El carácter de la filosofía rosminiana. Jacob Buganza. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Jacob Buganza
Издательство: Bookwire
Серия: Biblioteca
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9786075028804
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antiguos concibieran que lo verdaderamente ente es lo inmutable; las cosas subsistentes, sometidas de continuo al cambio, son entes impropiamente. De ahí que la ciencia sea el conocimiento de lo que es la esencia, esto es, de la οὐσία, ya que esto es lo que siempre es; en otros términos, son las esencias las que propiamente existen. Tanto en Platón como en Aristóteles, esta concepción se encuentra arraigada y trasciende sus fronteras instalándose en la filosofía posterior, como sucede por ejemplo con Boetio y su idea de que la sapientia es “rerum que sunt comprehensio”. La diferencia entre Platón y Aristóteles es visualizada acertadamente por Rosmini, quien escribe: “Tutti gli argomenti che usa Aristotele a confutare le idee di Platone, hanno virtù di provare questo solo, che le idee non esistono fuori de una mente, ma cessano interamente di aver il minimo di valore, ove si ponga, che le idee siendo in una mente”. 71 Aristóteles señala a Platón que las ideas o esencias de las cosas no están sino en el alma, aunque Rosmini piensa que Platón lo entendió así. 72 Empero, el filósofo roveretano piensa –contra el platonismo, aunque no contra Platón directamente, y más en la línea agustina–, que colocar las ideas fuera de la mente implica cambiar de locus el problema. En efecto, en lugar de preguntar e intentar indagar cómo es que nace el conocimiento, insiste en preguntar cómo nació el conocimiento en el mundo de las esencias o, como dice Rosmini, “come fosse nata la cognizione nelle stelle”. 73 Y es que en el fondo estas ideas adquieren un carácter divino que las hace caer en una suerte de idolatría, ya que parecen convenir en ellas los atributos divinos. De ahí que los santos padres de la Iglesia se dedicaran, en buena parte, a combatir este error teológico; pero explicar este desarrollo conceptual nos llevaría por otros derroteros.

      En Rosmini, además de encontrarse una metafísica de la esencia (que no es en absoluto despreciable), encontramos una metafísica del ser. En Rosmini es posible rastrear una metafísica que sostiene, por una parte, modalidades del ser, y por otra, intensidades del ser, siendo precisamente la existencia de la primera de las intensidades; las restantes no podrían darse sin el esse, que puede interpretarse como actus actorum. En efecto, Rosmini sostiene que el ser puede darse de tres modos: el ideal, el real y el moral. Además, los entes participan del ser con distintas intensidades, que van desde el ser necesario hasta los entes contingentes. Dependiendo del contexto, Rosmini acentúa alguno de los tres modos en los cuales el ser se actualiza. Por ejemplo, en el Rinnovamento della filosofia in Italia, afirma: “Distinguiendosi appunto nell´essere realmente due forme o modi primordiali, che io chiamo la realità e l´idealità, l´essere reale e l´essere ideale; niente vieta che l´essere ideale, la conoscibilità essenciale, in quanto si trova congiunta e identica essencialmente colla realità assoluta, appellisi il Verbo di Dio”. 74 La filosofía rosminiana nos permitiría decir, por ejemplo, que el ser sólo se da en su entidad metafísica a través de todos los modos unidos, esto es, el ser es ideal, real y moral; ahora bien, si hay relación entre el ser ideal y real, y siendo la relación entre ambos lo que viene a llamarse verdad; es claro que esta última consiste en la relación que se establece entre la forma ideal y la forma real. Si esta relación se pone de manifiesto en el juicio, entonces la idealidad apunta hacia la realidad; de ahí que el ser ideal apunte al ser real. Tal vez en esta clave puede leerse lo siguiente:

      El ser no es, pues, solamente el primer objeto de conocimiento intelectual en el sentido de que está implicado ya desde el primer objeto conocido, sino también en este sentido: que está implicado en todo objeto conocido, y que todo conocimiento, cualquiera que sea su objeto, es también y en primer lugar conocimiento del ser. Pero como todo ens incluye su propio esse, todo conocimiento real resuélvese finalmente en la composición de una esencia con su existencia, cuando ambas son afirmadas como unidas en la unidad de un ser, por acto de juzgar. 75

      La limitación del ser es sólo atribuible al hombre, en razón de su misma constitución finita; pero sucede que el ser es infinito, ya que es considerado en sí mismo “ab infinitis et infinitis modis participari possibile est”. 76 Reiteramos, simplemente, que la limitación hay que atribuirla sólo al hombre y no al ser mismo, que en último término apunta a Dios. 77

      5. Conclusiones

      Este trabajo no ha tenido otra intención que la de exponer algunas de las críticas tomistas efectuadas a la Fundamentalontologie de Heidegger, siguiendo a sus más preclaros exponentes. Hemos visto, primero, que en Heidegger se da una renuncia a la fundamentación ontológica del ente en pos del método fenomenológico, que no llega sino a la periferia del ente. En segundo lugar, el método seguido por el filósofo de Friburgo parece limitar el conocimiento humano a la intuición sensible, por lo cual no logra alcanzar, precisamente, la fundamentación ontológica. En tercer lugar, con respecto a la antropología filosófica, al reducir el conocimiento al conocimiento sensible, el hombre queda asimismo reducido, de donde, en cuarto lugar, el intellectus humano no posee distinción de grado con respecto al conocimiento sensorial, lo cual vuelve ininteligible que el hombre sea capaz de captar en su máxima inteligibilidad al ente y sus constitutivos, a saber, el ser y la esencia, que no están necesariamente dotados de materialidad.

      En quinto lugar, la develación del ser es distinta en ambas filosofías, ya que Tomás de Aquino se enfoca a develar el esse del ente, el cual no es sino la actualización de la essentia, rechazada frecuentemente por Heidegger. El esse es, para el tomismo, el acto primero del ente, es decir, su primera perfección; el tomismo de forma insistente señala el doble constitutivo del ente, ya que la essentia no se da factualmente sin el esse, pero el esse no se da sin la essentia, a la cual actualiza. En sexto lugar se aprecia la diferencia que aporta el platonismo en la filosofía tomista, en relación con la participación, porque siendo el ente contingente, es decir, pudiendo no ser en vez de ser, es necesario que el esse sea participado por algo que lo posea esencialmente, a lo cual la tradición tomista llama Ipsum Esse Subsistentes, que no es sino Dios. Pero, en el fondo, las discrepancias se refieren a la manera de entender la metafísica. Para Tomás de Aquino la prima philosophia y la theologia se ordenan, en último análisis, al conocimiento de Dios, y por tanto se habla de scientia divina. Para decirlo con Gilson, la ciencia de los primeros principios del ser se ordena por completo al conocimiento divino, a saber, el ser que es pura y simplemente: “La ciencia de la esencia del ser en general no está en ella sino en vista de la ciencia del supremo Existente”. 78 . En el punto de partida hay divergencias, aunque en algunos otros sitios haya convergencias, pero si el punto de partida es distinto, esto es, la manera en que ha de entenderse la metafísica es conceptualizada de manera diferente, es seguro, por no decir necesario, que la ontología que se sustente sea asimismo diversa.

      Rosmini, ¿ontologista?

      1. Introducción

      En este trabajo se tiene como intención examinar si en verdad la filosofía de Antonio Rosmini cae en el ontologismo. Para ello, se recurre al novedoso texto de Alan Vincelette, Recent Catholic Philosophy. En este último, nos parece que el ontologismo al menos puede entenderse de tres maneras, por lo cual revisaremos dentro de cuál de esta tripleta de acepciones podría encuadrarse a Rosmini. En este contexto, discutiremos la postura de Vincelette recurriendo a algunos textos poco advertidos de Rosmini contenidos en la Storia comparativa e critica dei sistema intorno al principio della morale.

      2. Desarrollo

      Es frecuente encontrar clasificado a Antonio Rosmini entre los ontologistas, aunque no siempre queda claro por qué es así. El propósito de este trabajo consiste en visualizar si tal tesis es cierta. Para ello, nos serviremos del excelente texto de Alan Vincelette que lleva por título Recent Catholic Philosophy, en él su autor, como buen estudioso de la historia de la filosofía, comienza dando una noción de ontologismo que ha de servir de guía para su exposición, lo cual equivale a querer aclarar en qué sentido se afirma que un autor pertenece a una corriente específica. Ahora bien, nos parece que la definición de la que echa mano está reelaborada de tres maneras que vale la pena analizar con detalle, ya que a manera de hipótesis nos dará la pauta para apreciar si Rosmini es o no un ontologista, y si lo es, en qué sentido.

      Lo primero que escribe Vincelette acerca del ontologismo es lo siguiente: “Ontologismo es la concepción de que todos los hombres pueden adquirir una visión directa de Dios (o de un componente de Dios), en esta vida” 79 . Como se desprende