educación y mejora de las condiciones sociales. Nuevas poblaciones llegaron del resto del imperio, en particular los judíos askenazíes. El período también está marcado por la intervención de grandes arquitectos. Sin modificar el casco antiguo otomano, diseñaron edificios que cambiaban el aspecto de la ciudad, como el nuevo ayuntamiento (Biblioteca nacional, 1885), la catedral del Sagrado Corazón (1889) y el edificio central de Correos (1907) por Josip Vancaš, el Teatro Nacional (1899) y el Museo Nacional (1912) por Karlo Paržik. El resultado es una mezcla única de inspiración occidental, otomana, pero también árabe que da origen al estilo neomorisco. Sarajevo es también la primera ciudad de esta parte de Europa con un tranvía a partir de 1885. Si bien los austrohúngaros consiguieron modernizar la ciudad, no modificaron las estructuras sociales heredadas de los otomanos. Los grandes terratenientes seguían siendo esencialmente musulmanes. Esto seguía generando un profundo sentimiento de injusticia, especialmente entre la minoría serbia. Esta situación tendrá como consecuencia directa el asesinato del heredero del imperio, Francisco Fernando, el 28 de junio de 1914 en Sarajevo. Un acontecimiento que provocará el desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial y la desaparición del Imperio austrohúngaro.
Reino de Yugoslavia (1918-1941). Estos años están marcados por el completo borrado de Sarajevo como centro político. El último gobernador austrohúngaro todavía no había partido y Belgrado envió al ejército serbio para tomar el control de la ciudad el 6 de noviembre de 1918. Los representantes políticos del país dieron su consentimiento, por las buenas o por las malas, a que Bosnia-Herzegovina integrase el nuevo reino, pero el pueblo de Sarajevo manifiestó abiertamente su oposición en la calle. En particular, los musulmanes temían ser tratados como ciudadanos de segunda clase. Se produjeron disturbios que causaron varios muertos en la comunidad. La Gran Guerra aún no había terminado y nadie en Europa quería oír hablar de la ciudad maldita donde todo comenzó. En febrero de 1919, Charles Rivet, gran periodista del periódico francés LeTemps (El tiempo), es uno de los pocos observadores extranjeros que se desplazó hasta el lugar. Constató una «serbización» de la ciudad. Preocupado por la suerte de los musulmanes, interpeló directamente al gobierno francés. Su acción permitió que se modificara el Tratado de Saint-Germain-en-Laye, que abarcaba los antiguos territorios austrohúngaros: en 1921 se añadió una cláusula relativa a la protección de las minorías musulmanas. Lo cual no impidió que una parte de los bosnios fuesen expulsados de las regiones de mayoría serbia. Sarajevo, por su parte, se libró de la limpieza étnica. La estructura de la población de la ciudad apenas había cambiado desde el último censo realizado por las autoridades austrohúngaras en 1910. En 1924, se contaban 22.500 musulmanes, 19.000 católicos, 16.500 ortodoxos y 7.500 judíos. Las estadísticas serán aproximadamente las mismas en 1930 y 1938. Con una excepción: en 1938, los habitantes judíos ya no aparecen. Se trata en realidad del primer acto de resistencia de la ciudad frente al aumento del antisemitismo. Mientras que el Reino de Yugoslavia acababa de promulgar sus primeras «leyes judías», sobre todo para asegurar la benevolencia de la Alemania nazi, el ayuntamiento de Sarajevo optó con prudencia por no publicar las cifras de su población.
Segunda Guerra Mundial (1941-1945). Sarajevo es el símbolo del martirio sufrido por los yugoslavos durante el conflicto, en el corazón de todas las persecuciones, pero también de todas las divisiones. La ciudad es la más multiétnica del reino a la vez que cuenta con la mayor comunidad judía. Mientras que la guerra arrasó Europa desde 1939, la «pequeña Jerusalén» era un refugio, por lo que la población judía pasó de 7.500 a aproximadamente 10.500 personas en vísperas de la invasión el 6 de abril de 1941. Ocupada por los alemanes desde el 15 de abril, la ciudad fue confiada a sus aliados, los oustachis croatas. Estos apuntaban abiertamente al exterminio de todos los individuos no croatas de la población: judíos, romaníes y también serbios. A imagen del arzobispo católico de Sarajevo, Ivan Šarić (cuyo retrato sigue en la catedral del Sagrado Corazón), la mayoría de los croatas de la ciudad prestaron su apoyo a las nuevas autoridades. Los bosnios, considerados como «croatas musulmanes», incluso «arios musulmanes», también se vieron alentados a colaborar. El 17 de abril, algunos de ellos participaron en el saqueo y el incendio de la sinagoga más grande (Il Kal Grande), construida en 1931. Pero los lazos entre comunidades seguían siendo fuertes. De inmediato se pusieron en marcha redes para salvar a los judíos y refugiarlos en familias serbias, croatas o bosnias. El director musulmán del museo de la ciudad, Jozo Petrović, será famoso por haber salvado la Haggadah de Sarajevo, el libro más valioso de la comunidad sefardí. La solidaridad también favorece a otras minorías. El 14 de agosto, los líderes religiosos bosnios firmaron la «resolución de los musulmanes de Sarajevo» condenando públicamente la persecución de los serbios. El 30 de agosto, los mismos líderes consiguieron que los romaníes musulmanes se librasen. La movilización fue tal que, en noviembre de 1941, los oustachis acusaron a toda la población de la ciudad de sabotear las operaciones de deportación de los judíos. Sin embargo, menos de un año después, en agosto de 1942, casi todos los judíos de Sarajevo fueron exterminados en el campamento de Auschwitz (Polonia) y Jasenovac (Croacia). Otras divisiones aparecieron en los años siguientes. Algunos habitantes serbios se unieron a las filas de los Tchetniks para combatir unas veces a los oustachis, otras veces a los seguidores de Tito. Los alemanes crearon la 13ª División de Montaña de la Waffen SS Handschar, compuesta mayoritariamente por musulmanes bosnios. Esta unidad, formada en Francia, volvió a Bosnia en febrero de 1944 y participó en operaciones antipartidistas en la región de Sarajevo. Aunque la ciudad no tuvo una importante actividad de resistencia, la parte meridional de la región, con los montes Igman y Bjelašnica, constituye uno de los principales maquis de los guerrilleros a partir de 1942. Ahí es donde se desarrolló uno de los episodios más destacados de la Segunda Guerra Mundial en los Balcanes: la batalla de Neretva, en marzo de 1943. La historia sostiene que Sarajevo fue liberado por el ejército de Tito el 6 de abril de 1945, cuatro años justos después de la invasión alemana. En realidad, los combates duraron cuatro días más, marcados por masacres cometidas por los oustachis que afectaron a todas las comunidades. El 9 de abril se designó la ciudad como capital de la República de Bosnia y Herzegovina, integrada en la nueva Yugoslavia socialista.
Yugoslavia socialista (1945-1992). Durante este período, la ciudad experimentó una gran expansión con una fuerte industrialización y la construcción de nuevos barrios, pasando de 115.000 a 435.000 habitantes. Desde el principio, los líderes comunistas prestaron la máxima atención al desarrollo de Sarajevo. Era una cuestión de urgencia. Prácticamente no habían habido cambios desde el período austrohúngaro. La ciudad también sufrió muchas destrucciones durante la guerra y el casco antiguo otomano estaba en declive. Tanto es así que primero se planeó destruir Baščaršija para revitalizar la ciudad. Más de doscientos edificios del período otomano fueron derribados, pero el proyecto se abandonó rápidamente en beneficio de un desarrollo hacia el oeste. Cerca del barrio austrohúngaro es donde erigieron los primeros edificios modernos, como el edificio Džidžikovac (en la calle del mismo nombre), de estilo Bauhaus, diseñado por Muhamed y Reuf Kadic en 1947, la nueva estación ferroviaria (1952), el Museo de Historia (1958) y la torre Energoinvest (1962, calle Branilaca Sarajeva). Después, para hacer frente a la nueva afluencia de habitantes, en 1964 se adoptó un plan general de urbanismo. Se construyeron inmensos conjuntos de viviendas a lo largo del Miljacka, desde Alipašino polje hasta Ilidža, con la creación de los barrios de Novi Grad y Novo Sarajevo. El estilo arquitectónico, más práctico que estético, se liberó con gusto de cualquier referencia al pasado para favorecer la cohesión entre comunidades. De esta inmensa masa de hormigón, pocos elementos destacan exceptuando el centro Skenderija (1969) diseñado por Živorad Janković, Halid Muhasilović y Ognjen Malkin. Un polo industrial se desarrolla en el noroeste de la ciudad, en Vogošća, alrededor de la fábrica de automóviles Pretis (Preduzeėe Tito Sarajevo) creada en 1948. En la década de 1960, se produjeron en primer lugar motocicletas y coches alemanes NSU Prinz, antes de la creación del consorcio TAS (Tvornica Automobila Sarajevo) en 1972 con Volkswagen. Hasta el inicio de la guerra, en 1992, 300.000 vehículos saldrán de la planta de TAS, cuyos modelos Golf I y II aún se ven