complican cuando se suman no solo los diversos químicos que se usan en la producción agrícola, sino aquellos que se utilizan para dar sabor, color, olor, textura y tantas otras características de la comida «moderna»51.
En los años 1950, el científico francés, René Truhaut, toxicólogo, solía citar al suizo Paracelsus, que en el siglo XVI había dicho que «solo la dosis hace al veneno». El mismo Truhaut llegó un día, sin embargo, a la conclusión de que, en realidad, «el uso prolongado, de aquellos productos de la química de síntesis, es fatal, incluso en pequeñas cantidades, porque pueden provocar cáncer»52. Hace algunas décadas que se conocen los orígenes del cáncer, pero los intereses comerciales han sido y siguen siendo poderosos.
La Revolución Verde se desarrolló y se enraizó en nuestro mundo porque gracias a ella muchos grupos han podido mantenerse en el poder y acumular posesiones, cada vez más. Mientras la riqueza de los países siga siendo medida y entendida a través del PIB, la humanidad seguirá su marcha hacia su propia destrucción, la belleza del medio ambiente no es la única afectada, los seres humanos que habitamos este Planeta somos las primeras víctimas, incluso aquellos que siguen enriqueciéndose a través del crecimiento del PIB y del comercio a gran escala.
Mucha gente del «Primer Mundo», busca en nuestros días en aquel «mundo subdesarrollado», ahora llamado «en desarrollo», modelos de vida para imitar, mas esas formas de vida no son los de las grandes ni de las pequeñas ciudades, todas ahora iguales en el Planeta Tierra, sino los varios modos de vida comunitaria de los pueblos aborígenes cada vez más acorralados, siempre perseguidos por el desarrollo urbano e industrial.
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51 Robin, 2010.
52 René Truhaut, toxicólogo francés, habla sobre esto en el documental del año 1964 titulado « Le pain et le vin de l’an 2000 », El pan y el vino del año 2000. Fue miembro de la FAO/OMS, presidió varios comités de expertos sobre la toxicidad de los productos químicos en la alimentación. Robin, 2010.
Mito número 16
«Aún existen pueblos que viven en la Edad de la Piedra»53
El concepto de prehistoria fue inventado en la mitad del siglo XIX en Occidente porque en el transcurso de aquel siglo, los descubrimientos paleontológicos y geológicos fueron dando fe de vestigios humanos mucho más antiguos que el diluvio bíblico y, sobre los cuales, no hablan, ni la Biblia ni los clásicos griegos ni los romanos.
Entre 1860 y 1870 cuando se quiso establecer la alta antigüedad de la historia humana, los europeos intensificaron las búsquedas de vestigios en todo el mundo; de lo ya encontrado en Europa se fueron a buscar en Sudáfrica, en la India, en América. Privilegiando la versión contada desde Occidente, se usaron los vestigios encontrados con cierta lógica «evolucionista» para demostrar que todas las sociedades pasan por los mismos estadios, en los mismos momentos. Sin embargo, ahora se sabe que todos los pueblos —a los que Occidente llamó primitivos— también evolucionaron, también se han transformado, todos esos pueblos tienen prehistorias que les son propias. Hoy en día, los especialistas saben que la edad de la piedra no es un período universal, la creencia predomina empero, porque es la que se sigue enseñando a los infantes y a los jóvenes escolares.
La idea del otro como aquel que no hace parte del nosotros es una figura construida por el pensamiento occidental para establecer distancias y diferencias entre, el nosotros —nuestra propia historia, nuestra propia prehistoria, nuestro desarrollo...— y los pueblos, sociedades y civilizaciones, con las que —el nosotros— se encuentra durante la colonización. La distinción entre historia y prehistoria en el medio académico y científico es una cuestión técnica, de metodología. Prehistoria es el estudio del pasado basándose, no en textos, sino en otras fuentes tales como: las tradiciones orales y los restos arqueológicos. Los restos arqueológicos, considerados cultura material, corresponden a vestigios y monumentos. El conjunto de las fuentes descritas, tradiciones orales y restos arqueológicos, proporciona informaciones que pueden complementarse con fuentes escritas; la información de las fuentes pueden a veces, sin embargo, resultar contradictorias entre ellas. El conjunto de tradiciones y de restos prehistóricos permite conjeturar la interacción de los seres humanos con el medioambiente en momentos determinados del pasado.
Es común creer que, antes de las grandes civilizaciones con historia escrita, existió un período incipiente sin pruebas de evolución en las sociedades humanas. De esta creencia se concluye de manera arbitraria que los grupos humanos tribales de nuestra época continúan en la edad de la piedra, pero todos esos pueblos, que tienen formas de vida muy distintas al estilo de vida impuesto por Occidente, hacen parte de nuestra era con sus propios modos de vida, su propia tecnología, su propia cultura material... también han evolucionado a través de la historia.
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53 Para más información sobre este tema se puede recurrir al trabajo de la antropóloga Anne Christine Taylor (especialista de la Amazonía y directora de Investigaciones en el Museo de Quai Branly en París) quien dirigió la edición del libro colectivo titulado en francés: La préhistoire des autres (La prehistoria de los otros. Nuevas Perspectivas arqueológicas y antropológicas) junto al